23 diciembre 2021

Annalena Bilsini

Esto es que Annalena se muda al campo con sus cinco hijos, bueno, con cuatro, porque el otro estaba haciendo el servicio militar, aunque luego vuelve a casa… Me adelanto. Osea está casado con Gina y tiene dos niños, Primo y Secundo. El resto de los hijos son Giovanni, Bardo y Baldo, y vive también con ellos el tío Dionisio. Las vicisitudes de esta familia tirando para adelante en un entorno rural constituyen la trama de esta novela realista con toques poéticos. Los hijos dan sus quehaceres respectivos, sobre todo el Pietro, el militar, egoísta de tomo y lomo que busca matrimoniar por interés con la hija del arrendador mientras trata de seducir a su insatisfecha cuñada. Por su parte, Annalena rechaza las pretensiones del arrendador, Giannini, casado con una enferma mental… Todo ello no conduce a un desenlace destructivo, como en las novelas naturalistas de su tiempo, porque los personajes saben, como la voz narradora, que el “instinto que el Señor ha concedido al hombre [es] solo para que este pueda vencerlo”.

Desconozco si hay antecedentes o consecuentes de esta historia, pero se presta a ello, por sus posibilidades de “saga”. La autora es Grazia Deledda, cuyo nombre simplemente me sonaba. Por lo visto, es la segunda mujer a la que dieron el Premio Nobel, dato que me trae bastante al fresco.

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Puer natus est nobis

 


18 diciembre 2021

No es propio de mujeres

Otra vez Nueva Revista, 178. En esta ocasión, Antonio Rubio comenta el libro La guerra no tiene rostro de mujer, de Svetlana Alexievich:

…los mandos militares exigían a las mujeres que no se compadecieran del enemigo. Por el contrario, deberían esforzarse por odiarlo. Pero, como bien recuerda la autora, odiar y matar no es propio de mujeres.

Las que acababan entrando en esa terrible dinámica tuvieron que hacerse violencia a sí mismas, y se convirtieron en mitad ser humano y mitad animal.

Pienso en las que abortan. Si esa mitad humana acaba predominando, se suicidan o cambian de vida en sentido cristiano; si predomina la mitad animal, se hacen militantes feministas, cuyo destino no es mucho mejor que el de las suicidas.



16 diciembre 2021

¿Tiene la derecha española

autoridad moral para criticar la ley de Memoria histórica? ¿Es que no han contribuido durante cuarenta años a hacerla posible no hablando del franquismo (el régimen en el que se formaron y que hizo posible el actualmente vigente) más que para denigrarlo?

La torpeza llega al colmo (del ridículo) cuando para atacar la dichosa ley empiezan metiéndose… ¡con el franquismo! Es lo que hace Emilio Lamo de Espinosa en Nueva Revista (número 178, “España, México y la leyenda negra”) cuando recuerda, al inicio de su artículo, y para mostrar su carácter totalitario, que un alcalde franquista utilizó ante Himmler la expresión memoria histórica

En fin, lasciate ogni speranza. O, en castizo, contento me tenéis…



12 diciembre 2021

Nihil novum

John Stuart Mill, en Sobre la libertad:

No es suficiente con una protección contra la tiranía del magistrado, también es necesaria otra contra la tiranía de la opinión y los sentimientos prevalecientes, y contra la tendencia de la sociedad a imponer, por medios distintos a las sanciones civiles, sus propias ideas y prácticas como normas de conducta a quienes disienten de ellas, y contra su propensión a obstaculizar el desarrollo y, si pueden, a impedir la formación de toda individualidad discordante.

(Citado por Juan José Lavilla Rubira en Nueva Revista, 178, “Nuevos retos para un derecho fundamental”)

Cuando aquellas “individualidades discordantes”, entonces llamadas librepensadores, prevalecieron, se hubiera dicho que esa “tiranía de la opinión” iba a acabar. Sin embargo, sus herederos se aplican a “imponer sus propias ideas y prácticas” con más fuerza si cabe que los viejos órdenes establecidos.



07 diciembre 2021

Cuerpos y almas

Que esta novela fuese best-seller en los años 60 dice mucho de los lectores de aquel tiempo, porque la verdad es que no resulta nada complaciente en sus primeros capítulos, dedicados a mostrar el ambiente de las facultades de medicina en la Francia de su tiempo (hacia 1940); ambiente poco recomendable desde el punto de vista de la ética profesional, con unas descripciones durísimas de operaciones quirúrgicas y sin que veas la trama prácticamente hasta la parte segunda.

Una trama que viene dada por el contraste entre los malos médicos y el protagonista, Michel, hijo del afamado doctor Doutreval, que se entrega a su profesión en ambientes de pobreza, padeciendo él mismo la pobreza en compañía de su esposa, una antigua paciente que suscitó en él una compasión sublimada en amor. Doutreval tiene otra hija que asestará una segunda bofetada moral al egoísmo del padre y sus colegas, pues Fabienne, que así se llama, acaba aceptando el hijo que concibió del doctor a quien admiraba, contra la opinión de un padre celoso del qué dirán. Al tiempo, la propia Fabienne abandona, aun amándolo, al padre de su hijo por no comprometerlo de cara a su familia.

Novela ejemplar, pues, donde imagino que los cuerpos es lo que ven los compañeros y maestros de Michel, tipos con pocos escrúpulos a la hora de experimentar con sus pacientes, con extremos que el autor nos muestra con un desgarro inmisericorde, siempre atentos a su carrera y a brillar por encima de los demás; y las almas, aquellas que son capaces de ver personas como Michel o Fabienne, sujetos de un amor que les predispone a recibir la gracia divina. De hecho, “detrás del amor al prójimo está el Bien, está Dios. Cada vez que el hombre ama algo que no está sujeto a él, es, conscientemente o no, un acto de fe en Dios. Solo existen dos amores: el amor a sí mismo y el amor a Dios”. Palabras con que Maxence van der Meersch cierra la novela, a modo de conclusión, por si no la habíamos sacado nosotros.

