31 enero 2007

Educación socialista

Caballero Bonald dice en El País que su panfleto didáctico (ese que dice que la Iglesia y la derecha existen para "joder al prójimo": por ejemplo, prohibiendo el tabaco, ¿no?), que ese panfleto está para "formar seres pensantes".

Yo diría más bien que para formatearlos. O mejor, para empezar a dar forma a las mentes previamente vaciadas por la LOGSE. No subestima Caballero el intelecto de nuestros chicos: semejante cosmovisión (je) ya ha empezado a instalarse en muchos. Véase si no este comentario a la misma novela que yo glosaba en la entrada anterior.

No obstante, uno no puede evitar la perplejidad. ¿Qué es lo que lleva a esta izquierda a proferir argumentos tan pueriles sin que el pudor les asome al rostro? Cualquier día nos desayunaremos con una declaración institucional que diga que los de derechas no tienen pilila.

Creo que las aristas de la foto de las Azores eran más cortantes de lo que pensaba.

29 enero 2007

No era de los nuestros

Si algo parece quedar claro, gracias al buen hacer de Vidal Cadellans, es que Jaime Arias sí es de los nuestros: otro ser humano con las mismas vacilaciones, las mismas preguntas sin respuesta, idéntica falta de puntos de referencia. Sólo que él se decidió por la ruptura, mientras todos los demás optan por acatar unos valores en los que sólo creen por inercia.

Porque ese es el meollo: nos hallamos ante un panorama de crisis de valores. La moral cristiana está ahí, presidiendo la vida de todos ellos, pero sin arraigo en las conciencias. Contemplamos los frutos del proceso de secularización, llevado a cabo con paciente tesón desde unos cuantos siglos atrás. Vemos cómo la cáscara de unas creencias se cae lenta pero inexorablemente a medida que esas personas reflexionan: no porque no contengan un fundamento de verdad, sino porque ellos no lo conocen, ni por consiguiente vivían conforme a él. Incluso doña Paz, la madre, la más firme en sus convicciones, se nos aparece como juez rigurosa de lo que está bien y lo que está mal, olvidando (es su drama) que “si no tengo caridad, nada me aprovecha”; o ignorando, más bien, la manera de poner eso en práctica en cada momento. Por cierto: es un detalle por parte de Vidal Cadellans el tratar de comprender también a este tipo de personaje moralista y antipático, despachado tantas veces con tosca superficialidad. La novela vale, en fin, porque da la clave de lo que sucedió después en España: la ruina de un catolicismo oficial que tenía los pies de barro.


Nota redactada en junio del 2002. No era de los nuestros ganó el premio Nadal en 1959. Su autor, José Vidal Cadellans (1929-1960) es uno de los autores que el ex-crítico Manuel García-Viñó solía recomendar como alternativa saludable al estrecho socialrealismo vigente en aquellos años.

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28 enero 2007

Padre Santandreu

Norma para reconocer a los santos, dos puntos –dijo con énfasis que mezclaba la ironía con la seriedad--. Son seres sencillos, profundos y transparentes, mientras que los pecadores somos complicados, superficiales y opacos. ¿Le sirve?

En La sombra del tiempo, novela de Carlos Pujol (1984)

27 enero 2007

"Hay palabras y actitudes

de determinados dirigentes del (...) o de algunas personas que a veces resultan difícilmente conjugables en términos de responsabilidad".

No deja de sorprenderme la habilidad que tienen los prohombres del GAL para definirse a sí mismos. Pongan simplemente PSOE donde la anciana vicepresidenta del gobierno dijo PP y verán lo que quiero decir.

(Lo sé: la propiedad lingüística de la anciana vicepresidenta deja que desear. Con seguridad quiso decir difícilmente compatibles con la responsabilidad. Pero no podemos exigir llaneza en el lenguaje a quien se ha retorcido tantas veces el corazón.)

