[En el drama español] lo mismo que en un sueño, lo sublime se desarrolla, naturalmente, al lado de lo ridículo, y la gravedad más profunda junto a las vulgaridades y las burlas, llegando incluso a hacerse, por ese contraste, más profunda la profundidad de lo ensoñado. Así logra la poesía española, del contraste de lo excelso con lo vulgar, su unidad espiritual y artística. Se parece al claroscuro, que forma del blanco y negro su unidad y su mundo. (P. 57)
…
Esta historia nos
enseña
que para Dios todo
es fácil,
y que en el mundo
es posible
ser un hombre santo
y sastre.
(Santo y sastre,
de Tirso de Molina, citado en p. 72,
que sigue:)
En la manera de ver el
mundo, y en el arte de los españoles, lo divino está en íntima relación con lo
humano, y el héroe tiene junto a sí al bufón como amigo inseparable…
…
[Hablando de los Ejercicios
espirituales de san Ignacio y
extendiendo a la cultura española la cosmovisión subyacente]
En una palabra, el
hombre, señor de los animales y de las cosas, con el único fin de servir a la
gloria de Dios, fue el ideal teocrático de una vida, a la vez espiritual y
militar, según el cual se encaminan el monje y el soldado, el hidalgo y el noble,
el rey y, con él, toda la nación. La gloria del hombre se eleva así hacia la
gloria de Dios, la cual, a su vez, glorifica el sentimiento humano del honor.
(p. 121)