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15 octubre 2021

Lo prohibido

Podría haberse titulado “El señorito y sus tres primas”, ya que se trata de la relación entre José María Bueno de Guzmán (¡!), solterón y ricachón, y las hijas de su tío, de la primera de las cuales se hace amante adúltero para pasar después a un frío desdén; de la segunda de las cuales se enamora perdidamente sin conseguir que ella le haga el menor caso, es más, cosechando solo una resistencia tan numantina como simpática; y con la tercera de las cuales mantiene una especie de relación admiración/odio, ya que no amor. Pero Galdós prefirió Lo prohibido, sin duda para reírse un poco de esa aura de romanticismo con que se trataba el adulterio en las novelas de su época. Aquí, el adulterio queda reducido a un vicio propio de señorito malcriado, y la fidelidad, encarnada en Camila, resulta tanto más simpática en tanto que José María nos ha descrito desde el principio al personaje como una mujer frívola y despendolada, y a su marido como a un triste patán. Todo esto es muy propio del autor, claro, y marca la diferencia con los franceses y los rusos, tan graves a la hora de tratar este tipo de cuestiones. José María llega a enfermar de gravedad a causa del rechazo de Camila e incluso esta enfermedad nos parece un castigo como los antiguos, de rodillas y cara a la pared, merecido por ser un chico malo, en lugar de una tragedia estilo dama de las camelias (“Traviatito” llama a José María otro de los personajes, mote que define bastante bien el tono de la novela).

Galdós ha elegido en esta ocasión la primera persona como punto de vista narrativo, y eso hace que el lector tenga que matizar los juicios que va emitiendo el protagonista, y creo que en este caso ese es otro de los factores que hacen de esta novela un dechado de humor de la mejor especie.

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25 septiembre 2021

Plomo para espías

Len Deighton concluye de un modo singular su trilogía “Anzuelo, sedal y plomo”: con el último volumen narrado en tercera persona y recapitulando desde este nuevo punto de vista todo lo relatado hasta entonces, incluyendo la trilogía anterior, “Juego, set y partido”. Esto nos acerca de un modo nuevo a Bernard Samson, entre otras cosas, enterándonos de lo que otros piensan de él; pero, sobre todo, y esa es la gran aportación del volumen, contemplando todo lo que fue en realidad la operación Fiona, por así decirlo: cómo fue ideada toda la trama por Bret Rensselaer con el objetivo de debilitar de tal modo al Berlín Este que acabara constituyendo la primera pieza del dominó que acabaría con el bloque comunista en Europa. No fueron, pues, ni Reagan, ni Juan Pablo II, ni la Thatcher, los que hicieron caer el muro, sino la mente maquiavélica de Bret y la sangre fría de Fiona. Esto lo digo yo, claro, no es una conclusión que figure en la novela. Pero Deighton debió de aprovechar así los sucesos en torno a 1990, que es cuando fue escrita esta parte.

Fiona es, de hecho, al personaje central en esta ocasión, frente a un Bernard más en segundo plano, un Bernard que, como sabemos por las otras entregas, no estaba al tanto de la operación y llegó a creer por mucho tiempo que su mujer era una auténtica traidora. Lo que hace el autor es ponernos frente a las debilidades de esta mujer, que equilibran ese valor y ese aplomo que la convierten en elemento fuerte del espionaje británico, así como conocíamos ya las de Bernard. La trama, que viene a ser, como decimos, la de toda la serie, bordea peligrosamente lo inverosímil, con ese patriotismo heroico de una protagonista que pone en jaque lo que era un matrimonio y una familia feliz a cambio de liquidar la guerra fría en una jugada temeraria donde las haya. Pero el autor sale airoso gracias, una vez más, al realismo de los diálogos y a la coherencia interna del relato.

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14 septiembre 2021

Pongan socialismo donde dice democracia, y lo compro.

(Juan Manuel de Prada, en ABC de anteayer.)

UNA ESCUELA MÁS DEMOCRÁTICA

Hay mucha gente ingenua que contempla horrorizada las reformas educativas que se avecinan, tanto en la escuela primaria como en la universidad, y se preguntan: «¿Por qué quieren el doctor Sánchez y sus mariachis igualar al estudiante esforzado con el que suspende o copia en los exámenes?». Pues por la sencilla razón de que son demócratas consecuentes; y, como afirma Nicolás Gómez Dávila, «el demócrata pasa el rasero sobre la humanidad para recortar lo que rebasa: la cabeza. Decapitar es el rito central de la misa democrática».

Y, para que esa misa sea un auténtico éxito, el gobernante demócrata debe halagar la envidia de los zoquetes, de los borregos, de la carne amontonada, que son su principal granero de votos.

 Pues, como nos enseña Unamuno, «cuando la envidia su hiel en muchedumbre vacía/ de gratitud al llamamiento sorda/ suele dejarla y la convierte en horda,/ que ella es la madre de la democracia». La envidia, en efecto, es la madre de la democracia, su motor primero; y para que la democracia funcione a pleno rendimiento conviene tenerla alimentada, ofreciendo a la horda de zoquetes, de borregos, de carne amontonada la igualación con los estudiosos, con los inteligentes, con los espíritus distinguidos. No hay más igualdad entre los hombres que su común filiación divina, que obliga al buen gobernante a castigar cualquier intento discriminatorio y a vigilar que a todos se concedan las mismas oportunidades. Pero en lo demás no hay igualdad, pues el reparto divino de los talentos no es igualitario; y en quien quiere hacer iguales a quienes por naturaleza son distintos no hay más que odio teológico.

Además de fundar su imperio sobre la envidia, la democracia la alimenta más que cualquier otro régimen político. Pues, como observa Max Scheler, proclama pomposamente derechos políticos e igualdad social, a la vez que permite diferencias muy notables en el poder efectivo y en la riqueza (sobre todo si gobierna la izquierda caniche, al servicio de la plutocracia), generando una sociedad en que cualquiera tiene ‘derecho’ a compararse con cualquiera y, sin embargo, no puede compararse de hecho. Así que los zoquetes, los borregos, la carne amontonada que aseguran la provisión de votos a los gobernantes viven en un perpetuo estado de insatisfacción rabiosa que exige ser consolado, mediante la humillación de la inteligencia, del trabajo, del mérito, de la belleza. Y para ello, los gobernantes demócratas nivelan por lo bajo, haciendo tabla rasa del talento, denostando y ensuciando todo lo que es de naturaleza superior, hasta igualarlo con lo que es de naturaleza inferior, incluso subordinándolo. Llegará el día en que, para aprobar un examen, sea obligatorio hacerlo rematadamente mal.

Es el resultado natural de una sociedad donde se estimula y azuza la envidia. Manuel del Palacio lo sintetizaba maravillosamente en una quintilla: «¡Igualdad!, oigo gritar/ al jorobado Torroba./ Y se me ocurre pensar:/ ¿Quiere verse sin joroba,/ o nos quiere jorobar?».



09 septiembre 2021

Mujeres y premios

No he visto desafiar con más desparpajo el principio de no contradicción que cuando se habla de la España de Franco.

