30 septiembre 2007

... pero Franco es el más malo, el más tonto.


Los cuentos orientales solían empezar con fórmulas como: "cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más)...; "cuentan (¡pero Alá es el más grande, el más sabio!)..." Era, supongo, un modo de guardarse la espalda frente a un Dios celoso, no fuera a pensar que dábamos más fe a un hombre que a Él. En España, los hombres de la derecha política tienen un extraño prurito en virtud del cual, cada vez que tienen que zurrar a los socialistas o similares, hacen alguna pirueta para que se la acabe cargando el franquismo. No vayan a pensar en la izquierda, espejo de demócratas, que nosotros tenemos algo que ver con Franco, qué va. En artículo de La Gaceta, Alejandro Llano (enorme cabeza, gran pluma) replica a un texto de Educación pra la Ciudadanía que afirma que los comunistas fueron una "minoría perseguida": no lo serían, dice Llano, en el franquismo, cuando la Universidad estaba repleta de ellos y campaban a sus anchas. Ah, pero...

... en la universidad franquista, los estudiantes represaliados eran sobre todo los socialdemócratas y cristianodemócratas, porque -así lo escuché a la sazón de labios de una relevante autoridad- éramos realmente más peligrosos para el régimen franquista.

Pues nada, don Alejandro. Esperamos con curiosidad el relato de sus experiencias en las cárceles franquistas. Y de las cargas de los grises en la Universidad de Navarra.

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28 septiembre 2007

Rictus Morte


es uno de los nombres más enigmáticos de la galaxia bloguera en que me muevo. Nombre con su punto macabro y que contrasta con el desenfado que anima su bitácora, especializada últimamente en poesía satírica rolando a lo picante. Rictus Morte ha tenido la gentileza de distinguirme con un Thinking Blogger Award, por lo que le doy las más efusivas gracias.

Es el segundo award de estos que me conceden, y ya le dije a Nadie que me veía incapaz de corresponder señalando cinco entre los blogues , tan talentosos todos, que orbitan junto al mío. Que, por cierto, diría más bien que pertenecen a dos galaxias: una de índole más literaria, otra más política. Pero con puntos de tangencia. Véanse comentarios.

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27 septiembre 2007

Nuevas andanzas y desventuras de Lazarillo de Tormes


Es curioso, pero resulta difícil leer algo tan divertido y al mismo tiempo tan amargo. Quiero decir que es curioso este contraste. Uno asocia con frecuencia el humor a la alegría. Pero ya sabemos que existe algo denominado humor negro. Y en este aspecto Cela es un maestro. Aquí hay humor de la mejor ley y negrura hasta el hartazgo. Estoy por decir que el Lazarillo auténtico es una novela más positiva de lo que habitualmente se piensa. Porque ni de lejos encontramos esta desolación ante la humanidad que vemos en la historia de Cela.
Lo primero que asombra es el virtuosismo verbal del de Iria Flavia, unido a su genial asimilación del español clásico y del estoicismo que impregna la picaresca. Esta riqueza verbal en boca de los peleles que pueblan su relato es lo que produce la hilaridad. Y al mismo tiempo el horror. El horror ante el cuadro esperpéntico que se nos presenta. Hay gente buena aquí, sí; el penitente Felipe, y alguno que otro, quizá el mismo Lázaro. Pero la bondad aparece tan inútil, tan ridícula y contraproducente, que no inspira más que compasión. No es que se haga una apología de la maldad. Al contrario esta se nos muestra como es, aborrecible. Pero es lo que hay. Ahí está el fondo desolado de los relatos de Cela, que, en el fondo, hace siempre la misma comida con distintas salsas, aunque eso sí, muy sabrosas.

Nota redactada en octubre de 1999.

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26 septiembre 2007

Crossovers


Al parecer, se llama crossover books a aquellos libros que tienen la pretensión de ser degustados por toda clase de público, o que consiguen efectivamente llegar a todas las edades. Hoy he comenzado el ya famoso Niño con el pijama de rayas, que me ha venido recomendado desde tres diversos ámbitos de mi diario vivir, y que tiene todo el aspecto de pertenecer a esa categoría.

