02 febrero 2021

Monjitas

Entre los hábitos lingüísticos que me incomodan está el de llamar sistemáticamente monjitas a las monjas.

Será todo lo bienintencionado que quieran y, desde luego, no voy a recriminar a nadie que lo haga. De hecho, hay comunidades que se llaman a sí mismas hermanitas, por ejemplo. Pero no puedo evitar percibir un deje como de compasión, en ese diminutivo; o quizá de ese cariño que se tiene con lo débil y desamparado.

Cuando lo cierto es que son ellas las que deberían utilizarlo con nosotros, que somos los realmente débiles y desamparados: esos seglarcitos