Último ejemplo: en el programa radiofónico de Luis Herrero se habla del centenario de Carmen Laforet. La voz femenina proclama:

“Estamos en la posguerra. Las mujeres no escriben ni ganan premios literarios…”

Y a continuación nos cuentan la historia de una mujer que presenta su primera obra a la primera edición del primer premio literario instituido tras la guerra, ¡y va y lo gana! Viva la coherencia, caramba.

Ahí va la lista de los ganadores del Premio Nadal (que Francisco Umbral llamaba dedal por la frecuencia con que lo ganaban las mujeres) y ahí la de los ganadores del premio Planeta. Y no, en la posguerra las mujeres no escribían, salvo Concha Espina, Elena Fortún, Pilar Millán Astray, María Luz Morales, Carmen de Icaza, Ana María de Cagigal, Elisabeth Mulder, Ángeles Villarta, Eugenia Serrano, Eulalia Galvarriato, Rosa María Cajal, Susana March, Mercedes Formica, Mercedes Sáenz Alonso, Mercedes Ballesteros, Elena Quiroga, Dolores Medio, Ana María Matute, Carmen Conde, Ester de Andreis, Ángela Figuera, Concha Zardoya, María Beneyto o Gloria Fuertes, por mencionar solo las que empezaron a publicar antes de 1950. ¿Cómo era aquello del mentiroso y el cojo…?





08 septiembre 2021

Ignacio Sánchez Cámara, impecable.

(No dice nada que no sepamos, pero alguien tiene que decirlo. Se titula "Nación y democracia liberal y salió anteayer en el ABC.)


La supervivencia de la Nación española, al menos en su integridad, está amenazada. Como la democracia liberal en ella. Sin duda, lo primero es más grave que lo segundo. El régimen político importa poco si la Nación no existe. El régimen político creado por Europa es la democracia liberal. En realidad, sobra el adjetivo. La democracia, o es o no es. Y la única forma de democracia real es la liberal. Hablar de democracia popular es una necedad. ¿Cabe una democracia antipopular? ¿No es ella el Gobierno en nombre del pueblo? Pero quizá sea prudente conservar el adjetivo para rechazar sus suplantaciones y corrupciones.

La democracia no consiste en el poder absoluto y limitado sólo temporalmente de la mayoría. La

 democracia no es sólo el gobierno de la mayoría. El pueblo no es la mayoría. La mayoría puede ser tiránica. La democracia requiere algo más, mucho más, que el gobierno de la mayoría. No hay democracia (liberal) sin la existencia de ciudadanos libres e iguales ante la ley, sin soberanía nacional, sin división de poderes, sin Estado de derecho, sin garantía de los derechos naturales. Todo esto está amenazado en España.

No todo Gobierno nacido de las urnas y del Parlamento es necesariamente democrático. Tiene que respetar los requisitos y condiciones mencionados. Un Gobierno formado, en todo o en parte, por fuerzas políticas no democráticas no puede ser democrático. Es muy dudoso que el PSOE actual sea, con arreglo a estos criterios, democrático. Es seguro que Podemos no lo es. El comunismo no es democrático. Si en algún momento (el eurocomunismo) lo fue es que no era verdaderamente comunista. Defender las dictaduras cubana y venezolana, más aún el estalinismo, es hacer profesión de fe totalitaria. Este Gobierno español no cree en la existencia de ciudadanos libres e iguales. Para él, no todos los ciudadanos tienen los mismos derechos. Por ejemplo, no todos tienen derecho a decidir la educación que reciben sus hijos, ni a hablar en todos los ámbitos públicos la lengua común de todos los españoles. Tampoco pueden defender la soberanía nacional quienes no creen en la nación. Quienes niegan a la oposición legitimidad para acceder al poder no son demócratas sino totalitarios. Quienes creen que la democracia es de izquierdas son hemipléjicos morales o, si recurrimos al dictamen de Ortega y Gasset, imbéciles.

Tampoco hay democracia liberal sin división de poderes. La teoría procede de Locke y Montesquieu y fue asumida por los redactores de ‘El Federalista’ y ‘padres fundadores’ de la Constitución de los Estados Unidos. Es necesario que el poder frene al poder. Si no hay división de poderes, el poder es absoluto. Es especialmente necesario constituir un poder judicial independiente del Gobierno. Exactamente lo contrario de lo que se pretende en España. El gobierno de los jueces se convierte en botín de los partidos y de las mayorías parlamentarias. Todo el poder para el pueblo y el pueblo soy yo. Muerte de la democracia liberal.

El Estado de derecho consiste en el sometimiento de todos los poderes del Estado al derecho. A ninguno le pertenece el monopolio del derecho. Ni al Parlamento. También él se encuentra sometido al derecho, que protege a todos y está sobre todos. Ahora se pretende que el derecho no es sino la voluntad del poderoso al servicio de la ideología dominante bajo la comunista teoría del uso alternativo del derecho. La ley, sometida al poder. Y no al contrario. Estamos desmantelando el Estado de derecho y, con él, la democracia liberal y, con ella, la libertad y la dignidad. El derecho soy yo. Puro absolutismo camino al totalitarismo.

La democracia se fundamenta en el respeto y garantía de los derechos naturales que todo hombre tiene por el hecho de serlo. Ahora se pretende que es el poder quien crea y confiere los derechos y mientras dure su voluntad. De siervo de los derechos pasa el poder a ser señor de ellos, soberano de lo justo y de lo injusto. Es la muerte del Derecho y de los derechos. Es la falsa soberanía de los súbditos. El poder le dice al súbdito: si tienes derechos es porque yo te los otorgo. Los esclavos felices y la servidumbre voluntaria. La termitera satisfecha.

Y, claro, Dios y la religión, especialmente la cristiana, la única verdaderamente liberadora, molestan. Hay que imponer el laicismo, más bien el ateísmo de Estado, por decreto. Como el cristiano es un hombre libre, liberado por Cristo, es un obstáculo para el proyecto totalitario. Queda proscrita toda defensa de la contribución del cristianismo a la civilización europea, a la dignidad de la persona, a la libertad y a la democracia liberal. Sí. La democracia liberal no habría sido posible sin el cristianismo.