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26 enero 2007

La aventura equinoccial de Lope de Aguirre

Con palabras de Cela, podríamos decir que este libro está escrito "sin caridad, como la vida misma discurre". No hay en Sender simpatías ni antipatías. Sólo un documento acerca de cómo, por más que un hombre se proponga grandes empresas, termina destruyéndose a sí mismo y a los demás. Es la visión del autor, claro. Y, como hombre muy de su tiempo, parece decantarse hacia aquel que reconoce su condición sin plantearse la posibilidad de la bondad. Aguirre admite ser bellaco y traidor, pero "al bellaco le está permitido todo si es dueño de su bellaquería" y no su esclavo, es decir, si es animoso. El superhombre. Con todo, no está exento Aguirre de hipocresía, pues más de una vez intenta justificar lo injustificable en nombre de una supuesta justicia. Y no se entiende que Pedrarias, el discreto, el culto, dé la razón a su jefe cuando se escuda en que "más gente ha matado Felipe II". No se entiende, claro, si no se ve que Pedrarias es el más autor de los personajes, hombre del siglo XX, desengañado y abúlico, que simplemente observa todo con interés sin tratar de tomar partido: ¿qué es la verdad? Escéptico también ante la autoridad, pues lo es sobre sus fundamentos, no distingue entre los crímenes arbitrarios de un megalómano y la justicia del rey, dejando aparte que en esta también se diesen arbitrariedades.

Superhombre nietzscheano, utopista del XVIII, político delirante del XX, en Aguirre hay todo eso, y mucho también del moderno terrorista. ¿Fue una advertencia de Sender, en 1962?


Nota redactada en julio del 2000

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25 enero 2007

Deslindando conceptos

... Bien es cierto que la mayoría de las personas, de la mayor parte de los países de la tierra, excluirá para su conducta personal como posibilidades de acción tanto el aborto como la eutanasia. Sin embargo, gran número de las personas que piensan así están dispuestas a tolerar esa conducta en otras personas, o, dicho con más exactitud, a rechazar una proscripción general por la sociedad y por el Estado de esos modos de comportamiento como discriminadora e intolerante.

De ello se deriva una situación enteramente nueva. La tolerancia ya no consiste aquí en resignarse a aceptar una práctica sobre cuya reprobabilidad existe un consenso general, pero a cuyos defensores se deja actuar para no poner en peligro valores superiores, sino que en cierto sentido se convierte en la aceptación de modos de comportamiento que para nosotros mismos nunca entrarían en consideración, pero que, sin embargo, deseamos conceder a otros como una alternativa de acción perfectamente legítima. Es claro que tal forma de “tolerancia” –en realidad es mucho más que mera tolerancia—no puede dejar de tener grandes consecuencias en el sistema jurídico, y también en el modo de pensar y de sentir de las personas, y por ello en las estructuras básicas psicosociales de toda una sociedad, pues no es tolerancia, sino, en último término, reconocimiento.

Martin Rhonheimer, Ética de la procreación

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24 enero 2007

¿Racismo en Alcorcón?

El País y Cristina López Schlichting han coincidido en mentar el pecado original de la corrección política para referirse a los sucesos de Alcorcón. ¿Racismo? Habría que vivir allí para dar una respuesta, y aun así sería difícil pronunciar un veredicto sin matices.

Es cierto que la LOGSE socialista ha venido esforzándose por acercar lo más posible al salvajismo a nuestros muchachos. Ahora mismo, el escolar medio carece de fundamentos intelectuales y espirituales para no apalear al prójimo cuando este se presenta bajo un aspecto indeseable o indeseado (igual que para no abortarlo, dicho sea de paso). Las ciudades están llenas de niñatos que, educados en la palabra tolerancia pero no en las bases morales que la sostienen, fomentan de modo frívolo posturas desdeñosas hacia los diferentes, ignorando incluso, en el caso de los hispanoamericanos, que son hechura nuestra.

Pero, por lo que sé, se trata de una banda mafiosa que impone su ley en Alcorcón y de unos vecinos que han llegado al límite del aguante. Ahí no hay racismo, porque da igual que el facineroso sea moreno, pálido o con tonos fucsia. Estamos ante un proceso casi químico: dada una ignominia habitual e impune, se produce una reacción violenta y de consecuencias imprevisibles. Llamar a eso racismo no es más que un modo, algo repulsivo, de afirmar la propia respetabilidad: "ellos son racistas; yo, que no vivo en Alcorcón y menos en esos barrios, soy el colmo de la corrección política". Agh.

23 enero 2007

Carta sin tiempo

Sin tiempo, en efecto, porque el héroe que escribe esta larga misiva amorosa se mueve a través de él con más soltura que Bob Morane en su segunda época de agente espaciotemporal. Con más, sí: aquí todas las épocas están mezcladas, y nuestro hombre es al mismo tiempo Amadís, Garcilaso, el cautivo de Cervantes, Cervantes mismo... y un contemporáneo de Cole Porter o Ella Fitzgerald. Se trata de superar, es evidente, la barrera que el tiempo impone a la universalidad de ciertas creaciones literarias. Amadís podría haber escuchado una pieza de jazz cool mientras se reunía con Oriana, porque el hombre, y su sublimación en el héroe, es el mismo en todas las épocas. Bueno, al menos creo que por ahí van los tiros. Choca, sin embargo, que del siglo XX sólo coja esas melodías sensuales norteamericanas. Prieto debía de ser un fan. Debe de ser.

