31 mayo 2023

...que algo queda.

Mercedes Monmany tiene una cultura literaria fuera de lo común, pero no puede decirse que sea una crítica literaria, al menos en el sentido más coloquial de la palabra crítica. Lees Por las fronteras de Europa y todos los autores y todos los libros son prodigiosos, por emplear el calificativo que hizo famoso Garci. Supongo que el libro es un ejercicio de selección, pero no recuerdo haberle leído una palabra que indique que tal obra flaquea por aquí o por allá, antes bien, todo es entusiasmo en sus comentarios, hasta el punto de identificarse totalmente con los puntos de vista de cada autor. No es que esto sea difícil, pues en una gran parte estamos ante autores que denuncian los totalitarismos del siglo pasado. Pero, alguna vez, ese entusiasmo la lleva a injusticias notorias, como cuando se refiere al filonazismo de Pío XII (¡!) al glosar una obra de una autora italiana que, al parecer, abunda en la ya más que enterrada calumnia. Podría echar un vistazo a esto, por ejemplo.



24 mayo 2023

Salambó

Salambó es una vasta colección de cromos sobre la guerra de los mercenarios cartagineses, con una sencilla trama que tiene a la princesa como motivo decorativo. Cromos, digo, de soldados, armas, batallas y espectáculo histórico a lo Cecil B. de Mille. “Hoy nadie la lee”, decía José María Valverde. Yo he tenido la paciencia de hacerlo porque Flaubert es Flaubert, y además porque uno de los tebeos que más me fascinaron de pequeño se ambientaba, en parte, en aquel escenario, con los sacrificios al dios Moloch de fondo: La tumba etrusca, uno de los episodios de la colección Alix, de Jacques Martin, de feliz memoria.

Flaubert narra en tercera persona con aliento de historiador clásico. Su princesa Salambó está pidiendo una morenaza del Hollywood clásico, tipo Jane Russell o Ava Gardner (desconozco si se ha llevado al cine). De hecho, en la danza con la pitón, Flaubert tuvo una intuición hollywoodiana que podría haber hecho sombra a Gilda si alguien lo hubiera llevado con talento a la pantalla.

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20 mayo 2023

Vetera et nova

Ni siquiera había mirado el índice de la Antología de prosistas españoles de Menéndez Pidal, cuando lo compré en Re-read. Pensé que se limitaría a autores antiguos (medievales, alguno del Siglo de Oro) y poco conocidos. No. La verdad es que es un libro que vendría muy bien en la enseñanza media, para los alumnos, ya que recoge unos textos fundamentales, desde Alfonso X hasta Jovellanos, incluyendo el Quijote y el Lazarillo. Fragmentos, claro. Habría que reeditarlo. Disponer de todo eso en un solo tomo facilitaría el conocimiento de los autores y la curiosidad por conocer las obras íntegras.

Inmensa conferencia del padre Olivera Ravasi en una iglesia de Florida, en español. Nada nuevo, pero qué oratoria la de este hombre, al que más que nada había oído entrevistando a otros en su canal. Y qué atrevimiento. ¿Qué hacemos las que estamos imbuidas de feminismo sin habernos dado cuenta?, va y pregunta una. Y el padre diciéndole, por vía indirecta, que se case y sea madre cuanto antes, que ya se le pasarán todo tipo de manías, y le recomienda el Cásate y sé sumisa de la otra, que no me acuerdo de la autora.

Tendré que pillar un día de estos ese Salvaje de corazón. Promete.

Y lo único, alguien tendrá que decirle al padre Olivera que la v y la b suenan igual en español.

Parece ser que llaman clickbait a esos titulares que te prometen una noticia sabrosona que luego se queda en una bobada. Ahora todo tiene nombre en pitinglis. El caso es que yo estaba picando en esos clickbait como un salmonete, a veces entre sorbo y sorbo de café, y casi siempre me quedo con la miel en los labios a causa de la falta de cobertura en el bar. Bueno, mi informador sobre todo esto es Fernando Díaz Villanueva, en un programa dedicado a la caída del imperio Vice Media, cuya existencia ni conocía. Un servidor de noticias idiotas, al parecer, de esas que llaman virales (bueno, no todos los nombres son en pitinglis), y, por supuesto, destinado a la juventud, que es quien más idioteces consume. El programa de FDV, en cambio, derrocha sentido común.



17 mayo 2023

Doña Inés

Doña Inés (que no es la de Zorrilla) llega a Segovia como para olvidar un pasado que nunca se nos revela. Encuentra una Segovia azoriniana, lo que es decir que se encuentra a sí misma, melancólica, meditativa, en ese limbo ajeno al cambio que son los espacios de Azorín. Soñadora doña Inés, sin embargo (podría ser la de Zorrilla), es vulnerable a un nombre: Diego el de Garcellán, poeta. Y (no sabemos con qué voluntad de autodestrucción) se deja besar por él a la puerta de una iglesia, lo que provoca una tolvanera en el limbo (tolvanera es el título de un capítulo). Es el destierro de hecho: doña Inés termina su peripecia vital en Argentina, como promotora de un colegio para pobres.