La democracia griega era otra cosa, y la República romana, un régimen mixto. Las democracias sólo arraigaron en sociedades cristianas. Luego se extendió a otras. Novalis lo dijo: Europa, es decir, la Cristiandad. Por eso, san Benito es el patrón de Europa. Porque, como recordó memorablemente Alasdair McIntyre, en la soledad de Subiacco salvó de la destrucción los sabios libros antiguos y liberó a lo que luego, gracias a él, fue Europa, de la barbarie y de los tiempos oscuros. No, no fue la Europa cristiana medieval la época de la oscuridad y la barbarie. San Benito no fue la oscuridad sino la luz, no fue la barbarie sino la civilización. Las naciones europeas no pueden ni deben ser confesionales, pero deben ser cristianas si quieren ser verdaderamente europeas.

En España agoniza la democracia liberal. Pero mucho más grave que esto es que agonice la propia nación. Si ella muere tanto da que sea democrática o no. Ya no será. ¿Puede poner el presidente del Gobierno de España algún ejemplo, salvo el suyo, de un Gobierno europeo integrado por comunistas y apoyado por separatistas? Si no puede, carece de la más mínima legitimidad para censurar a la oposición, incluido Vox, porque esta fuerza política, guste más o menos o nada, respeta la Constitución mucho más que los comunistas y los separatistas. Y que el PSOE actual. En España agonizan la nación y la democracia liberal. La solución depende de nosotros, los ciudadanos libres e iguales ante la ley. España goza de mala salud, pero sigue en nuestras manos. Mientras exista.

                                        Ignacio Sánchez Cámara, ABC, 6 de septiembre de 2021



02 septiembre 2021

Leer a los muertos y muertas

tiene la ventaja de que rara vez te vas a encontrar con los rebuznos habituales en los que emborronan hoy cuartillas sobre temas como “La mujer en el siglo XX”. Con este título publicó Rosa Chacel un artículo en Tiempo de historia (número 67, 1980) donde te encuentras, por ejemplo, esto:

¿Puede darse un texto más igualitario, más cobijador de hombres y mujeres que el Decálogo?...

 

No lo será, desde luego, la ley de violencia de género…

 



01 agosto 2021

Aparición del eterno femenino contada por S. M. el Rey

Álvaro Pombo ha elegido un punto de vista infantil, con claros propósitos humorísticos. Ingenuidad, fantasía, deseo de hombrear que contrasta con una visión esquemática del mundo, todo eso está ahí puesto por el autor con gran habilidad. Al punto de vista infantil se une el registro coloquial, con leísmos y otros localismos, dislocaciones sintácticas y parrafadas largas sin puntos y aparte. Las novelas en este plan, como Cinco horas con Mario o Duelo en la casa grande, no dejan de ser un poco torrantes, pero en este caso el humor se encarga de atemperar la monotonía de la elocución. El resultado convence.

El eterno femenino es Elke, la chica alemana adoptada por una pariente, que deslumbra al Chino, el primo del narrador, al que a su vez llaman Ceporro pero que en su propia narración se erige en rey, con lo que completamos la explicación del título. Lo de “contada por” es lo fundamental, ya que aquí no pasa nada que no le pase a un chico corriente, pero nunca nadie, que yo sepa, se había adornado de este modo utilizando la mente infantil; utilizándola solo en parte y sin intención de que nos lo creamos, todo hay que decirlo, pues reconocemos al socarrón Pombo detrás de ciertas metáforas audaces y de tantas ironías que lo son para el lector pero no para el relator.

Y algo que me agrada: una novela situada en la posguerra civil sin sarcasmos estúpidos sobre las personas e instituciones del régimen (por antonomasia).

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22 julio 2021

Las sandalias de plata


El título parece de cuento de hadas, pero en realidad es una metáfora macabra que alude al metal radiactivo con el que el inocente protagonista va a hacer justicia sobre los malos. Sí, Blas Civicos es aquí un inocente al estilo del Azarías de Delibes, que sin intención va a servir de instrumento a un dios vengador. En realidad, algo hay de cuento de hadas, porque hay malos como brujas o como ogros y hay tiernos niños, o adultos con mentalidad de tales, que les dan cruelmente su merecido. La narración tiene esa misma perspectiva inocente, naïf, que es habitual en Jiménez Lozano y que aquí se halla a tono con Blas y con su hermana la Tana, por más que “tú sí que sabes cosas, Blas Civicos”, frase que se repite con intención.

Este Blas Civicos se presenta como segunda salida literaria del Blasillo de San Manuel Bueno, mártir de Unamuno, ya que la historia se sitúa, también, en el mismo escenario sanabrés, aunque esta no es, ya digo, historia de crisis de fe, sino de enfrentamiento entre humildes y poderosos, historia mil veces contada por los narradores de estos pagos, pero con el sello personal del abulense, que le da un aire misterioso a lo Faulkner, en el sentido de que nos fuerza a reconstruir constantemente lo que solo se sugiere.

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21 julio 2021

Memoria democrática

 Churchill: "Democracia es cuando llaman a la puerta de tu casa a las seis de la mañana y es el lechero."

En 1936, la democracia se acabó cuando llamaron de madrugada a la puerta de José Calvo Sotelo y eran cinco hombres armados con carné del PSOE.

Lo demás son matices.





16 julio 2021

San Luis Rey de Francia

Es una narración sencilla, como las de la colección Arcaduz, que pretende acercar la vida de San Luis a los no conocedores. Como yo. Está puesta en boca del propio rey santo y empieza in medias res, o mejor dicho, in finales res, o como se quiera decir en latín que empieza cuando San Luis agoniza en Tierra Santa. Pero eso es solo el primer y breve capítulo, pues en seguida nos vamos a la época en que Luis era niño y se convirtió en heredero del trono de Francia al morir su hermano Felipe.

“En trabajos y aflicciones contra moros” decía Jorge Manrique que se ganaban el cielo los caballeros, y así lo vemos en el caso de un rey que, como otros, “tomó la cruz”, es decir, se alistó para recuperar Jerusalén de las manos de los infieles, lo que venía a ser un acto de penitencia o simplemente de virtud en un momento en que la Unión Europea se llamaba Cristiandad. Tan santa le parecía la empresa, como a los demás, que no entendió por qué Dios le sometía a la prueba de ver fracasar por dos veces su intento. En cualquier caso, no fue la Cruzada su único acto de virtud, puesto que le vemos a menudo practicar la penitencia y la caridad.

Los que estamos tan peces en historia que solo hemos oído hablar de doña Blanca de Castilla en la letrilla de Quevedo nos enteramos aquí de que se trataba de la madre de San Luis. Si las madres son en gran medida responsables de la santidad de sus hijos, algo nos toca de la gloria del rey cruzado.