Mientras ejercitaba las cervicales me he puesto el primer Greatest hits de Abba (1975 o por ahí). Creo que este grupo puede presumir de haber sido uno de los pocos crossovers de la música pop. Sin ir más lejos, recuerdo haber oído a mi abuela (q. e. p. d.), ya pasados los ochenta, un "qué bonita es esta canción", ante Chiquitita, mientras que un mi compañero de colegio, asiduo del Popular 1 y gran devoto de Deep Purple y otras brutalidades, disfrutaba con Fernando o Arrival. No recuerdo semejante proeza de ningún otro grupo.


25 septiembre 2007

La desolación del suicida potencial


Si quiero bien, si quiero el bien para el otro -para cada uno de todos-, uso rectamente de la libertad que Dios me ha dado. Si quiero mal, no la uso, y me repliego sobre el amor necesario que me tengo a mí mismo (es el "egoísmo racional" de la posmodernidad), me reduzco a cosa, pierdo mi dignidad personal. El amor benevolente es la vida misma del alma, la vida del espíritu. La pérdida de ese amor es la muerte, es lo que el Apocalipsis llama la "muerte segunda", cuando se hace definitiva. Ese estado de "muerte espiritual" se experimenta psíquicamente como vacío e inanidad, impotencia, carencia de sentido, aherrojamiento y desolación: la soledad inmensa de un yo insustancial, errabundo, relativo sin punto de referencia, como reduplicación disolutoria de la relatividad. Es aquel "mi vida no tiene sentido" del suicida potencial.


Carlos Cardona, Ética del quehacer educativo.

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18 septiembre 2007

Elogio de la pieza ausente


La vida es un puzzle; la novela es un puzzle. Dos cosas iguales a una tercera son iguales entre sí. De este modo parece Antoine Bello resolver la vieja cuestión en torno a la novela y la vida. Uno se pregunta, conforme lee los capítulos (piezas) de esta obra, si el desenlace será policíaco o no. Todo el material contiene la suficiente carga de burla para hacernos sospechar que no. Pero lo es, aunque pronto nos damos cuenta de que no es lo esencial la solución. Lo esencial es la metáfora, el puzzle como pretexto para caricaturizar la sociedad. Un mundo donde el puzzle de velocidad es el deporte rey y una narración que se toma eso en serio, con detalles propios de reportaje periodístico, no puede por menos de recordarnos los universos de Borges. Y borgiano es también el homenaje al relato policíaco, que se nos muestra con un desarrollo poco usual, a base de documentos escritos (actas, cartas, artículos periodísticos, un fragmento de tesis doctoral) que contienen en conjunto la solución del caso, o al menos eso se pretende. La novela se constituye así en puzzle, y el autor no descuida el detalle de disponerlos en desorden cronológico, para que la impresión quede más clara. Bello parece pertenecer a esa subespecie de novelistas burlones, que juegan con el lector como con un muñeco y, así, uno nunca sabe si realmente valdrá la pena tratar de retener nombres, datos y algunas páginas anodinas.

Nota redactada en julio del 2001

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13 septiembre 2007

Lecciones de ciudadanía

Hay una íntima contradicción en el enfado del gobierno por las movilizaciones contra su asignatura estrella. En realidad, la mejor prueba de que en España hay conciencia ciudadana está en esas movilizaciones. Un pueblo que dice sí, bwana a todo lo que disponen sus dirigentes carece de la virtud de la ciudadanía. Ser capaces de pensar por sí mismos y plantar cara a medidas que se estiman erróneas es, por el contrario, un testimonio de mayoría de edad. Reprimiendo la objeción de conciencia y amenazando a los disconformes, los socialistas demuestran que prefieren una masa moldeable a un pueblo soberano.

