Y todo tiene sentido.
23 diciembre 2015
15 diciembre 2015
Milladoiro: "Galicia no tempo"
La llamada música celta consiguió hacerse un sitio en el
fenómeno de la música folk que estalló a partir de los 60, con tipos como Alan
Stivell. Luego se hizo más comercial y rockera con Gwendal, que
fueron quizá los que abrieron camino a multitud de grupos de todas las naciones
celtas, como gustan decir algunos. Entre los gallegos, creo que con razón
el más prestigioso fue Milladoiro. Discos como A Galicia de Maeloc
o Galicia no país das maravillas suponen la integración en los circuitos
comerciales de todo un patrimonio, no solo gallego, ya que allí se abrían a
muestras de otras tradiciones célticas, como en el espléndido Valsvöda.
Sin embargo, la primera producción suya que me agencié fue Galicia
no tempo, que era la banda sonora (sí, tenía banda sonora, como las
películas) de la exposición homónima, un proyecto de la incipiente autonomía
gallega, en la línea de Las edades del hombre pero en plan profano (creo
que en Asturias se montó otra con el título de Astures). Este trabajo
(el de Milladoiro) era inequívocamente celta y gallego pero se inclinaba
ya a otra moda del momento como era la New Age. Es de gran calidad pero
le falta, quizá, la frescura de los citados anteriormente. Era, sin embargo, la
fórmula del momento (Galicia no tempo es de 1991): mezclar lo celta y lo
new age, aprovechando la vena mística del celtismo, y constituyó la base
de un grupo como Capercaillie, por ejemplo. Galicia no tempo consta de
cuatro partes: As raíces, O camiño, O esplendor y O
noso tempo, y como curiosidad diremos que incluye un fragmento en gregoriano
del Codex Calixtinus.
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06 diciembre 2015
Malvaloca
No fue Valle-Inclán el primero ni el único en poner
acotaciones literarias en sus obras de teatro, aunque sí que abusó del
procedimiento, y empleo este término sin matiz peyorativo, bendito abuso. Ese
hombre habría sido capaz de poner metáforas en una escritura de propiedad. A lo
que voy es a que los Quintero, que Valle quería fusilar, también
hacen acotaciones literarias, y no hay más que ver la primera de esta Malvaloca,
aunque no tan floridas y pintorescas como las del otro.
Bien, esto pasa en un asilo de ancianos llevado por monjas,
y Malvaloca es la típica mujer deshonrada con corazón de oro. Y también
la típica andaluza con sal a raudales. O sea, lo propio para llorar y reír, que
es de lo que se trataba, claro. Cuando no había andalucistas, bien entendido:
porque este tipo de personal es tan susceptible que habría sido capaz de
denunciar la obra por el hecho de que los personajes más asentados no son
andaluces mientras que estos son los que hacen las gracias, esos diálogos que
sirven más que nada para aderezar una trama más bien simple. Esta se basa en un
símil entre la protagonista y una campana, llamada la Golondrina por los
residentes del asilo, antiguo convento. Ambas suspiran por una nueva vida, ya
que la Golondrina está rota y no suena como en sus mejores tiempos. Un
curioso toque costumbrista este, por cierto: los lugareños andan en rivalidades
con sus campanas como si fueran Joselito y Belmonte. Bien, pues
Malvaloca también sueña con una reparación (no a lo Celestina, Dios nos libre,
sino moral o espiritual), porque su antiguo novio la abandonó después de. Y
hete aquí que aparece por el asilo Leonardo, empresario de fundición. Se
imaginan, ¿no?, pues eso.
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04 diciembre 2015
"En España también hay muertes sospechosas en las campañas",
29 noviembre 2015
Estoy harta de ser una tonta.
Carabel no ignoraba que cuando una mujer asegura estar
harta de ser una tonta, es precisamente cuando se dispone a hacer una tontería.
En Wenceslao
Fernández Flórez, El malvado Carabel
Llevado al plano colectivo, el debate podría ser interesantísimo.