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13 julio 2021

Nuestro hombre en la CIA


Iván Vélez
pasa revista a las iniciativas culturales que surgieron en los años de Franco como base de una oposición política no comunista al régimen: Congreso para la libertad de la Cultura, encuentros de Sociología, revistas como Cuadernos para el diálogo y otras más efímeras… Como sucedió con Willi Münzenberg en el área comunista y a nivel internacional, allí hubo un patrón que fue el poeta francés Pierre Emmanuel (al que yo no conocía de nada), que pilotaba el asunto a través, sobre todo, del dramaturgo español Pablo Martí Zaro (que me resulta igualmente desconocido). En el tinglado colaboraban tipos como Dionisio Ridruejo (la tía Juana de aquellas bodas), Julián Marías, José Antonio Muñoz Rojas, José María Valverde, Tierno Galván, Aranguren… Como se ve, gente ilustre que después tiraría por caminos diversos.

Todo ello acabó confluyendo en la famosa Plataforma democrática, que a su vez se fundió con la Junta de Carrillo y sus compañeros de viaje para desembocar en la sopa de letras de la Transición hacia esto, como decían en El Alcázar sin saber lo que aún restaba. Lo de la CIA, que aparece muy poco en el libro, por cierto, es porque, en efecto, la inteligencia norteamericana metió dólares en el asunto, lo que ofendió el pudor de muchos de estos hombres cuando lo desveló el New York Times.

Lo de federalismo del subtítulo obedece al prestigio que esta idea tenía entre esta gente, hasta tal punto que expresaban sus simpatías por los nacionalismos periféricos con una radicalidad que hoy nos parecería también, a la mayoría, impúdica.

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11 julio 2021

Igualdad feminista

 En Caja Laboral lo han clavado. 


10 julio 2021

Ley Alegría

Parece que la ley Celaá tendrá que llamarse ahora ley Alegría. Se aprobará alegremente, se promocionará alegremente, se titulará alegremente, no cabe duda.  [alegría 3]




08 julio 2021

Si no puedes contra la mentira

Creo que era Pedro Fernández Barbadillo el que recordaba hace poco lo que Solzhenitsyn decía en un artículo: “Si no puedes vencer la mentira comunista, al menos no la digas tú”. Emplear el lenguaje del enemigo, en efecto, es empezar a ser derrotado. Sobre todo si el enemigo usa el lenguaje como arma, al servicio de la ideología.

Está sucediendo con el término homofobia. Es un término totalitario, inventado con el fin de criminalizar a quienes disienten de la normalización de la homosexualidad: son delincuentes, réprobos, incluso enfermos (“fóbicos”), y recordemos que en la Unión Soviética se encerraba en clínicas psiquiátricas a los disidentes. Por eso es un error que lo utilicen quienes no aceptan la imposición de las teorías de género. Aparte de su pésima construcción gramatical, claro (homófobo sería “el que odia lo igual”).

En una de sus novelas, José Jiménez Lozano llamaba chin a ese lenguaje de inspiración totalitaria. No estaría mal que diésemos el aviso (¡chin!) cada vez que en nuestro entorno alguien emplee, frívolamente, terminajos como homofobia, lgtbifobia (¡!), machista, orientación sexual, etc.



30 junio 2021

Si está todo muy claro, hombre.

Michael Signorile, periodista homosexual:

Pedimos el derecho a casarnos no como una forma de adherirnos a los códigos morales de la sociedad, sino de deshacer un mito y alterar radicalmente una institución arcaica. La acción más subversiva que pueden emprender los gays y lesbianas es transformar por completo la noción de familia.

Citado por Alicia Rubio, Cuando nos prohibieron ser mujeres…, capítulo 19, final





27 junio 2021

Los renglones

Están preparando una versión cinematográfica de Los renglones torcidos de Dios. Un tal Oriol Paulo como director. (Digo un tal porque entiendo poco de cine español, qué le vamos a hacer). Solo espero que sea mejor que la mejicana que ya existía, realmente patética, a juzgar por los trozos que vi en Youtube, o en algún otro sitio.

Y también espero que no le tumben el proyecto cuando se enteren de que el tipo que escribió la novela original apoyó el golpe de Pinochet en un artículo de ABC y renunció a su silla de procurador en Cortes cuando se legalizó el PCE. La memoria, ya saben…

¿Qué no dé ideas? Bah, a lo mejor le hago un favor a la novela…



16 junio 2021

La vida nueva

La Vida nueva de Dante y las Rimas de Cavalcanti en un solo volumen de Siruela, bonito volumen de tapa dura, con ilustración de la Divina Comedia en la portada. Edición bilingüe hasta de los comentarios en prosa de Dante a sus sonetos. Traducción de Julio Martínez Mesanza en lo de Dante y de Juan Ramón Masoliver en lo de Cavalcanti. Una joyita, vamos. Martínez Mesanza traduce bastante ajustado al texto original, lo que permite ir cotejando, pero he de reconocer que me hubiera gustado una traducción más literaria. Por ejemplo, que respetara la forma del soneto, aunque no queda mal el verso libre que ha elegido. Por supuesto, no me he tragado los comentarios en italiano, porque no domino la lengua para tanto.

Otro día me meteré con Cavalcanti.


13 junio 2021

Juan de la Cierva

Si hubiera que quitar el nombre a todos los lugares, instituciones, eventos, etc., cuyo titular tuviese alguna mancha en su vida, nos quedaríamos, no sé, con la ciudad de San Francisco y con la miel de la Granja ídem, y poco más. Una vez más, la familia de Juan de la Cierva toma la línea de defensa equivocada: no hay documentos que prueben que apoyó al bando franquista. Y si lo hizo, ¿qué? ¿Es que apoyar al bando de Negrín lo hubiera hecho más decente? Según ese modo de razonar, si realmente se probara que su abuelo estaba por Franco, sí que habría que negarle honores. Un genio, el nieto.

El ingeniero español es víctima del gobierno más estúpidamente sectario (y envidioso) de la historia de Europa, y no hay más. ¿O habrá que cambiar el nombre a los productos Chanel, dejar de editar los discos de von Karajan o volver a condenar al silencio a Ezra Pound? Y eso en la hipótesis de que se pudiera equiparar a Franco y a Hitler. Mejor dejo de dar ideas.



 

11 junio 2021

Tertulianos

Pensé que esta palabra era un barbarismo surgido con ocasión de las tertulias radiofónicas. Pero no. Hete aquí que me lo encuentro en la Vida de Torres Villarroel, siglo XVIII.



08 junio 2021

Tanto más ardientes...