El Foro de la Familia está dispuesto a todo por la vía jurídica. Falta saber si las personas individuales están también dispuestas a sufrir incomodidades para mostrar a unos políticos indignos lo que es una sociedad libre. Ellos pensaban que nos habían enseñado lo que era democracia y participación ciudadana, pero al parecer somos nosotros quienes hemos de darles lecciones. Y no a bajo precio, porque el zapaterismo ha venido aquí a ganar la guerra civil a setenta años vista, y una vez más habrá que cantar, con distinta tonada, aquello de “no hay un hombre que se precie que no esté presto a morir”. Aunque ahora las balas lleven forma de expedientes.

El camino hacia Cuba, sí, se empieza a andar entrando en clase de Educación para la Ciudadanía. Y los objetores habrán de tenerlo claro, porque van soportar artillería pesada en forma de retórica tramposa. Tratarán de hacerles ver que son ellos los intolerantes, la minoría fanatizada que quisiera poner un burka a nuestra democracia, los teocon, como empiezan a decir por ahí con dudoso ingenio. Y no. El año pasado, en Madrid, al término de la impresionante marcha contra la LOE, una fea canción llamada Libertad sin ira sonó como cantada por ángeles. Habíamos cobrado una bandera que nos pertenecía. Y no la soltaremos.

(También en El Manifiesto)

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12 septiembre 2007

La Política (de Aristóteles)


El filósofo del "sentido común codificado", esa inmensa cabeza que surgió en la Grecia de Filipo, el cerebro humano puesto a funcionar a pleno rendimiento, no tenía talento literario, al menos a juzgar por esta obra, que es la única que conozco de primera mano, por el momento. Es penosísimo seguir sus razonamientos, es un estilo árido donde los haya. Y, por otra parte, sus consideraciones sobre el gobierno de la ciudad son hoy una curiosidad arqueológica, carentes de interés para el ciudadano de hoy día, si exceptuamos alguna aguda observación sobre puntos tangenciales; pero estas vienen contrapesadas por un volumen excesivo de pensamientos peregrinos, insostenibles de todo punto, sobre las mujeres, sobre los esclavos y otras cuestiones que ahora no recuerdo.

De resaltar algún hallazgo aún válido, señalaría esa definición de la tiranía como gobierno en interés propio, frente al gobierno recto, que es el que se ejerce con miras al bien común. Hoy podríamos añadir también otra modalidad de tiranía, que es aquella que se lleva a cabo con la vista puesta, no ya en el interés del gobernante, sino de la ideología. Los tiempos mudan las cosas, que decía Lope.

Sorprende también que un hombre de tan aguda intuición para todas las cosas, y en concreto para la moral, propugne el aborto cuando el número de hijos sea excesivo para la comunidad. Claro es que él consideraba que no había vida hasta que no se formaban ciertos tejidos. Y, en todo caso, nuestra época le aventaja en salvajismo.


Nota redactada en noviembre de 1999. Entre esa fecha y la que corre, alguien me dijo que las obras que conservamos de Aristóteles no se deben a su propio puño, sino a notas de sus discípulos. Si es así, me la envaino (pero en pequeñito, como los periódicos).

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11 septiembre 2007

El capitán Nemo


Nadie me ha dado un premio. A Nadie le gusta lo que publico. Y me alegro, porque Nadie piensa lo que dice, Nadie tiene amplias inquietudes, Nadie sabe expresarlas con agudeza y brillantez.


Nadie está aquí.

