30 septiembre 2010

El signo de los cuatro


No sé si Doyle era masón, pero su personaje y sus historias tienen ese aire inconfundible que aúna un racionalismo militante con una querencia irresistible hacia lo mágico. Sherlock Holmes reduce a lógica todo lo aparentemente sobrenatural, pero planea sobre toda la novela la condición casi subhumana del asesino indígena, el secreto de la entente de los Cuatro, la sonrisa helada de la muerte... Toda la segunda mitad del siglo XIX fue así, aparentemente racionalizadora y amiga de la ciencia pero cautivada, más que por lo espiritual, por lo mágico e inexplicable.

Esta es una novela de estructura curiosa, pues el relato del asesino (o, mejor dicho, del responsable), cuando el caso ha sido ya resuelto, es casi una historia independiente, una historia que podía haber dado lugar a una novela de aventuras. Tampoco estamos ante el clásico whodunnit ("quién lo hizo"), donde la identidad del culpable es desvelada en el último capítulo. Pero sí que vemos, como siempre, a Sherlock exhibiendo su anormalidad (lo es, al fin y al cabo), su peculiar capacidad deductiva y su, en el fondo, falsa ausencia total de sentimientos, bajo la que se adivina a veces una asumida impotencia para el trato amoroso.

Nota redactada en junio del 2010

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29 septiembre 2010

Vieja práctica

Tentaciones tengo, si aún no me quedara buen camino por historiar, en poner aquí uno de los discursos o arengas pronunciados por Melanio. Porque el ducho ateniense, bien pertrechado en sus saberes griegos, se animaba en la oratoria de Demóstenes para crear hermosas piezas con citas de Eurípides o Aristóteles, las cuales, si ciertamente no comprendían los reclutas, sí les emocionaban por su sonido, hasta dejarse convencer. El hecho es que Melanio tuvo éxito para arrastrar gente y no sería justo censurarle, ya que es vieja práctica arrebatar a la gente con sonoridades y no con argumentos que obliguen al pensamiento.

Antonio Prieto, El embajador
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28 septiembre 2010

Su único hijo



Anodina y excesiva. La historia de Bonifacio Reyes y su braguetazo con Emma Valcárcel me ha parecido una simple novela galante que podía haber estado animada por el genio satírico de Clarín, pero se queda en un largo regodeo con las vanidades que al final no conduce (al menos yo no lo veo) a nada relevante. Aplicar el microscopio a la tontería humana como él lo hace resulta gracioso en los cuentos, pero en trescientas páginas empalaga, si no hay detrás un Fermín de Pas o una Ana Ozores. En definitiva, no te lo crees: no hay gente tan tonta, es lo que te sale exclamar, al cabo de unos cuantos capítulos.

Lo mejor de Su único hijo es lo que puede tener de profecía sobre tantos matrimonios actuales apegados a mil caprichos personales y olvidados de la finalidad última de su matrimonio hasta el punto de dar al traste con él. Lo de Bonifacio, deseando tardíamente un hijo como tabla de salvación y aceptando patéticamente el que otro hombre le ha engendrado, no es sino un símbolo cruel de tantas vidas abocadas al absurdo por haber jugado con fuego durante demasiado tiempo.

Nota redactada en mayo del 2010

Otra referencia a esta obra aquí


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23 septiembre 2010

Rosa Montero:

El pacifista a ultranza ha de ser consciente de que es cómplice de la violencia. No oponerte a la violencia, con la violencia, te convirte en cómplice.

En entrevista a Fernando Arrabal, en El País. Citado por Mercedes Formica en Visto y vivido.

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22 septiembre 2010

Caballeros radicales

Un sindicato de extrema izquierda llama a la huelga:

¡El miércoles 29, tod@s a la calle! (En lugar de la consabida arroba, pusieron la A inscrita de los anarquistas, pero la intención era la misma: aquí no se hace discriminación de género.)

Pero, en el mismo cartel, más abajo, proclamaban:

¡La crisis, que la paguen ellos!

EllOs.

¿Qué pasa, que entre los malos no hay mujeres?