27 noviembre 2015
Carl Mann: "In rockabilly country"
Después de reinventarse en 1980, Carl Mann trató de
aprovechar el filón con este In rockabilly country. El resultado fue,
desde mi punto de vista, muy bueno, pero quizá no tanto para las ventas. En
Goher Shop ya estaba entre los baratos cuando salió (nada que ver esas
quinientas y pico con las ochocientas que costaba por entonces el Gideon de
Kenny Rogers, por ejemplo).
Muy bueno porque la colección de canciones, entre los dos
estilos que insinúa el título, son excelentes y Carl Mann y su banda las
interpretan bastante bien, salvando esa dichosa manía de ondular las notas
finales. En las piezas rockeras la técnica es muy parecida a la de Sleepy
Labeef, con una voz grave y solos de guitarra y piano alternando. En los
lentos tiene más protagonismo la steel guitar.
Como en el disco anterior, la mitad más o menos son de
cosecha propia y el resto versiones. Ramona queda mejor en su voz y su
guitarra que en las de los Blue Diamonds o los Tres Paraguayos,
tan empalagosos ellos. Y por muy Willie Nelson que sea, prefiero este Blue eyes crying in the rain al suyo. Hasta puede resistir la comparación con la
Nitty Gritty Dirt Band en Sunny side of the mountain.
Lamentablemente, menos de la mitad del repertorio está disponible por la cara,
y en el mercado predomina abrumadoramente el Carl Mann de los 50, que
encuentro menos atractivo.
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22 noviembre 2015
Los renglones torcidos de Dios
Voy a ser poco original, porque no voy a hacer sino alabar
una novela que se ha vendido como chuches y se ha leído, no me cabe duda, hasta
el punto de merecer una edición conmemorativa, creo que a los treinta años, en
el 2009.
De Torcuato Luca de Tena, desde Edad prohibida,
siempre me espero lo mejor. Esta vez superó todas mis expectativas. Tal vez los problemas humanos que plantea se queden
al nivel de lo psiquiátrico, de lo moral y de lo social, pero el modo de afrontar
esos problemas y de mostrarnos la psicología, tal vez no muy compleja, de los
personajes resulta deslumbrante. De hecho es una novela psicológica, social,
ejemplar, policíaca, documental, todo ello en las dosis requeridas para
satisfacer a un sector amplio de público sin quedarse en las banalidades de los
bestsellers habituales.
Es un bestseller, sí, y de ello da fe, de entrada, el
propio glamour de la protagonista, que se une luego a otros elementos
como los anabolizantes didácticos, para emplear la expresión de David
Viñas; los toques de horror y de sensualidad, desde luego el suspense e
incluso los momentos de emoción aventurera. Pero, insisto, todo ello se halla
medido con primor y nada resulta excesivo. Y el toque de genio, como suele
suceder en este hombre, está en la estructura narrativa, aquí consistente en un
habilísimo jugueteo con el lector acerca del carácter de la protagonista, que
nos mantiene en un constante vaivén: ¿loca?, ¿cuerda?, hasta el mejor final
feliz del último medio siglo (por no pillarme los dedos).
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19 noviembre 2015
No somos Grecia... pero nos damos un aire.
—Si hubiera entrado usted en la academia de policía en la
época en que yo estudiaba, le hubieran pedido un certificado de buena conducta,
jovencito—le dice—. Después de la dictadura, el certificado de buena conducta
quedó suprimido y sustituido por un certificado no oficial de convicciones
progresistas. Zeologuis era especialista en la entrega de certificados de
convicciones progresistas. Por eso subió tan rápido en el escalafón académico.
—De acuerdo,
pero ¿y el tribunal que debía evaluar la tesis? –pregunta Papadakis.
—El tribunal
ya había decidido aprobar esa tesis, de modo que ni se tomó la molestia de
leerla. —Respira profundamente y se vuelve hacia mí—: En el mejor de los casos,
Zeologuis era un académico mediocre, señor comisario. Su poder no derivaba de
sus conocimientos de derecho. Provenía de los sindicatos y organizaciones
estudiantiles, que le seguían y le apoyaban. En la Facultad de Derecho no sucedía
nada que él no aprobara.
En Petros Márkaris,
Pan, educación, libertad
17 noviembre 2015
Yo soy Juana de Arco. O Charles de Gaulle
Puede que lo que voy a decir parezca una salvajada, pero el
hecho es que no me llaman nada esas demostraciones colectivas de consternación
que suelen organizarse tras una masacre en suelo europeo o norteamericano.