Armando reflexiona sobre cómo es más difícil conquistar el amor de una prostituta que el de una jovencita.

Ser amado por una joven casta, ser el primero en revelarle ese extraño misterio del amor ciertamente es una gran felicidad, pero es la cosa más sencilla del mundo. Apoderarse de un corazón que no está acostumbrado a los ataques es entrar en una ciudad abierta y sin guarnición. La educación, el sentido del deber y la familia son muy buenos centinelas, pero no hay centinela tan vigilante que no pueda ser burlado por una muchachita de dieciséis años, cuando la naturaleza, por medio de la voz del hombre que ella ama, le da esos primeros consejos de amor, tanto más ardientes cuanto más puros parecen.

(En La dama de las camelias, capítulo XII)




 

 

04 junio 2021

La expresión “yo quiero”

funciona entre nuestros jóvenes como sinónimo de “yo tengo derecho a”. Y no es casual. Esta conducta es coherente con lo que la publicidad nos está continuamente animando a creer: que tenemos derecho a aspirar a que la equivalencia entre “yo quiero”, “tengo derecho a” y “yo puedo” sea un valor innegociable.

“La adolescencia: la cultura anfibia”, en El deber moral de ser inteligente.




29 mayo 2021

La condesa

Como cabía esperar, lo que más se recuerda de Emilia Pardo Bazán, en este su centenario, son sus actitudes “modernas”, “feministas”, etc. Para mí, Emilia Pardo Bazán fue una novelista notable que sacrificó su matrimonio en aras de un quehacer, el literario, donde había quien la superaba; lo cual me parece bastante lamentable en lo personal, por más que de todo ello nos quedaran Los pazos de Ulloa y algunos ejemplos de cómo evolucionó la narrativa europea en la última mitad del XIX y principios del XX.



28 mayo 2021

Musgos de una vieja rectoría

Estos relatos no son “siniestros” salvo en una leve proporción; sí fantásticos, pues tienden a la alegoría; en más de uno nos encontramos con ese desfile de personajes-tipo al estilo del Criticón gracianesco, salvo que aquí a veces es difícil identificar un correlato en la actualidad. Lo siniestro está presente en “La marca de nacimiento”, en forma de obsesión malsana; tal vez en “Feathertop”, el espantapájaros que cobra vida gracias a su fabricante la bruja, una especie de Gepetto femenino, aunque realmente predomina la sátira de las vanidades; tiene algo de inquietante “El artista de lo bello”, sobre el relojero que busca “espiritualizar la máquina”; y, desde luego, es inquietante “La hija de Rappaccini”, la que se alimenta de veneno, la del aliento venenoso, ese diablo disfrazado de bella inocente. La alegoría es palmaria, ya desde el título, en “El egoísmo, o la serpiente en el pecho”; y lo moral prevalece en un título como “el entierro de Roger Malvin”, sobre el tipo que ha de purgar la ruptura de su promesa de enterrar al amigo muerto en la guerra.

Desfile de tipos, dijimos: sí, y en realidad la mayoría de los cuentos de Hawthorne responden al esquema de “parada de los monstruos”: monstruos que pueden ser los seres desgraciados de “El banquete de Navidad”, los productos del alma humana en “El holocausto de la tierra” y en “Los nuevos Adán y Eva”, los clientes del demonio en “El joven Goodman Brown” o los poetas muertos en “La correspondencia de P.” Unos desfiles, con frecuencia fatigosos, que nos muestran la cara “siniestra”, sí, del ser humano, por acumulación de miserias. Cada uno podría ser un infierno.

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22 mayo 2021

Qué feo está eso de ser "concejala".

 Si yo fuera mujer preferiría ser "concejal", como los "claustrales" de la Universidad, que no tienen desinencia femenina, a lo que se me alcanza. 



21 mayo 2021

Sin odio

 Me hizo gracia lo de Marlaska (con k) cuando empezó lo de Ceuta: dijo que serían tan firmes para defender las fronteras como lo serían contra el odio al inmigrante. Habrá que recordarle que nadie le ha investido de las sagradas órdenes. Que es ministro y no obispo. Me recuerda a aquel capellán del Alcázar de Toledo que decía a los defensores: “Tirad, pero tirad sin odio”.



Línea Siegfried

¿Novela reportaje? Las peripecias amorosas del protagonista ocupan un lugar tan relevante como para que se pueda poner en duda que Línea Sigfried es “uno de los antecedentes del new journalism”, tal como proclama la contraportada. A mí me gusta otorgar ese lugar, dentro de la narrativa española, al Embajador en el infierno de Luca de Tena. Tampoco es, como yo pensaba, una de esas novelas de exaltación bélica (¿dónde estarán?) que según algunos el régimen habría promocionado mientras otros novelistas (Cela, Laforet, ¡!) le segaban la hierba bajo los pies. Sí es cierto que los sucesos históricos tienen su protagonismo aquí y que esos sucesos son los contemporáneos al momento en que Giménez-Arnau escribe, es decir, los inmediatamente preparatorios de la Segunda guerra mundial. Era el momento en que los alemanes eran amigos y en que el nacionalsocialismo aún no había mostrado su peor cara, por lo cual, si alguna peculiaridad tiene esta novela es la de ser una de las pocas en que los nacionalsocialistas no aparecen como los malos malosos.

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12 mayo 2021

Chiringuitos

 De nuevo escucho a gente en la radio hablar de los chiringuitos de género y cosas así. Creo que yerran el tiro cuando insisten en que las motivaciones de tales activistas están en el lucro. Es cierto que, ya de paso, si puede forrarse uno, tanto mejor. Pero las motivaciones están en otra parte, más allá de la pasta. No es tan difícil admitir que hay gente que piensa que el mundo debería ser así, con un sexo maleable y con el matrimonio prácticamente reducido a una institución histórica, o que quieren convencer al mundo de que las relaciones entre hombre y mujer son básicamente conflictivas. Personalmente, creo que, más que de una convicción, se trata de odio real a la postura contraria, es decir, a la que se funda en la naturaleza y en la recta razón: odio a la humanidad en definitiva, o al cristianismo, que recuerda que somos lo que Dios quiso que fuéramos. Pero eso no puede alegarse en un debate porque sería juicio temerario. En todo caso, lo pertinente no es descalificar a esa gente por su supuesto afán de lucro, sino afirmar la realidad del matrimonio y del hecho sexual o de lo que sea el caso frente a las insensateces a las que aboca un pensamiento fundado en el ajuste de cuentas con la creación. De otro modo, te pueden alegar, como hizo el otro día una periodista con la presidenta de la comunidad madrileña, que la tauromaquia es otro chiringuito, que la Iglesia (¡!) es otro chiringuito…, sin que puedas hacer más que eludir la cuestión reafirmando la justicia de sostener a esos entes sociales, pero sin acertar a distinguirlos de los otros.