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21 septiembre 2010

Gerifaltes de antaño


A pesar de todo, creo que nunca se podría saber, a partir de su trilogía sobre la guerra, si Valle-Inclán era carlista o no. Con ese "a pesar de todo" me refiero a la Introducción de la edición de Austral, donde se afirma lo contrario: a saber, la clara filiación carlista que revelan estos relatos.

Digo esto porque Valle mantiene siempre aquí (más en Gerifaltes... que en las anteriores) ese difícil y peculiar equilibrio entre la estilización modernista y el esperpento. ¿Está admirando a sus objetos, o los está despreciando? Sólo él es capaz de crear semidioses y convertirlos en peleles dentro del mismo párrafo. Quizá ahí ha dado en el clavo: es mostrar dos facetas ocultas en la realidad, auténticas las dos a pesar de su diversidad. Somos semidioses y peleles, y aparecemos como una cosa u otra según nos dé la luz, o la mirada del artista. La verdad está en juntar prerrafaelismo y expresionismo.

Es significativo que a la Generación del 98 le haya atraído tanto la figura del cura Santa Cruz. Lo retratan Unamuno, Baroja y Valle-Inclán en este Gerifaltes de antaño, donde es la figura principal. Se trata, ciertamente, de una figura digna de Solana, parte de la España más pintoresca. ¿qué pasó por las mentes de todos esos curas "trabucaires", de Merino a Santa Cruz, para dejar su ministerio e irse a guerrear? ¿Fue una crisis de identidad adelantada en un siglo? ¿La pervivencia de una atávica alma guerrera que salió a flote con el pretexto de la carlistada?

Nota redactada en diciembre del 2002


Otras obras de Valle-Inclán comentadas aquí:

Los cuernos de don Friolera
Águila de blasón
Tirano Banderas
Claves líricas


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19 septiembre 2010

Un arranque que me encantó.

El de "La campana de Huesca", cuento incluido en Los usurpadores, de Francisco Ayala:

En aquel tiempo en que los hombres sabían hacer dignidad del servicio y servicio de la vida, porque vivían para la muerte...


Otras referencias a Francisco Ayala:
Relatos
La estructura narrativa
La comendadora, El clavo y otros cuentos
La isla en el páramo


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16 septiembre 2010

Nunca pensé que tuviera que darle la razón a Aído

Y me quedo perplejo ante el espantoso ridículo que están haciendo el PP y algunos medios de derechas con lo de los vídeos machistas de la UGT. Hasta el más lelo ve que, en efecto, ahí hay una sátira: el machista es el malo de la película, el empresario. Es una sátira torpe, repelente, a la altura del tipejo que la interpreta. Tómenlo por ahí, que hay de donde tirar, y dejen de hacer el imbécil con sus escándalos progresistas de imitación.

15 septiembre 2010

Antígona


La eterna polémica está trazada de modo tan definitivo, los antagonistas son tan reconocibles que sorprende cómo un pagano, carente por tanto del firme asidero de la verdad revelada, ha podido ser el autor de la obra. Pero ésta deja claro que los términos del problema estaban ahí antes de que Dios pudiera caracterizarse como la suma verdad o el sumo bien, antes de que el concepto de ley natural tomase forma. Ahora bien, lo que más sorprende es cómo, si trasladamos el conflicto a nuestros días, Creonte, el tirano, ha llegado a mixtificarse de tal modo que ha logrado presentarse a sí mismo como la víctima. En efecto, defender, hoy, una postura basada en leyes divinas supone, para la opinión establecida, el mayor atentado contra la libertad. El tirano es, así, quien defiende la ley no escrita, siempre que la ley impuesta por el anónimo Creonte se presente a sí misma como liberadora. La arbitrariedad no se comete hoy en nombre de la seguridad del Estado sino de una reinventada democracia o una no menos redefinida tolerancia, que tomarán la forma de artículo de la Constitución o de sentencia del Tribunal Supremo, mientras que un derecho no será tal si choca contra esos muros legales. El imperativo de la conciencia, presentado como intromisión totalitaria en una sociedad libre, tal es el sarcasmo de nuestra época, la mayor trampa, hoy por hoy, de los "hijos de las tinieblas". El que la única objeción de conciencia válida legalmente sea la que se ejerce contra el servicio militar no hace más que prolongar la carcajada.