09 septiembre 2007

Salvajes


Es un niño deforme, robusto y feroz, en quien la llama de la inteligencia no arroja sino una luz pálida e intermitente... El salvaje corta el árbol para coger el fruto, desunce el buey que los misioneros acaban de entregarle, y lo guisa, sirviéndole de leña la madera del arado; desde hace más de tres siglos nos contempla sin haber querido tomar nada de nosotros, excepto la pólvora para matar a sus semejantes, y el aguardiente para matarse a sí mismo; no ha imaginado jamás el fabricar estas cosas; descansa en nuestra avaricia, que no le faltará jamás. Así como las sustancias más abyectas y violentas son, sin embargo, susceptibles de cierta degeneración, así también los vicios naturales de la humanidad están más arraigados en el salvaje. Es ladrón, es cruel, es desenvuelto de costumbres... Mientras que el hijo mata a su padre para eximirle de las molestias de la vejez, la mujer destruye en su propio seno el fruto de sus brutales amores para liberarse de las fatigas de la lactancia. Arranca los sangrientos cabellos de su enemigo vivo todavía; lo desgarra, lo asa y lo devora cantando; si llega a apoderarse de nuestras bebidas fuertes, bebe hasta la embriaguez, hasta la fiebre, hasta la muerte, privado igualmente de la razón, que le impone al hombre por el temor, y del instinto, que advierte al criminal por el disgusto.


Joseph de Maistre, Las veladas de San Petersburgo. (Subrayado mío, claro.)

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07 septiembre 2007

8 de septiembre


Fiestas patronales. Los orcos dominan la calle. Corretean, ensucian y, sobre todo, gritan. Envueltos en harapos y empujando carritos de supermercado, tratan a duras penas de divertirse.
8 de septiembre. Dejo la ventana y abro a Lope:


Canten hoy, pues nacéis vos,
los ángeles, gran Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.

Canten hoy, pues a ver vienen
nacida su Reina bella,
que el fruto que esperan de ella
es por quien la gracia tienen.

Digan, Señora, de vos,
que habéis de ser su Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.

Pues de aquí a catorce años,
que en buena hora cumpláis,
verán el bien que nos dais,
remedio de tantos daños.

Canten y digan, por vos,
que desde hoy tienen Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.

Y nosotros, que esperamos
que llegue pronto Belén,
preparemos también,
el corazón y las manos.

Vete sembrando, Señora,
de paz nuestro corazón,
y ensayemos, desde ahora,
para cuando nazca Dios. Amén.

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Diálogos del conocimiento

Como cabía esperar, se trata de una obra tan desconcertante como las demás de Aleixandre, y con la misma tremenda belleza. En esta ocasión, don Vicente elige la forma dialogada para dar expresión a sus oscuras intuiciones. Por lo general alternan dos voces, diversas sólo para quien se ha parado a penetrar en esa selva que es el mundo poético aleixandrino. Son, como dice el editor, monodiálogos, pues no se dirigen la palabra el uno al otro, sino que realizan por turno eso que llaman función expresiva del lenguaje. La cosa se divide en capítulos, agrupados a su vez en partes, Aleixandre sabrá por qué. "Sonido de la guerra" reúne a el soldado y el brujo; "Los amantes viejos" a él y a ella; "La maja y la vieja" a estas; "El lazarilo y el mendigo" a estos, y así hasta completar catorce diálogos. El saber y el conocer (distintos en la poética aleixandrina) , la juventud y la vejez, el amor como conocimiento o como destrucción en el otro, la luz y la sombra, los elementos naturales más elementales (luna, fuego, mar, noche, ramas) son motivos que se entrecruzan con arcano simbolismo. Resurge aquí algún procedimiento poético del primer Aleixandre, como la o identificativa. La métrica es más regular que en los otros poemarios aleixandrinos y poco más soy capaz de decir sobre esta creación subyugante. Las profundidades, en la introducción de D. José Mas, que ha hecho un buen trabajo.

Nota redactada en agosto de 2005

Otras referencias a Aleixandre:

Sombra del paraíso
Nosotros
Ámbito

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06 septiembre 2007

Pensé, ocasional y torpemente desdeñoso,

que el sabio Catón tenía razón cuando afirmaba que era una debilidad enamorarse y que lo conveniente era tener una rápida aventura, gozarla al máximo, y huir totalmente de ella a la espera de otra.

-Pero yo -discrepé en voz alta- necesito amar, sentirme amor.