Por lo demás, la obra es muy de su tiempo (1975), quiero decir que se halla inmersa en ese modo de hacer que Jorge Llopis llama "forma embarullada", aludiendo jocosamente a esos experimentos narrativos tan de moda en la España del desarrollo. Hasta incluye dos fotos, inseparables de la novela, de antiguos tapices cuya alegoría se explica en el texto, y se permite fingir que Antonio Prieto no es más que el editor de una carta anónima, a la que pone notas y todo.


Nota redactada en abril de 2005. La novela fue editada por Magisterio Español y la compré de viejo. Me gusta leer cosas de esa época milagrosa en que todo se censuraba y todo se publicaba.

22 enero 2007

Alfonso X el Sabio

Los moros han de bivir entre los christianos guardando la su ley e non denostando la nuestra... Por buenas palabras e convenibles predicaciones deven trabajar los christianos de convertir a los moros, para fazerles creer la nuestra Fe e aduzirlos a ella, e non por fuerça nin por premia; ca, si voluntad de nuestro Señor fuesse de los aduzir a ella, e de gela fazer creer por fuerça, Él los apremiaría si quisiese, que ha acabado poderío de lo fazer; mas Él no se paga del servicio quel fazen los homes a miedo, mas de aquel que fazen de grado e sin premia ninguna.

(Ahora me gustaría leer una declaración semejante por parte de algún califa o rey de Taifas. Más que nada por creerme lo de la tolerancia andalusí y esas cosas).

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20 enero 2007

Handicap

A una limitación, desventaja, lastre o escollo, el hablante esnob lo denomina handicap. Leyendo el último artículo del académico Pérez-Reverte (por lo demás muy oportuno y puesto en razón), se me ocurre que los cristianos tenemos un handicap de cara a la propaganda: perdonamos. El artículo en cuestión alude a la película Salvador, hagiografía de un anarquista ejecutado en el anterior régimen. El hecho de que no existan películas tituladas Maeztu, Las trece rosas del seminario o Barbastro (orgía criminal) da fe de que el artista cristiano tiende a olvidar las ofensas inferidas, mientras que el socialista, que vive para la venganza, lleva las de ganar a la hora de señalar culpables. Y eso que los personajes aludidos en esos títulos imaginarios poseerían la enorme ventaja de no haber matado nunca a su vez, lo que sí ocurre con el tal Salvador.

Handicap para la historia, pero no para la conciencia. Al cabo, perdonar siempre reporta una paz que no requiere procesos largos, duros y difíciles.

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19 enero 2007

La armonía vital


Una reivindicación de la familia es el subtítulo de este ensayo y, si alguien pensaba en un plúmbeo alegato que nos recordara cuáles son, desde el punto de vista de la moral cristiana, las razones que hacen de la familia el fundamento de toda sociedad, ha patinado. No se trata de una encíclica papal (que tiene, lógicamente, su sitio) sino de la opinión lúcida y optimista de la presidenta-editora de Telva. Telva es una revista que, dicen, pierde lectoras porque se mueve en un espacio difícil: el dirigido a un tipo de mujer moderna en sus costumbres y conservadora en lo ideológico. Pero, si ese tipo de mujer es raro en España, peor para España. Consuela pensar que, simplemente, aquí estamos de ida de cierto tipo de feminismo cuando en otros lugares empiezan a estar de vuelta. Suele pasarnos.

Creo que no me equivoco si pienso que la idea central del ensayo es que la mujer no necesita imitar al hombre para reclamar sus derechos en el terreno profesional, sino, al contrario, potenciar lo específicamente femenino, singularmente su papel de esposa y madre, que acabará repercutiendo también de modo positivo en su trabajo extrafamiliar. Y me alegro de que Covadonga o´Shea, mujer de mundo donde las haya, abra camino para demostrar algo que estaba ente nuestros ojos sin que nadie quisiera verlo: que el feminismo radical e igualitario era, sencillamente, una trampa machista.


Nota redactada en agosto de 1999. Al parecer, Telva se mantiene sin novedad. Me alegro.