Nota redactada en octubre de 1999. Por cierto, el autor es Sófocles.

Otras referencias a Antígona aquí y aquí.


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14 septiembre 2010

El reflector

Erich Auerbach comenta un pasaje de Voltaire en que éste presenta de modo ligeramente cómico algunas prácticas religiosas.

... Es también ejemplo de una acreditada técnica de propaganda, que con frecuencia es empleada más burda y malignamente que en este caso: podríamos denominarla la técnica del reflector. Consiste en iluminar potentemente una pequeña parte de un conjunto muy amplio, dejando empero en la oscuridad todo lo restante, que podría explicar y ordenar aquella parte, y que acaso serviría también de contrapeso a lo que se hace resaltar. Así, parece que se dice la verdad, ya que no puede negarse lo que se dice, y, sin embargo, todo está falseado, pues la verdad no puede ser más que enteriza y con la exacta coordinación de sus partes. El público cae una y otra vez en semejantes trampas, sobre todo en tiempos agitados: todos conocemos ejemplos de sobra en el pasado inmediato. En tiempos ordinarios, el truco es fácil de descubrir, pero en épocas de tensión falta en el pueblo o en el público una voluntad seria para ello. Cuando a una forma de vida o a un grupo humano les ha sonado su hora o han perdido el favor y la tolerancia de que disfrutaban, cualquier injusticia que la propaganda comete con ellos se siente vagamente como tal y, sin embargo, es saludada con regocijo sádico.

(En Mímesis)

Otra referencia a esta obra aquí.


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12 septiembre 2010

"Oponerse a construir la mezquita puede armar a los radicales"

(Padres de una víctima del 11-S)

Y si se construye la mezquita, ¿los de Al Qaeda se dedicarían a vender cuscús? Pregunto tímidamente.

10 septiembre 2010

El misterioso caso alemán


Hay un prejuicio muy difundido en nuestra cultura laica, según el cual la ciencia y la cultura (mejor si alejadas de toda referencia a lo religioso) servirían para fomentar la paz y la tolerancia. De ahí que se pueda calificar de misterioso el caso de un país que, habiendo dado los mayores nombres de la filosofía y de las letras en los últimos siglos, desembocó en una pesadilla como el nacionalsocialismo. Tanto más cuanto que los propios artífices de esa ideología, y muchos de sus servidores entusiastas, eran ellos mismos hombres cultos: no sólo eso, sino ejemplares padres de familia en muchos casos.

Ese misterio es el que trata de resolver Rosa Sala Rose en un meritorio trabajo. Meritorio, no por convincente (de hecho, me inclino más a lo expuesto por César Vidal en Los incubadores de la serpiente), sino por su amplia y bien seleccionada documentación, la cuidada ordenación de los temas y lo ameno de su estilo, que no ahorra punzadas irónicas y sutiles observaciones personales. Estas, sin embargo, no pasan de ser marginales, y en todo momento mantenemos la impresión de hallarnos, ante todo, ante una obra de investigación. Valga el tópico: obra de filigrana.

Nota redactada en enero del 2010

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09 septiembre 2010

El suicida superviviente


Envilecimiento, encanallamiento, no es otra cosa que el modo de vida que le queda al que se ha negado a ser el que tiene que ser. Este su auténtico ser no muere por eso, sino que se convierte en sombra acusadora, en fantasma, que le hace sentir constantemente la inferioridad de la existencia que lleva respecto a la que tenía que llevar. El envilecido es el suicida superviviente.

Una aguda observación de Ortega (La rebelión de las masas) que adquiere su significado menos cruel y menos determinista si la contemplamos en la perspectiva cristiana de la vocación divina, donde todo, a la postre, es reparable, como bien supo el hijo pródigo.

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08 septiembre 2010

Entre la responsabilidad y los votos


Así decía Churchill que se encontraba siempre un político en tiempos de guerra. Y de crisis, podríamos añadir. Y, de un modo u otro, siempre, claro.

Ni que decir tiene que el ejecutivo español tiene superado hace tiempo ese dilema.