¿Ahora nos desayunamos con el misterio de iniquidad? ¿Nunca ha matado la
gente, por un montón de causas, unas más explicables, otras menos? No estoy
justificando nada, simplemente constatando que el ser humano, a veces, comete
maldades, y no puede uno comportarse como si eso fuera cosa de la famosa Edad
Media.
La gente mata y es terrible, pero en lugar de horrorizarse
como niñas bobas lo que procede es que quien tiene el monopolio de la violencia
en los Estados de derecho persiga a los criminales, los cuelgue de los
compañones en sentido real o figurado y tome rápidamente las medidas
encaminadas a evitar una repetición del acto. Por supuesto, no deben faltar las
honras fúnebres, públicas y privadas, a las víctimas. Pero tal vez sobren esas
solemnes representaciones de un horror por lo demás efímero, sobre todo cuando,
como suele suceder, se conciben como alternativa a la represión, que
se entiende como venganza, y las anima
un sospechoso espíritu de equidistancia y de compunción por la parte que
se supone que le tocaría a nuestra sociedad por haber hecho actuar de modo tan
espantoso a esos muchachos a quienes han idealizado los libros escolares y
la grotesca clerecía instalada en los centros de enseñanza.
14 noviembre 2015
Super Country Hits
Este es el primer volumen de la serie, y por eso no lleva
ordinal; o no pensaban en una continuación o no quisieron pillarse los dedos.
Lo mejor, desde mi punto de vista, es el Folsom Prison blues de Charley Pride,
el único negro que triunfó en el country y normalmente con temas ajenos. Este de Johnny Cash lo interpreta a un ritmo más rápido y le queda bordado. De hecho
lo que más me gustaba del Young love de Connie Smith era el final, porque daba
paso a Folsom.
Hay un Riders in the sky instrumental (son los mejores) a
cargo de unos Pridesmen que tal vez sean los músicos de Charley Pride, no sé.
Y, si Dolly Parton se carga el In the ghetto de Elvis Presley, Hank Snow cuaja
un estupendo Frankie and Johnny, pieza que también interpretó el Rey con fortuna regular. A Jim Reeves siempre es agradable escucharle (aquí con I love you because, también en el repertorio de Pelvis desde su mocedad). Lo demás,
cosas discretas de gente famosa en esta escena: Jerry Reed, Waylon Jennings,
Dottie West, Jimmy Dean, Charlie Rich y Skeeter Davis.
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12 noviembre 2015
Sonata de primavera
Bradomín llega a uno de esos lugares frondosos con alguna
que otra ruina y llenos de colores, olores y rumores. Se entrevista con
marquesas y obispos y conoce a jovencitas tan etéreas como sensuales. Alguien
se muere en la cama mientras suenan las fuentes y cantan las niñas. Nadie
levanta la voz salvo, tal vez, en el momento supremo, en forma de chillido.
Nadie corre, salvo quizá para acudir al grito, en el mismo momento. Todo el
mundo siente nostalgia. Se goza la melancolía, se saborea a veces. La santidad
es una estampa conventual a la que Bradomín sueña con añadir el toque maestro
de la profanación elegante. De vez en cuando el contrapunto de lo carnavalesco,
a lo Venecia, claro, no a lo Tierno Galván. Pero no está ahí la
estilización del pecado, sino que ha de surgir en el escenario más místico, a
ser posible brotando de la virtud misma, o de su apariencia. Y tal vez acabe
pagando el inocente. Todo eso y muchos más tópicos es el Valle-Inclán de
las Sonatas. Algo fácil de parodiar, quizá, pero le sirvió como rodaje
para lo que después fue el esperpento, una especie de negativo de todo
este mundo. Y en todo caso sigue siendo una delicia.