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18 enero 2007

Lo que aquí me interesa

es entender qué es el aborto. Con increíble frecuencia se enmascara su realidad con sus fines. Quiero decir que se intenta identificar el aborto con ciertos propósitos que parecen valiosos, convenientes o por lo menos aceptables: por ejemplo, la regulación de la población, el bienestar de los padres, la situación de la madre soltera, las dificultades económicas, la conveniencia de disponer de tiempo libre, la mejora de la raza. Se podría investigar en cada caso la veracidad o la justificación de esos mismos fines... Pero lo que quiero mostrar es que esos fines no son el aborto.

Lo correcto es decir: para esto (para conseguir esto o lo otro) se debe matar a tales personas. Esto es lo que se propone, lo que en tantos casos se hace en muchos países en la época en que vivimos. Esta es la significación antropológica de esa palabra tan traída y llevada, que se escribe más veces en un solo día que en cualquier otra época del año.

Julián Marías, Sobre el Cristianismo

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17 enero 2007

¿Se puede resucitar un pacto

traicionado por uno de los firmantes? ¿No supondría contumacia en el error por parte del otro firmante? Si es cierto que los socialistas hablaban con ETA mientras fingían ir de la mano de los populares, volver a contar con ellos supondría algo más que candidez. Por eso, las apelaciones al consenso y a la unidad de los demócratas están fuera de la realidad. Ahora mismo, la unidad de los demócratas no tiene otro sentido que reunirse en torno al PP. El PSOE se ha colocado voluntariamente al margen de los demócratas para transmutarse, una vez más, en GAL. Lo que hemos presenciado estos años no ha sido sino la alianza de un partido político con una banda terrorista contra otro partido político. Y no cabe que lo disimulen como una política equivocada. Salvo que decidamos seguir eternamente en el guindo.

16 enero 2007

La voluntad

José Martínez Ruiz no cambió tanto. Aunque fuese de joven un anarquista y de mayor diputado conservador, su visión de España (o sea, del mundo) fue siempre la de un resignado. Las ideas políticas de un escritor no son, al cabo, sino la punta del iceberg de su pensamiento, quiero decir una vaga imagen o proyección. Sí es cierto que con el tiempo Azorín fue aprendiendo a amar su circunstancia, como el minusválido que se encariña con el miembro enfermo. Aquí, en La voluntad, obra juvenil, todo presenta un matiz más tenebroso, a pesar del recreo en las descripciones. Su España parece estar siempre durmiendo la siesta, pero aquí además ronca. Y uno se queda con la desagradable sensación de que esa abulia que aparece como inevitable no sea más que una excusa para una vida que, de puro contemplativa, acaba siendo de zángano. A fuerza de clamar contra el inmovilismo, estos escritores del 98 acaban siendo los que menos se mueven. De todos modos, hay que alabar su lucidez cuando dice que estos reaccionarios le tienen un horror invencible al arte y a la vida; puede haber exageración en eso del horror invencible, pero esa es, en efecto, la clave de que el artista tienda a ser de izquierdas: el hombre de derechas es más dado a actividades de tipo práctico, es decir, las que no son vida, según los bohemios de la época*. No deja tampoco Azorín, sin embargo, de hacer notar el ambiente mezquino que reina entre los escritores.

[Nota redactada en junio del 2001. *Afortunadamente, mis amigos de la blogosfera son buen ejemplo de que algo está cambiando en esto.]

15 enero 2007

Los historiadores del tercer milenio

que lleguen a descubrir una breve biografía de Napoleón salvada casualmente de una catástrofe atómica, si emplean los mismos métodos que se han seguido con Jesús, demostrarán que la epopeya napoleónica no es más que un mito. Una leyenda en la que los hombres del lejano siglo XIX han encarnado la idea preexistente del “Genial Caudillo”

Las expediciones en el desierto y entre las nieves, su nacimiento y muerte en una isla, su mismo nombre, su caída, su resurgimiento, su recaída bajo los golpes de la envidia y de la reacción, el exilio en medio del océano. “De todo esto resulta evidente que Napoleón nunca existió. Se trata del eterno mito del Emperador; acaso es la idea misma de Francia a la que un desconocido grupo de fanáticos patriotas ha dado un nombre, una existencia y empresas fantásticas a comienzos del siglo XIX”, dirán infinitos expertos. Es decir, los sucesores de esos especialistas que aplican ese método al problema de Jesús de Nazaret.