(La frase, en La segunda guerra mundial, I)

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07 septiembre 2010

Pesebres de caoba


No sé quiénes son peores, si quienes mutilaban y fusilaban a los curas o quienes los infaman al cabo de los años. Porque el comportamiento de los eclesiásticos en la guerra civil resultó tan heroico que reírse de él o calumniarlos de cualquier manera revela una vileza casi superior a la de los verdugos. Pesebres de caoba no dedica mucho espacio al asunto, pero cuando aparecen monjas son tontas y cuando aparece un cura es un cobarde. No sé qué es lo que lleva a todo escritor contemporáneo no confesionalmente cristiano a meter el dedo en el ojo, aunque sea sin venir a cuento, a la gente de Iglesia. Es como un prurito incurable.

Por suerte, sabemos que un hombre de muy mala entraña es capaz de ser un muy buen novelista, y Pesebres de caoba es una novela sólida y digna. Producto de 1981, acusa la influencia hispanoamericana, con esos largos párrafos sin diálogo y de sintaxis indisciplinada, así como, en el contenido, con esa visión bárbara de las relaciones entre estratos sociales y entre sexos. ¿Bárbara? Valle-Inclán también puede detectarse aquí, con esas enumeraciones a lo Tirano Banderas. Pero Carlos Cal es más bien un don Juan de Montenegro a la andaluza. Hay algo de crepuscular también aquí, pues la novela parte de la muerte del patriarca, o mejor, el amo, como siempre se le denomina. Un amo a quien la fuerza vital le rezuma por los poros, como a sus bienamados caballos. Este simbolismo del caballo es una de las claves, y de los aciertos, de la obra.

Nota redactada en julio del 2006. Por cierto, el autor es José María Requena

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06 septiembre 2010

La nada flotante



Eso que dicen que dice Hawking de que la nada explotó y salió el universo me recuerda este diálogo de Carlos Arniches:

SEÑOR FLORO: Aquí no hay más Dios ni más ser que la Naturaleza madre y su produzto, que es el hombre, animal soberano y libre, y tóo lo demás que te digan, zanahorias condimentadas.
SEÑOR EULALIO: ¿De forma que tú crees que el mundo se ha hecho solo?
SEÑOR FLORO: De un modo automóvil, sí señor.
SEÑOR EULALIO: ¿Y de dónde ha surgido?
SEÑOR FLORO: Del caos.
SEÑOR EULALIO (Dudando): ¡Qué caos, ni qué cacaos!... ¿Y qué es el caos, vamos a ver?
SEÑOR FLORO: La nada flotante.
NICOMEDES (Admirado): ¡No le coge en una!
SEÑOR FLORO: Y pa que te enteres de lo que no sabes, te diré que este globo terraquio que habitamos no es más que una corteza desprendida de otro planeta que se ha enfriao.
UN OYENTE: Iría de verano.
SEÑOR FLORO (Muy molesto): Al que se chufle cojo una botella y le hago una alusión personal en las narices.
VARIOS: Callarse, hombre. (Silencio profundo)
SEÑOR EULALIO: Entonces, dime a mí, ¿qué soy yo, vamos a ver?
SEÑOR FLORO: UN mísero gusano dedicao a la albañilería y nacido de la putrefacción terraquia.
SEÑOR EULALIO: ¡Arrea! ¿Yo gusano?... Hombre, Floro, dices unas cosas...
SEÑOR FLORO: Chist...; aquí todo se prueba, como en las sastrerías. Ejemplo práztico de tu gusanez: coges un pedazo de queso, lo tiras a ese rincón, vuelves a los quince días y lo encuentras fermentao.