Stavros sonrió. Había seguido mi oculto pensamiento y comprendía mi voz. Casi no necesitaba hablar para que él supiera por dónde iba la imaginación.

-Sí -me dijo-, la persona necesita amar, no temer la inquietud del amor. Sin embargo, nos están poniendo tan fácil la libertad que vamos rehusando la cálida atadura de amar y dejarnos amar.


Antonio Prieto, Dolabella


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04 septiembre 2007

El aborto "a posteriori" de Arthur Miller


Había un libro escolar de los años 40 titulado Santos españoles, un conjunto de breves semblanzas con propósito edificante. En él se decía, a propósito de san Juan de la Cruz, que “los grandes poetas suelen ser también hombres muy buenos”. Y uno no podía por menos de sonreír al leerlo, alabando al autor la buena intención ya que no era imaginable tanta candidez. Rara vez han ido paralelas la santidad o simplemente la ejemplaridad humana con el genio literario. A lo sumo, hay que reconocer en los poetas una cierta tendencia a lo extremo, a compaginar actos heroicos con bajezas notorias.

Estos días hemos asistido a otra pillada en renuncio de un VIP de las letras: dicen los periódicos (no quiero acogerlo sin reservas, en atención al derecho al honor que a todos ampara) que Arthur Miller se deshizo de un hijo con síndrome de Down, internándolo en un centro asistencial y olvidándolo hasta el extremo de no mencionarlo en sus memorias. Escándalo: el comprometido, el fustigador del capitalismo, el defensor de los humildes... desatiende a sus compromisos más cercanos y acuciantes. Bueno, una vez más, sorprende que sorprenda. Nos hemos acostumbrado a otorgar a los intelectuales una autoridad moral que rara vez han merecido, pues, como bien sabemos, nada hay más fácil que comprometerse de palabra con colectivos, sobre todo si son colectivos alejados de la propia mansión. Otra cosa es asumir las propias cargas y estar a las duras en el matrimonio, ya que desposar a Marilyn Monroe entra de lleno en las maduras.

Además, supongamos que Arthur Miller hubiera decidido abortar a su hijo en lugar de arrinconarlo en vida: ¿no hubiera sido alabada esa actitud por el laicismo establecido, que niega en casi todas sus legislaciones el derecho a la vida del discapacitado mental? En realidad, no hizo sino abortarlo a posteriori. Para él fue lo mismo: vivió con un estorbo menos. Y encima le perdonó la vida al chaval. ¿Qué más quieren?
(También en El Manifiesto)

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02 septiembre 2007

La mirada de un niño


El niño es él, el propio Aguirre Bellver, y lo que mira es lo que Tarín Iglesias llamaba los años rojos, es decir, el estado de terror que padeció Madrid desde la victoria del Frente Popular. No desde que se sublevó Franco, porque la relación causa-efecto se invierte con frecuencia. Desde febrero de 1936, los frentepopulistas se entregaron con ahínco a implantar la democracia tal como ellos la concebían, o sea, como el poder omnímodo del pueblo, que eran ellos. Joaquín Aguirre andaba entonces por los diez años, vivía en Madrid con sus padres y sus cinco hermanos y sufrió el hambre y el miedo, atenuados por una edad en que todo se lleva mejor pero recordados por la fuerza con que esa misma edad fija las vivencias. "Novela memoria de la guerra civil" llama Aguirre a esta narración, y es imposible saber cuánto hay de cada una de esas cosas, memoria y novela, pues el autor ha renunciado a dar referencias y datos que apoyen cada suceso. No obstante, todo da una fuerte sensación de cosa vivida.

Sorprende la declaración inicial: "En las páginas siguientes no hay política". Pero es cierto. Podrá decirse que se seleccionan los hechos, que no hay rojos buenos ni nacionales malos..., pero nunca se vierte una opinión (atribuible al autor, quiero decir) que indique una toma de partido o una interpretación política. Son hechos, hechos crudos.


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