09 noviembre 2015
Psoadas
Sánchez esgrimió el divorcio como una conquista
social, al atribuir la ley española a su propio partido, en una nueva muestra
de esa tendencia del PSOE a considerar que ellos inauguraron la democracia. El
divorcio, sin embargo, no es sino regresión a épocas de cabezas duras,
según la conocida sentencia evangélica, y su regulación legal, tal como se
viene practicando, un atentado del Estado contra la sociedad. En efecto, pues,
si el matrimonio (y la familia, por tanto) es el pilar de la sociedad,
establecer por ley la disolubilidad del primero es torpedear la línea de
flotación de la segunda. Aunque una pareja pueda decidir no disolver su
matrimonio, ante el Estado el suyo será siempre un matrimonio disoluble. Nadie
tiene derecho a contraer, en estas circunstancias, un matrimonio indisoluble,
aunque pueda mantenerlo indisoluto.
...
Y otra vez Franco. La consigna no ha variado: hay que
seguir agitando el espantajo. Que lo saquen del Valle de los Caídos, es esta
vez el pretexto. Y la misma trampa saducea de siempre: a ver, señores de la
derecha, defínanse. Si acceden a condenar el franquismo, con el gesto que sea,
reconocen que ellos eran los malos de la guerra y los socialistas los buenos;
si no acceden, vean, señores: todo eso del centro reformista y tal y cual esconde
al franquismo de siempre. ¿Se acabará con eso la crisis, el paro, la amenaza
separatista...? Ca: todo eso importa relativamente. Lo esencial es que se
quiten los otros de en medio. Hablamos de los que inauguraron la democracia,
según Sánchez.
04 noviembre 2015
Algo que se suele olvidar
acerca de por qué el varón solía legislar a su favor.
A la sociedad natural de hombre y mujer le incumbe la
preservación de la especie. Si esa unión presocial –antisocial a veces—no puede
dejar de ser asociación puesto que un mínimum de connivencias tiene que haber
entre los asociados, es evidente que la honestidad respecto al capital común es
la primera base. Esto es lo que legisló el hombre desde el principio de los
siglos, por la sencilla razón de que en cuanto a fidelidad en la administración
era el hombre el que se encontraba en inferioridad de situación, el hombre es
el que podía ser estafado; la mujer, no.
Rosa Chacel, "La mujer en el siglo XX.
Comentario a un libro histórico". En Tiempo de historia, nº 67,
1980.
Por supuesto, cuando esa sociedad natural importa tanto como para ser pisoteada sin piedad, el hombre puede jugar a que repara viejas
injusticias, con legislaciones igualitarias o positivamente
discriminatorias.
02 noviembre 2015
Crazy Cavan´n´The Rhythm Rockers: "Live at the Rainbow"
Había en las estanterías de Simago, impregnados de olor a
palomitas, muchos casetes del sello Charlie, distribuidos aquí por Auvi, que
solo esperaban el oído que supiera apreciarlos, el mío, claro. De hecho me
divertí como un enano durante muchos años con el directo de estos tipos: doce
ráfagas de sonido nervioso al servicio de ese vértigo que tanto demoniza
Alfonso López Quintás como opuesto al éxtasis que toda buena
música debe causar. A lo mejor tiene razón, pero no me preocupa.
Ya he hablado aquí de Crazy Cavan y su banda: rockabilly
británico, con estética de teddy boy. Esta cinta fue mi primer contacto
con ellos, primero y decisivo. En el escenario de este Rainbow sueltan
versiones y cosas propias, como es habitual en toda banda de estas
características. De las versiones, la más curiosa es la de Ol´Black Joe,
por tratarse de una pieza del siglo XIX, de un tal Foster, un clásico
del folklore norteamericano. Constituye el principio del fin del concierto, por
decirlo así: un broche de oro que se continúa con una de las más conocidas
piezas de su autoría, My little sister´s gotta motorbike (aquí junto con la anterior), en la que Cavan
no se corta en hacer el burro imitando el sonido de la moto, que en la versión
de estudio aparece sintetizado. Y culmina con Real gone lover, original
de Fats Domino, dentro del cual incluyen la despedida, antes de que
acabe la canción con un berrido, cosa que me resultaba emocionante, ya ve
usted.
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27 octubre 2015
Instrucciones para una ola de calor
Esta novela es la mejor relatio postsinodal que uno
podría desear, al menos teniendo en cuenta los términos en que los medios han
ido reflejando el acontecimiento; y es curioso que me haya sido dado leerla en
coincidencia con él. Aquí hay unas familias, hay miserias y hay perdón.