SEÑOR EULALIO: Eso será si no hay ratas, porque si hay ratas no lo encuentras.
SEÑOR FLORO: Aquí tienen gato. Por eso he puesto el ejemplo. Pues de la misma forma que el queso fermenta y salen gusanos u seres móviles y vividores, lo mismo de la cáscara mundial salieron seres u gusanos, que somos tú y yo, este y ese, la Inacia, la Tadea y personas que nos acompañan.
TODOS. ¡Muy bien!
UN OYENTE: Eso no es posible, señor Floro.
SEÑOR FLORO: ¿Quién ha graznao esa negativa?
UN OYENTE: Servidor; porque si yo creyera que una mujer con esos ojazos y unas formas como las de su cuñada de usté era produzto de un pedazo de queso, yo tiraba una bola. (El auditorio ríe)
SEÑOR FLORO (Amoscado): Tiés una cabeza, mi amigo, que la incluyes en un puesto de melones y no desmerece. Estoy filosofeando, y, por lo tanto, hablo en sentido hipotecario, ¿estamos?
UN OYENTE: Ah, bueno, usté disimule.
SEÑOR FLORO: No hay de queque. Orejita es lo que hace falta pa saber oír. Y voy a rematar Por lo tanto, Eulalio, ni hay ser superior, ni cielo, ni purgatorio, ni andróminas de esas. En este mundo no hay nada más que este mundo, donde está todo, lo bueno, lo malo y lo entreverao. Y el día que te mueras vuelves al seno de la tierra materna y te haces polvo, fósforo, gaseosa... nada. ¡He dicho!

"Los ateos", en Del Madrid castizo. Sainetes.

Vamos, que Hawking no ha venido a inventar nada que no supiera un obrero hace un siglo.

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04 septiembre 2010

Yo también he salido de la nada, Hawking.


Como todo el puñetero universo. Hasta ahí de acuerdo.

Ahora lo que procede es que expliques cómo lo que hizo bang salió de la puñetera nada. En términos estrictamente fisicoquímicos, por supuesto. Que Dios ya te ha dicho que él no ha sido.

Hala, científico: a justificar el sueldo.

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02 septiembre 2010

¿Es posible que el autor de las "Nanas de la cebolla" sea el mismo

que escupió zafias salvajadas como esta? La pregunta surge espontánea, pero está de más. Hace tiempo que sabemos, los que queremos saberlo, que no podemos idealizar desde el punto de vista humano al que tan bien nos cae como artista. Wagner fue un racista, Bécquer un pornógrafo, Alberti y Cela unos delatores, Rimbaud un negrero, los ejemplos podrían multiplicarse por los vicios y la lista bastaría para curar de espanto al más canelo.

Uno no sabe a qué carta quedarse con respecto a documentos de este estilo. Por pudor, sería partidario de darlo a las llamas y correr un velo sobre aquella hora estúpida del personaje, para quedarnos con lo que le hace grande. Hoy día tienden a airearse y a exhibirse como parte de las obras completas, junto con el papel más insignificante salido de manos del insigne (exceso que denunció Julián Marías). Pero hay en ello un regodeo en la basura tan cierto como el de la tele más vulgar. Por otro lado, sirven para derribar falsos ídolos. Miguel Hernández fue un gran poeta, tal vez un buen esposo y un militante fanático, pero ni de lejos el santo laico que venden por ahí.

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01 septiembre 2010

El cadáver fugitivo


Por las trazas, se trata de una de las primeras historias de Ellery Queen, pues aquí el joven Queen es aún un escritor que sólo mete las narices en los asuntos de su padre para conseguir argumentos para sus novelas, lejos del reputado detective que vemos en otros títulos.

¿Ven?, este es un caso de asesinato que no se habría producido de estar legalizada la eutanasia. Al gran señor Braun, rey de los tratamientos de belleza y él mismo un Apolo, se le diagnostica un cáncer, el semidiós no puede soportarlo, se manda quitar de enmedio y él contento y sus herederos a cobrar. En cambio, sin eutanasia de por medio, hay que preparar un tinglado, eludir al forense y a la policía, hacer desaparecer el cadáver... Un asco.

Ellery Queen es un personaje muy medido: no es el razonador patoso y tímido, ni el duro sarcástico y hábil, ni el cerebro superior a lo Sherlock Holmes, aunque reúne un poco de todos ellos, y de pasarse se pasa por repelente. Pero aquí queda muy discretito y elegante.


Nota redactada en marzo del 2009. Recuerdo que Ellery Queen es a la vez el nombre del protagonista y el seudónimo de sus autores.


Otra referencia a Ellery Queen aquí

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