12 mayo 2023

Sínodo de los obispos y +

El padre Santiago Martín no quiere meterse con las madres sinodales: la Iglesia se renueva sin cesar y siempre que ha introducido alguna innovación ha habido gente que se ha echado las manos a la cabeza y que dónde vamos a ir a parar. Pero esto de meter laicos y laicas en los sínodos no cruza la frontera de lo que es de fe o lo que es de moral, y vamos, que no pasa nada.

Tal vez.

Pasar, no. De hecho, supongo que los laicos y laicas que tengan voz y voto en los sínodos tendrán una formación teológica y moral acorde con su responsabilidad. Pero me queda otra… Esos avances que el padre Santiago enumera (creación del diaconado, del monacato, de las órdenes mendicantes… y tantas otras cosas de menor relieve) han respondido a necesidades reales de la Iglesia. Pero de esto, ¿había realmente necesidad? ¿Va más allá de una concesión al mundo (en el mal sentido) que presiona por un igualitarismo estéril, cuando no venenoso, y habla de una incorporación de la mujer a la Iglesia como si se tratase de un nuevo sufragismo?

No me voy a echar las manos a la cabeza. Pero tampoco puedo decir que me resulte simpático, de entrada.