Miserias que aparecen como tales y perdón que no sale solo ni es decir que lo
negro es blanco. Y, por encima de todo, la mirada amable de la narradora, sin
desgarros, al estilo cervantino. Tal vez tenga razón Vicente Trelles
(Aceprensa, solo para suscriptores) cuando dice que para estos personajes "la fe no es un motivo de consuelo
sino de sufrimiento en la medida en que censura sus comportamientos tantas
veces desordenados". Pero es la fe en la forma en que la entiende Gretta,
la madre, como un conjunto de cosas que hay que hacer y que hay que evitar.
Para eso no era necesaria la encarnación del Hijo de Dios. ¿Quiere decir eso
que hay que hacer mangas y capirotes de dichas normas? Absit!, que diría
san Pablo. Pero es que hay algo más que eso, en Gretta como en los demás: de
hecho, es difícil no pensar que es esa fe, por oculta que se halle, la que
lleva a un hombre a cuidar en la enfermedad al hermano que le adornó la cabeza
el mismo día de su boda, o a una mujer con más hombres que la Samaritana a
aceptar al bebé que viene cuando el padre y la madre se hallan en la peor
situación imaginable para criarlo. Esa recepción de la vida (con el añadido de
otra vida que se recupera: ¡oh, ese exquisito final!) aparece casi como la
recompensa del perdón, y todo eso es más importante que la difícil solución de
la situación de Robert y Gretta, y de Mónica y Peter, desde un punto de vista,
digamos, canónico. En definitiva, yo atribuiría a esta novela una frase que me
acabo de encontrar también en Aceprensa: "La misericordia es la respuesta de
Dios al poder destructivo del pecado, no su banalización".
Por
cierto, la autora es Maggie O´Farrell. Es el tipo de novela que hay que
considerar en su conjunto, porque a ratos puede resultar, si no anodina, del
montoncillo. Es de esos casos en que te felicitas de haber tenido paciencia.
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24 octubre 2015
Cada vez que se difunde una imagen
de los asesinos islámicos
ejerciendo de tales, nunca falta quien saca a relucir la Edad Media. Aparte de
que la pena de muerte es muy anterior al siglo V y que siguió siendo una
práctica habitual durante los siglos XVI y posteriores, es que el siglo XX
rompió todas las marcas de salvajismo y lo hizo por mano de quienes pretendían
sacarnos de las tinieblas medievales y conducirnos a un mundo de libertad e
igualdad (la fraternidad dejó de predicarse muy pronto, supongo que por mero
pudor), y no en desiertos lejanos y montañas remotas, sino en el Occidente
civilizado. Es un tópico, lo sé, pero conviene recordar que ese tópico ha sido
propiciado por los antecesores de los que hoy quieren eliminar la religión de
la enseñanza y que jamás recuerdan a las brigadas del amanecer.
23 octubre 2015
Sabiduría práctica
--No, padre, de verdad que no. No le amo porque sea un
buen partido.
--¿Por qué, entonces?
--Oh, vaya, porque siempre le he amado. Jamás se me dio
tan bien regañar a otra persona, y ese es un punto a tener en cuenta en un
marido.
En George Eliot, Middlemarch
21 octubre 2015
Cortes marlowianos. I
--No
olvidaré fácilmente su grosería –dijo entre dientes--. Nadie me había hablado
nunca de ese modo.
Me
levanté y caminé rodeando el escritorio.
--No
piense mucho en ello. Podría acabar gustándole.
(La hermana pequeña,
capítulo 7)
17 octubre 2015
Kenny Rogers: "Collection"
¿Una collection más de Kenny Rogers? Tal vez sí, pero este fue uno de esos casetes en que me acompañó la suerte, porque las canciones reunidas aquí son de las que más suenan a country, dentro del repertorio del barbas. No están las veleidades crooner tipo Lady ni el country pop, más lo segundo que lo primero, que practicaba con la First Edition.