11 mayo 2021

Libertad

 No deja de resultar chusca la manera en que los socialistas han asumido el tópico conservador: “Eso ya no es libertad, es libertinaje”, ha dicho tal cual una gerifalte del partido del gobierno, para meterse con los de Madrid. Los ha descolocado la asunción de la libertad como consigna, por parte de estos, cosa que ha sido un gran acierto, sobre todo cuando la consigna ha sido recogida por las masas. Lo malo sería que se quedara circunscrita al ámbito de la diversión. Porque esos gritos de “libertad, libertad” proferidos en Sol por los hijos de la Logse me recordaban inquietantemente a los epsilones de Un mundo feliz exigiendo el soma.




26 febrero 2021

Memorias inéditas de José Antonio Primo de Rivera

Carlos Rojas tiene cierta fascinación por los dictadores, tal vez por ser sobrino de uno. En esta ocasión se inventa nada menos que las confesiones de Stalin. No son confesiones en el sentido de descargo de conciencia, porque este hombre la tenía sepultada muy profundo, la conciencia. Simplemente se explaya a gusto ante una persona que no iba a adularle ni a decirle amén, como es José Antonio. Rojas imagina que agentes de Stalin se lo llevaron a Moscú dejando que fusilaran a otra persona en su lugar, ¿con qué intención?, esto no queda nada claro en la novela, pues parece algo endeble la excusa de que Stalin sentía curiosidad por cambiar impresiones con un jefe fascista. El hecho es que los dos dialogan sobre la muerte, la condición humana, la historia o las atrocidades del siglo. Stalin razona como un psicópata, es decir, como una persona normal pero con absoluto desprecio de la dignidad humana, considerándose nada diferente de quienes asolaron Hiroshima, mientras que José Antonio trata de poner el contrapunto cristiano, al tiempo que siente la angustia de ser alguien que vive en lugar de otro, cuyos gritos le atormentan de modo cotidiano.

Rojas hincha el perro con el relato pormenorizado del asesinato de Trotsky, que contrapuntea el diálogo entre los dos hombres, narrado por José Antonio a un interlocutor desconocido desde su presente de exilio en México y en una fecha próxima a la muerte de Franco. No veo tampoco clara la función de esta línea narrativa en la novela, que se entrecruza temáticamente con la otra puesto que Stalin fue el asesino; pero al menos alivia la posible monotonía del diálogo Stalin/José Antonio. En todo caso, este relato tiene un carácter objetivo e histórico frente a la total ficcionalidad del resto.

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11 febrero 2021

La mujer de otro

“Soy tu amor, pero no soy tu paz”

Una de las cosas que para mí dan la talla de un novelista es que sepa plasmar la diferencia entre la psique femenina y la masculina, sobre todo en cuestiones amorosas. En trance de adulterio, la mujer hace una opción; el hombre cede a un gustazo. Por lo menos antes de Paquita la del Barrio y Almudena Grandes. Andrés puede poner todos los pretextos de religión y de moral que quiera, pero su distanciamiento con respecto a Ana María se debe a que esta se le suben los humos y de algún modo él pierde el control sobre ella; así no tiene gracia. Cuando se le echa en brazos llorando, pasan los escrúpulos a segundo plano.

En dicho trance, la mujer se entrega; el hombre se posesiona. Por eso Ana María, que no entiende “que pueda haber pecado donde hay amor”, renuncia a Andrés justamente porque ese amor incluye la felicidad del amado, que ella no le puede proporcionar. Ese acto de renuncia acaba al fin con esa tristeza “que ha sido el acompañante más frecuente en nuestra relación”.

Cada novela que leo de Torcuato Luca de Tena me parece la mejor de las suyas. Urde tramas dickensianas, con ramificaciones que tienen su interés por sí solas pero que acaban convergiendo en el desenlace sin que se note el artificio. Es cierto que todo acaba demasiado bien, pero eso ocurre también en las películas de Frank Capra, y nadie les regatea su calidad. Símil imperfecto, por cierto, porque aquí no hay nada de ternurismo; al contrario, hay momentos de dureza extrema, que nuestro autor maneja con la habilidad que se requiere para no hacer concesiones al morbo.

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09 febrero 2021

Guerra santa

 “La de los católicos sublevados en España no es una guerra santa”, leo a Maritain, por la mañana, en cita de Cárcel Ortí. Por la tarde, en nota de la Biblia Eunsa a 1 Macabeos, leo: “La guerra emprendida por Matatías no fue propiamente una ‘guerra santa’”.

Coincidencia curiosa, aunque cada uno lo diga con una intención diferente, quizá. De hecho, continúa el anotador bíblico:

“… no fue propiamente una ‘guerra santa’, orientada a imponer una religión o a destruir a quienes practicaban otra, sino que se trataba de una guerra en defensa de su libertad y de su tierra ante la imposición por la fuerza de una religión ajena. Es un caso, por tanto, de guerra justa”.

Lo que conviene perfectamente a la sublevación del 36, si cambiamos “religión ajena” por “ideología totalitaria”. Y desarma a Maritain, cuya frase supongo, venía a desautorizar esa sublevación, de la que, como sabemos, no fue partidario. En efecto, no fue “guerra santa”, fue guerra justa.




02 febrero 2021

Monjitas

Entre los hábitos lingüísticos que me incomodan está el de llamar sistemáticamente monjitas a las monjas.

Será todo lo bienintencionado que quieran y, desde luego, no voy a recriminar a nadie que lo haga. De hecho, hay comunidades que se llaman a sí mismas hermanitas, por ejemplo. Pero no puedo evitar percibir un deje como de compasión, en ese diminutivo; o quizá de ese cariño que se tiene con lo débil y desamparado.

