03 diciembre 2024

…Se condena

por fin esa separación de la Iglesia y del Estado que tuvo su raíz en la opinión racionalística de la omnicompetencia jurídica del Estado (cf. Syllabus, prop. 39, ibid. [ASS 3. 1867], p. 172), según la cual la misma Iglesia debe ser incorporada dentro del organismo monístico del Estado y sometida a la potestad suprema del Estado.


Este párrafo, de uno de los documentos previos* a la Dignitatis humanae, nos da una pista, creo, de lo que probablemente entendían los liberales de la época cuando hablaban de la separación de Iglesia y Estado. No es de extrañar, si tenemos en cuenta que tales liberales a lo que aspiraban era a que el Estado sustituyera a la Iglesia en las funciones que esta llevaba a cabo, como la educación, por ejemplo: es el caso de Unamuno, como hemos recogido aquí alguna vez.

Y, por eso, la Iglesia del tiempo no daba su brazo a torcer en cuanto a la confesionalidad católica del Estado, como mejor modo de preservar sus derechos (de la Iglesia). Otra cuestión es que la confesionalidad diera también lugar a intromisiones regalísticas por parte de los gobiernos. Pero tal vez se estimaban como riesgo asumible frente a la completa absorción que postulaban los otros.

 

*Citado por Matías García Gómez, Moral política…, p. 64



 

01 diciembre 2024

La isla del tesoro

No sé si es lo más parecido a la felicidad, pero sí que puedes pasar un rato estupendo. Y eso habiendo visto en cien versiones (cine, telefilm, dibujos, cómic, cuento infantil ilustrado) la historia del “marinero” que llega a la posada del Almirante Benbow cantando lo de la botella de ron y temiendo la visita de otro “marinero” con una sola pierna.

Stevenson tenía el don de contar historias, no cabe duda. Aunque tenga que hacer alguna trampa, como cambiar de punto de vista cuando el narrador principal, Jim Hawkins, está ausente del fortín donde se defienden los buenos, se lo aceptamos con toda tranquilidad. El caso es que siga el espectáculo.

Y la de vocabulario marinero que aprendes…

__

29 noviembre 2024

Baladas de primavera

Estas baladas tienen el aire de canciones populares, como es habitual en la etapa modernista de Juan Ramón. Abundan las composiciones con estribillo o con versos que retornan total o parcialmente. Es curiosa la frecuencia del eneasílabo, tenido por uno de los versos más raros en español; no los he contado, pero fácilmente hacen la mitad del libro. E incluso menudean los decasílabos, que tal bailan.

Los temas no se alejan de lo que sugiere el título. Predominan los oros y los violetas en una colección básicamente paisajística, llena también de olores y sonidos, además, de, por supuesto, flores y otros elementos del reino vegetal, tan definitorios de la primavera. La serenidad tendente a la melancolía es el estado de ánimo que impera, compatible con el gozo de la naturaleza. Hay un amor en sordina y una muerte que asoma alguna vez. Hasta qué punto el paisaje es imagen de todo esto se lo dejo a los psicoanalistas de la poesía.

Pertenecen a esta colección algunos de los poemas más conocidos del de Moguer, como “A caballo va el poeta…”, “Canta, pájaro lejano” “Almoraduj del monte” o “Verde verderol”.

__

26 noviembre 2024

El amor enamorado

Lope nos cuenta el mito de Apolo y Dafne con su característico desenfado, con dioses que son personajes de Alicia, ninfas que son mozas de entremés e incluso un gracioso, el pastor Bato, con sus miedos y sus zumbas (gran texto el suyo, por cierto). Apolo (aquí Febo) mata a la serpiente Fitón (sic) y despierta la envidia de Cupido, mientras que Dafne se empeña en seguir los pasos virginales de Diana, lo que enfada mucho a Venus, que aliada con su hijo trama la venganza que conocemos: flecha de desamor para Dafne, flecha de amor para Febo y metamorfosis en laurel de la ninfa. La vis cómica de Lope alcanza su cenit aquí:

Arrojo el roble, y desde hoy

quiero de ti coronarme:

desta rama haré a mi frente…

 

DAFNE

¡Ay!

 

FEBO

Perdona…

 

Pero la fábula de Apolo y Dafne ocupa solo la mitad de la comedia. Es el caso [destripe] que Diana quiere vengarse de Cupido y hace al propio Amor enamorarse perdidamente de la ninfa Sirena (de ahí el título, claro), la cual vacila (otro punto cómico) entre el dios y el hombre en quien tenía puestos los ojos, el pastor Alcino. Pero Júpiter (deus ex machina, una vez más) arregla no solo ese matrimonio sino también el de Bato, mientras Cupido queda rumiando venganza… [fin del destripe]

Maravillosos versos, sobre todo las décimas, como las que suelta, encadenadas, Cupido al final de la obra; no en vano las décimas, decía Lope, “son buenas para quejas”. Y redondas sentencias, de las que dejaré aquí apuntadas algunas.

__

 

24 noviembre 2024

Acerca

 

de la famosa cuestión de la libertad religiosa antes y después del concilio, es interesante esta observación:

Se condena esta libertad de conciencia a causa de la ideología que proclamaron los defensores del racionalismo apoyándose en el fundamento de que la conciencia individual no tiene ley, de tal modo que no está sujeta a ninguna norma dada por Dios (cfr. Syllabus, prop. 3, ASS 3. 1867, p. 168) […] Se condena por fin esa separación de la Iglesia y del Estado que tuvo su raíz en la opinión racionalista de la omnicompetencia jurídica del Estado (cf[r]. Syllabus, prop. 39, ibid., p. 172), según la cual la misma Iglesia debe ser incorporada dentro del organismo monístico del Estado y sometida a la potestad suprema del Estado.

(En Moral política capítulo II, pp.63-64)




23 noviembre 2024

Está pasando

…la abstracta y obsesiva insistencia en los derechos formales de insignificantes minorías puede llegar a convertirse en la negación real de los derechos efectivos de la gran mayoría.

Lo que no sé es por qué la califica de abstracta. Obsesiva sí, hasta límites que no se pensaban en 1982 (Matías García Gómez, Moral política en una sociedad pluralista, Introducción).



22 noviembre 2024

Anulada, sofocada

Felicidad Blanc es el claro ejemplo de mujer anulada por su papel familiar y social: de nada sirvieron sus logros como deportista, escritora, periodista, traductora o actriz, pues la condición de esposa y madre de poetas sofocó cualquiera de sus inquietudes intelectuales.*

Claro, ¿no? Pues eso es el feminismo.



*Texto promocional de La ventana sobre el jardín, de Felicidad Blanc, en Amazon, supongo que tomado del prólogo o de la solapa del propio libro, obra del listillo de guardia. Subrayado mío, por supuesto.

__