Algunas, sin embargo, procedían de aquella época, como Reuben James o Ruby don´t take your love to town. Tal vez más. Pero las versiones recogidas aquí son posteriores y, desde luego, mejores (son las que enlazo). Son las que abren cada cara, por cierto. Otra de mis preferidas era Green green grass of home, un clásico con el que tomé contacto por primera vez en su voz, con una letra de esas propicias para hacer llorar, sobre un tipo que sueña con su casa la noche antes de ser ejecutado. Y otra era Lucille, creo que también remozada: en ese caso creo que puedo decir que la Lucille de Waylon Jennings sería superior a Lucillle-Kenny-1 pero inferior a Lucille-Kenny-2, si ustedes me siguen.
Pero todas merecen mucho la pena, salvo la castaña pilonga titulada Sweet music man, donde se metió a compositor, oh vanidad, y el lento que aparece en The gambler, The king of Oak Street, una cosa hipnótica en el peor de los sentidos. Por cierto que The gambler no está. Eso es aparte.
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Algunas, sin embargo, procedían de aquella época, como Reuben James o Ruby don´t take your love to town. Tal vez más. Pero las versiones recogidas aquí son posteriores y, desde luego, mejores (son las que enlazo). Son las que abren cada cara, por cierto. Otra de mis preferidas era Green green grass of home, un clásico con el que tomé contacto por primera vez en su voz, con una letra de esas propicias para hacer llorar, sobre un tipo que sueña con su casa la noche antes de ser ejecutado. Y otra era Lucille, creo que también remozada: en ese caso creo que puedo decir que la Lucille de Waylon Jennings sería superior a Lucillle-Kenny-1 pero inferior a Lucille-Kenny-2, si ustedes me siguen.
Pero todas merecen mucho la pena, salvo la castaña pilonga titulada Sweet music man, donde se metió a compositor, oh vanidad, y el lento que aparece en The gambler, The king of Oak Street, una cosa hipnótica en el peor de los sentidos. Por cierto que The gambler no está. Eso es aparte.
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13 octubre 2015
Los archivos de The Spirit, volumen 4
El enorme prestigio de Will Eisner entre los
aficionados al cómic hace que su personaje más popular, Spirit, esté
decentemente editado y pueda encontrarse con facilidad en español. No recuerdo
ahora qué editorial publicó sus historias allá por el 80. Ahora es Norma quien
recoge todo el material.
Ya expresé en otro lugar mis antiguos prejuicios contra esta
serie: o jugamos al inspector Dan o jugamos al Zorro, pero un detective
enmascarado, oh, no, de qué estamos hablando. Es ahora cuando veo su carácter
paródico hasta cierto punto, y su afán de ir más allá del realismo. Con todo lo
cual, sin embargo, refleja perfectamente la imaginería del género negro, tanto
de la novelística como del cine, y si nos vamos a las producciones menores en
vez de a Perdición o El sueño eterno, lo vemos mejor. En
conclusión, es un gozo contemplar cada una de estas viñetas.
Ahora lo que me parece pecado es el haberlas coloreado. Es
como colorear El gabinete del doctor Caligari. El ambiente tétrico que creaba
el blanco y negro en aquella benemérita editorial, que causaba una depresión
mezclada de no sé qué extraña nostalgia, queda aquí muy atenuado. A todo esto
no sé si el original era en color o no. Pero hombre, va la editorial Mosquito y
te prepara una Petra Chérie en blanco y negro, con lo que rebaja el
encanto de las aventuras de la espía fatal tal como las vi en Bruguera, y a los
de Norma se les ocurre colorear lo que tenía vocación de sombrío. En fin, es
difícil tenerlo todo.
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12 octubre 2015
Luis Alberto de Cuenca exhibió una de sus horas más bajas
en una reciente entrevista radiofónica, curiosamente con motivo de un
premio literario (otro).
Para empezar, no
supo definir a una mujer más que como maravillosa (alguien con quien
acababan de hablar, creo, y de quien desconozco su relación con el poeta).
Luego recordó su preferencia por la línea clara en
poesía: término inventado por él, según creo, y cosa que es fácil confirmar con
la lectura de cualquiera de sus libros. No le gustan, explica, los enigmas y
las complicaciones. Pero inmediatamente después se ponen a hablar de Machado
y dice que don Antonio no es uno de sus referentes, sino más bien Juan
Ramón y, de modo más cercano... Juan Eduardo Cirlot. Y uno se pasma:
¿es Cirlot ejemplo de línea clara en algo? Al menos lo que le conozco me
resulta tan impenetrable como una película de Tarkovski.