Cuando lo cierto es que son ellas las que deberían utilizarlo con nosotros, que somos los realmente débiles y desamparados: esos seglarcitos



28 enero 2021

Orgullo

Guillaume Derville, en Amor y desamor:

Es normal… que la apología de la impureza revista cierta arrogancia, un orgullo que pretende –sin lograrlo– revestirse de dignidad, porque oculta una susceptibilidad y una sensibilidad a flor de piel, “en carne viva”. Es una altanería que busca el reconocimiento, pero que necesita presentarse como víctima, pretendiendo así autojustificar su falta de control personal, y teorizando sobre la bondad de la propia conducta inmoral. En este caso, la dificultad –más que la falta de pureza, que después de todo puede ser comprensible o excusable y en todo caso siempre perdonable– es el orgullo, que impide la contrición y por esto cierra la vía del perdón. Este fue el pecado de Sodoma, como deplora Isaías: “La expresión de su rostro lo denuncia, ellos mismos proclaman su pecado, no lo ocultan. ¡Ay de ellos!” (Is 3, 9)

Y por eso la proclamación del orgullo tiende a dilatarse: un día, una semana, un mes…



22 enero 2021

La disponibilidad como virtud

 Encontrarse en situación de disponible no implica renunciar a nada de cuanto tenemos, sino asumir nuestro pasado en una cierta expectación vital que nos libere de su embargo. La disponibilidad es la virtud que pone a prueba categóricamente el nivel de libertad personal que cada hombre ha conquistado. En última instancia, puede afirmarse que únicamente somos libres en la medida en que nos encontramos en situación de disponibilidad. Todo lo humano nos “embarga” […]. Pues bien, el estado de embargo es la necesidad frente a la cual cobra sentido la libertad humana. Para sobrepasar el estado de embargo tenemos que no amar nuestros bienes, que no amar todo cuanto tenemos y cuanto somos, con amor posesivo, sino más bien con amor ofertivo. Tened todas las cosas como si no las tuviésedes, dice Cervantes. La disponibilidad es la virtud por excelencia del mundo aventurero cervantino.

Luis Rosales, en Cervantes y la libertad, segunda parte, capítulo III, final.





19 enero 2021

La muerte en Venecia

 


Vi la película de Visconti con suma indiferencia, pues fue en aquellos años en que se ponía la televisión casi automáticamente y se tragaba uno lo que echaran. Solo me sorprendió que la figura femenil que aparecía en la foto del diccionario enciclopédico, sub voce “cinematografía” o quizá “Visconti”, no sé, era en realidad un chico, el efebo de la obra. Pero creo que el tedio que nos causó a todos la película no fue superado siquiera por la natural repulsión que causa el ver a un señor mayor fascinado por un jovencito.

La de Thomas Mann, de todos modos, no es una novela sobre la pederastia, sino sobre ese tema tan grato a los centroeuropeos, desde del Romanticismo, que es la reflexión sobre la belleza y el arte. Se dice de Santo Tomás que quiso destruir sus escritos tras una aparición de Jesucristo: ninguna construcción teórica valía la pena ante la presencia de la pura belleza. Es lo que le sucede a Aschenbach, el creador meticuloso, “el poeta de todos los que trabajan al borde de la extenuación”, cuando descubre a Tadzio y lo sigue a todas partes, fascinado. La enfermedad y la muerte están ahí también, como es habitual en las novelas de Mann, entablando una relación con el tema principal que, una vez más, se me escapa. Seré demasiado mediterráneo.

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17 enero 2021

Símil culinario

 La literatura moderna elabora más platos para cocinero que para gastrónomo, dice Gómez Dávila. Muy agudo. Viendo la literatura española de hoy, sin embargo, creo que los elabora para clientes de burger.



09 enero 2021

El arte de la fragilidad

Pues lo siento: seré un réprobo, un infeliz, un adocenado, o quizá simplemente me hago viejo, pero todavía no sé qué es lo que me ha dicho Alessandro d´Avenia a lo largo de estas doscientas y pico páginas de retórica apabullante; vamos, que me quedo sin saber cómo la poesía puede salvarme la vida. A no ser que todo se cifre en lo que propone el último capítulo, es decir, que el secreto de los secretos es el amor, es Dios. ¿Y para eso hacían falta todas esas páginas llenas de estrellas, infinitos, destinos y arrebatamientos?

El libro se presenta como un diálogo con Giacomo Leopardi, el poeta favorito del autor: “Tú sabías que…, tú sabías que…”, repite sin cesar, y yo, insisto, me quedo sin saber qué es lo que Giacomo sabía. Para colmo, D´Avenia se declara admirador de El club de los poetas muertos, piensa que la escuela tiene que llevar a la felicidad y se supone que lo que vierte en este libro es lo que trata, al parecer con éxito, de comunicar a sus alumnos. Pero yo odio las historias de profesores guay y me pregunto por qué los de Literatura somos los únicos del gremio a los que se les pide hacer magia, transformar voluntades y salvar vidas, en vez de transmitir conocimientos del modo más eficaz posible, como los demás. En fin, que prefiero el D´Avenia novelista, al menos el de Lo que el infierno no es, que es lo que conozco de él.

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07 enero 2021

La crisis de la conciencia europea


 La crisis de la conciencia europea es uno de esos libros citados aquí y allá como referentes inexcusables a la hora de comprender un período de la historia, algo así como La cultura del Renacimiento en Italia de Burckhardt o El otoño de la Edad Media de Huizinga. Ocurre que hay momentos, y este es uno, en que es difícil encontrar nuevas ediciones de esos clásicos. Afortunadamente he podido hacerme con un ejemplar de Ediciones Pegaso (?), 1975, en una biblioteca particular. No parece que sea mala edición. Al menos, no he encontrado frecuentes  erratas ni chapuzas de traducción.

La crisis de la que habla el título es la que tiene lugar en lo que el autor llama también pre-ilustración, esa fase de la edad moderna en que de verdad empiezan a ponerse las bases del racionalismo que a su vez lleva a las convulsiones políticas y sociales de los últimos siglos. Paul Hazard acota esa etapa histórica entre los años 1680 y 1715, y sus protagonistas se llaman Bayle, Leibniz, Locke, Spinoza, Pascal o Hobbes. Hazard nos va explicando con detalle el pensamiento de cada uno de ellos sin perder la visión de conjunto, de modo que la fisonomía de la época viene dada por la aportación de cada uno de ellos. Lo que más me ha sorprendido de la lectura del volumen es su estilo divulgativo, de documental televisivo:

El debate se eleva más aún. Bayle saca el argumento predilecto, el que le parece más original y más nuevo: que si los cometas fueran un presagio de desgracia, Dios habría hecho milagros para confirmar la idolatría en el mundo… Se apasiona, se inflama; llega a ser elocuente y casi lírico: ¡ah, no vayamos, en nuestra flaqueza y nuestra ignorancia, a recurrir a la idea del milagro cada vez que estamos perplejos ante la explicación de un hecho!...

Apasionado y elocuente: eso podría decirse también del estilo de Hazard, y se agradece, por supuesto.

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