Jean Guitton, citado por Vittorio Messori en Hipótesis sobre Jesús.

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14 enero 2007

No a la guerra, II

El no a la guerra le resultó al PSOE tan insólitamente rentable que ahora están volcados en la secuela: el no a la paz, puesto en boca del PP. Secuela más necesaria que nunca tras el 30-D, primer accidente de ese camino largo que han emprendido el GAL y la ETA.

El mensaje es burdo, cierto. PSOE quiere paz, PP quiere guerra. Nadie sería capaz de llegar a esa conclusión con su intelecto, por lerdo que sea. Pero es que el mensaje no se dirige a la razón, sino a esa zona del inconsciente donde apuntan los mensajes publicitarios, blanco de la propaganda subliminal, y que los estrategas del GAL conocen como nadie. Desde luego, mejor que sus oponentes.

12 enero 2007

La isla en el páramo

El número de octubre de Ínsula recopila artículos de y sobre Francisco Ayala, publicados desde la fundación de la revista en los años 40. Siempre ha presumido Ínsula de haber sido eso, una isla en el famoso páramo cultural del franquismo. El coordinador de este número, Luis García Montero, incide en ello, así como otros de los colaboradores. La pregunta es: si el régimen toleró Ínsula, ¿por qué no surgieron otras publicaciones críticas? Y, si Ínsula tenía patente de corso, ¿era realmente tan crítica como pretendía? Porque, que yo sepa, no se editaba en imprentas clandestinas ni se difundía oculta bajo las gabardinas: su propio tamaño era impropio para tal cosa. Antes al contrario, se publicó normalmente con las firmas más prestigiosas de la critica literaria.

Por otro lado, no se deja de aludir a la censura que padecieron las obras de Francisco Ayala durante el franquismo. Pero, mientras leo estas cosas, veo al margen las fichas de cada libro: De este mundo y del otro: Edhasa, Barcelona, 1963; El rapto: ediciones Alfaguara, 1965; De raptos, violaciones y otras inconveniencias (que, por cierto, trata de lo que indica su título): ediciones Alfaguara, 1966; El jardín de las delicias: editorial Seix-Barral, 1971. Además, en los textos se hace alusión a las reediciones españolas, en los 60 y 70, de obras como Los usurpadores o Muertes de perro, aparecidas primero, como es lógico, en la Argentina donde residía Ayala.

En fin, creo que más de un escritor soviético hubiera deseado para sí esa censura.

11 enero 2007

La casa del orgullo

Hay espacios-límite, donde las leyes de convivencia usuales en una sociedad civilizada pierden su valor. Son los espacios donde Jack London gusta de situar sus relatos: los bosques nevados de Alaska o los mares del sur. Allí se despliega a su gusto el vitalismo pagano que era la filosofía de nuestro autor. O quizá fue al revés: el contacto con esos mundos (pues London fue uno de esos escritores aventureros, tal vez los más auténticos entre los escritores, cuya producción literaria brotaba directamente de lo vivido), quizá fue ese contacto, digo, el que le inspiró ese desprecio por las formas de vida civilizadas y su apego a la ley del más fuerte, cifrada en su personaje más famoso, el perro Buck.

En La casa del orgullo, colección de cuentos hawaiianos, volvemos a encontrarnos con esos titanes que juegan con la vida a la ruleta rusa, algunos ganando en toda la línea, como el chino Ah Shung, encarnación de lo que podríamos llamar titanismo capitalista; pero la mayoría sucumbiendo, unos por obra de la civilización y otros a manos de la bestia negra, un demonio al que no se le encuentra explicación y que no es sino la lepra, símbolo de cuyo triunfo es la isla-cárcel de Molokai. No sorprende que London sólo mencione una vez y de pasada al auténtico héroe de aquel lugar, el padre Damián. Está fuera de su cosmovisión. Y, sin embargo, el padre Damián fue quien, al final, venció a la bestia negra, aunque aparentemente fuera derotado por ella. Porque supo darle un sentido y utilizarla para catapultarse, a sí mismo y a sus feligreses, más allá de los límites del dolor.

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10 enero 2007

Al-Andalus

Averroes sentía poco aprecio por los tradicionalistas, como los tradicionalistas sentían poco aprecio por él, y su actitud en esa materia condujo a la prohibición en la España islámica del estudio de la filosofía griega y la quema de obras filosóficas.


... [Maimónides] murió en El Cairo en 1204, tras tener que abandonar la España musulmana, que había dejado de ser favorable a los filósofos.