Historia pobre donde las haya, servida con una técnica innovadora donde las haya, aunque esto solo unos vargasllosas y unos julianmarías que pululan o pululaban por ahí se lo reconocen. La trama cediendo ante los otros elementos novelísticos, como quería Ortega. Julián Marías, en concreto, que la tenía como su novela favorita de Azorín, habla de una novela cinematográfica por excelencia, y lo explica en esta interesante conferencia. Cada capítulo, para Marías, es un plano cinematográfico: unos planos que se encadenan, como en el cine, no por contigüidad de cosas materiales, sino por contigüidad vital: el barrio de Segovia, Madrid; el retrato de doña Inés; la habitación; la carta...

Hay comentarios totalmente desenfocados que arruinan una obra; otros que te la iluminan totalmente. Así esto último con la conferencia de don Julián sobre Doña Inés. Oh, internet…

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13 mayo 2023

Esa censura franquista

Mercedes Monmany, Por las fronteras de Europa:

[Boris] Vian solo conocería el éxito con la publicación, y el escándalo inmediato y mayúsculo, que se produjo tras su novela policíaca, Escupiré sobre vuestras tumbas. Firmada con el nombre de un supuesto escritor americano, Vernon Sullivan, con copiosas raciones de violencia y sexo, por ella sería condenado en 1950.

Por ultraje a las buenas costumbres, en concreto. Cien mil francos. Por eso hablo de censura franquista, a ver si me entienden…



 

12 mayo 2023

Sínodo de los obispos y +

El padre Santiago Martín no quiere meterse con las madres sinodales: la Iglesia se renueva sin cesar y siempre que ha introducido alguna innovación ha habido gente que se ha echado las manos a la cabeza y que dónde vamos a ir a parar. Pero esto de meter laicos y laicas en los sínodos no cruza la frontera de lo que es de fe o lo que es de moral, y vamos, que no pasa nada.

Tal vez.

Pasar, no. De hecho, supongo que los laicos y laicas que tengan voz y voto en los sínodos tendrán una formación teológica y moral acorde con su responsabilidad. Pero me queda otra… Esos avances que el padre Santiago enumera (creación del diaconado, del monacato, de las órdenes mendicantes… y tantas otras cosas de menor relieve) han respondido a necesidades reales de la Iglesia. Pero de esto, ¿había realmente necesidad? ¿Va más allá de una concesión al mundo (en el mal sentido) que presiona por un igualitarismo estéril, cuando no venenoso, y habla de una incorporación de la mujer a la Iglesia como si se tratase de un nuevo sufragismo?

No me voy a echar las manos a la cabeza. Pero tampoco puedo decir que me resulte simpático, de entrada.



01 mayo 2023

La abolición del hombre

Lo que llamamos “ley natural” halla su formulación en casi todas las culturas, normalmente formando un todo con la religión y, a veces, con diferencias debidas a los intereses de la sociedad, que a veces se alejan de esa ley para cruzar el límite de la dignidad humana, como es el caso de la esclavitud, tan mimada incluso, ay, en sociedades cristianas.

De una de esas culturas toma C. S. Lewis, en La abolición del hombre, el término Tao para denominar, lo más abreviadamente posible, supongo, a esa ley natural o a algo más extenso que puede incluir el sentido común, la recta razón… En este sentido,

lo que pretenden los nuevos sistemas o (como ahora se llaman) “ideologías”, consisten en aspectos del propio Tao, tergiversados y sacados de contexto y, posteriormente, sublimados hasta la locura en su aislamiento, aun debiendo al Tao, y solo a él, la validez que poseen,

lo que sigue haciéndolas atractivas, a pesar de todo, para una buena masa de gente. Por eso,

la rebelión de las nuevas ideologías contra el Tao es la rebelión de las ramas contra el árbol: si los rebeldes pudieran vencer se encontrarían con que se han destruido a sí mismos.

¿Estamos hoy en la batalla final, en que el hombre occidental va a ser exterminado por la locura de estas ramas rebeldes, o va a resurgir de la mano de alguna reacción inesperada? En todo caso, no me digan que no hay profetas.

Se ha trabajado mucho, en los últimos tiempos, por desarraigar en los hombres esos principios que, como reconocía el Nuevo Testamento, están inscritos en el corazón de los paganos. Por eso, no sé hasta qué punto se puede sostener hoy lo que dice Lewis acerca de que el Tao es inatacable desde fuera y que, por tanto,

siempre que se desafía a un precepto de la moral tradicional a mostrar su validez como si recayera sobre él el peso de la prueba, habremos elegido la postura errónea.

Es preciso, quizá, mostrar que el peso de la prueba recae sobre ellos, pero también ha llegado el momento en que, como decía GKC, hay que coger la espada (de la dialéctica, de momento) para defender que el pasto es verde. Y que el pasto es verde quiere decir que tenemos una naturaleza que no nos hemos dado, y que decir que uno es un rododendro cuando es una persona, no es más que un deseo desquiciado que se vuelve contra él:

Cuando todo el que dice “Es bueno” es menospreciado, prevalece el que dice “Yo quiero”,

para desgracia suya y de toda la humanidad. Por eso, la disyuntiva es clara:

somos espíritus racionales obligados a obedecer por siempre los valores absolutos del Tao, o bien somos mera materia a amasar y moldear según las apetencias de los amos, quienes, por hipótesis, no tienen otro motivo que sus impulsos “naturales”.

C. S. Lewis termina La abolición del hombre con un apéndice formado por citas de autores pertenecientes a diversas culturas que enuncian ad su modo distintos principios del Tao. Me voy a quedar con esto de Cicerón:

La naturaleza y la razón mandan que nada de mal gusto, nada afeminado, nada lascivo sea hecho o pensado (De officiis, I.IV)

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