Frederick Copleston, Historia de la Filosofía


Conocí a una profe de Historia que repetía sin rebozo aquello de que los musulmanes fueron más tolerantes que los cristianos. No sé quién inventaría aquello, pero no cabe duda de que ha tenido éxito.

09 enero 2007

Decir que los que denunciamos el chalaneo con la ETA

nos alegramos de que haya atentados es tan inteligente como decir que quienes se oponen (por ejemplo) a Fidel Castro buscan la represión, quieren muertos. Ese es el lenguaje de los torturadores ("vosotros lo habéis querido") y el de los cobardes ("queréis que nos maten a todos"). La negociación es el más vil de los atentados. Lo único que puede alegrarnos en el crimen de Barajas es pensar que ETA se muestre frustrada. Triste consuelo frente a la realidad de una banda asesina reanimada por unos dirigentes indignos.

08 enero 2007

El proceso (de Kafka, ojo)

¿Qué puede decirse de original sobre una obra tan misteriosa como la de este hombre? Por lo menos, que me hubiera gustado conocerle personalmente. Aunque esto a veces decepciona. Ya se sabe que los escritores suelen ser más elocuentes en su obra que en sus palabras. En todo caso, mi impresión es la de una novela mucho más consistente que La metamorfosis, cuyo “argumento” me pareció no hacer más que alargar innecesariamente la situación inicial, resuelta quizá por Monterroso en una página. En un principio, El proceso parece una obra de estructura teatral, perfectamente representable como una de esas piezas que tanto abundaron en los 70 en España, de personajes esperpénticos y odiosos, como El tintero de Carlos Muñiz. Pero pronto adquiere mayores dimensiones: la inquietud y el agobio se irán apoderando del lector casi más que del protagonista, y es algo que hay que apuntar ocmo mérito del autor. Una inquietud que adquiere caracteres de pesadilla en algunos momentos, sobre todo en el penúltimo capítulo, cuando K. entra en la catedral, oscura y solitaria, y un cura pronuncia su nombre desde un púlpito deforme. La angustiosa parábola del centinela y el hombre que quiere traspasar la puerta de la ley acaba dejándole a uno sumido en meditaciones. Sorprende, por último, el tratamiento de lo erótico, reducido, con tremenda frialdad, a lo carnal. Ausencia de amor que está, quizá, en la raíz de la angustia del mundo kafkiano.


Nota redactada en mayo de 1999. Por entonces no imaginaba que siete años después protagonizaría la actualidad española otro proceso no menos kafkiano.

Hace poco vi la película de Orson Welles sobre El proceso. Tan de pesadilla como la novela. De lo mejor que he visto en adaptaciones cinematográficas... y no adaptaciones.

07 enero 2007

Tan libres que todo carece de sentido

En las democracias de los países occidentales no les enseñamos ya a los jóvenes a responsabilizarse de la sociedad, sino que la escuela enfatiza al contrario que se debe ser “tolerante”. Sin embargo, una sociedad no sobrevive si cada generación no asume y simultáneamente adapta y vuelve a crear sus valores. Los intelectuales del mundo occidental, incluyendo a los de EE UU, no han tenido un papel positivo durante el siglo XX, ya que se han destacado casi siempre por atacar la sociedad en vez de protegerla o desarrollarla.

Bloom (1987) señala, por ejemplo, que la tendencia multicultural actual va completamente en contra de las ideas generalmente aceptadas en los EE UU antes de la segunda guerra mundial. La educación ha sido fundamental en todas las democracias, porque todos los ciudadanos tienen derecho a influir en la dirección del país, pero si en lugar de formar y educar ciudadanos se dice que los jóvenes pueden elegir si ellos quieren ser formados o no, entonces estamos ante una nueva situación. Si los alumnos no necesitan aprender las materias escolares tradicionales, la consecuencia es que se encierran en un presente, un aquí y ahora, y que no van a poder entender su sociedad. Bloom subraya que una persona está ahora completamente libre y sola, puesto que ni su país, su religión, su escuela o su pareja sexual le exigen nada. Ya que todo se puede elegir, significa menos la elección y expresa a menudo puros caprichos. Nadie previó que EE UU iría en tan corto tiempo del cristianismo al relativismo y al nihilismo.

Inger Enkvist, La educación en peligro

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01 enero 2007

Cerrado por vacaciones

hasta el 7 de enero.

Disculpen las molestias.