Y para terminar, se define como escéptico. Lo cual tampoco
es nada nuevo para quien le conozca, pero se podía haber quedado ahí. Lejos de
ello, tal vez acuciado por el horror vacui ante el micrófono, se pone a
repetir el tópico progre (¡él!, con tópicos progres) de que el escepticismo es
lo que hace avanzar (no dijo en qué, simplemente avanzar), mientras que los que
tienen creencias y dogmas son los que se estancan. Vamos, un pensamiento a la
altura de cualquier famosete de temporada. Qué mal le está sentando la senectute.
Estuvo más inspirado cuando compuso Caperucita Feroz.
05 octubre 2015
Para generosidad, la suya.
Si tengo algo de patriota, no es en el sentido de hacer mío
todo lo bueno que se diga de los españoles, así que no me siento halagado por
esto. Pero me gusta que lo diga un inglés. George Orwell, Homenaje a Cataluña:
Desafío a cualquiera a verse sumergido, como me ocurrió a
mí, entre la clase obrera española y a no sentirse conmovido por su decencia
esencial y, sobre todo, por su franqueza y generosidad. La generosidad de un
español, en el sentido corriente de la palabra, a veces resulta casi
embarazosa. Si uno le pide un cigarrillo, te obliga a aceptar todo el paquete.
Y más allá de eso, existe generosidad en un sentido más profundo, una verdadera
amplitud de espíritu que he encontrado una y otra vez en las circunstancias
menos promisorias. (Capítulo 1)
Sorprende aún más teniendo en cuenta que esos españoles con
los que se codeaba eran los asesinos del Frente Popular. Ya se ve que somos
capaces de lo mejor y de lo peor.
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02 octubre 2015
Rocky Sharpe & The Replays: Let´s go
Tercera
salida de Rocky Sharpe and The Replays. Ya no contaban con el
factor sorpresa, pero lo cierto es que el repertorio difiere muy poco del que
los aupó a la fama. Tal vez los singles no tenían la pegada de Rama Lama
Ding Dong o Never: creo que se trató de Get a job (una pieza
un tanto oscura, ciertamente) y Come on let´s go, tercera canción del malogrado Ritchie Valens, el de la Bamba y Donna, que poco antes habían grabado Matchbox. En
todo caso, por lo que he podido observar, muchos de los temas aquí recogidos
son de los que más han pasado a las compilaciones.
Siguen siendo temas de doo-wop pero en este caso hay
muchos que proceden de territorios aledaños: ahí está el Never be anyone else but you que popularizó Ricky Nelson; una de Fats Domino,
Whole lotta loving; algún que otro número swing como Love love love o
Alright ok you win; y lo que para mí es la estrella del disco, que además lo
cierra: un Too much monkey business que no reconocería Chuck Berry
pero con unos arreglos de guitarra espectaculares. A tono con todo ello el grupo
lucía en la portada unos atuendos más rocker, en lugar de las corbatas de Rama
Lama y las chupas horterillas de Rock it to Mars. Un buen trabajo.
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30 septiembre 2015
Vidas sombrías
En realidad lo que me he leído es la colección de cuentos de
Alianza Editorial, dentro de la cual se incluyen los que Baroja publicó
bajo el título de Vidas sombrías. Pero no hay indicación de cuáles son
esos en concreto. Creo que de todos ellos voy a recordar sobre todo La dama
de Urtubi, ese relato gótico sobre la noche de Walpurgis, al mismo tiempo
tan realista y arraigado en la tierra del escritor: consigue darnos una imagen
muy pegada a la tierra del fenómeno de la brujería, como explosión vital de instintos
que se reprimen durante la vida normal en sociedad.
Por lo demás, los tonos son variados: costumbristas,
líricos, fantásticos, simbólicos, a veces combinados. La compasión hacia los descartados,
como diría el papa Francisco, se hace notar también aquí y allá, como en
sus novelas: Hogar triste es el ejemplo más típico, y toma caracteres de
profecía revolucionaria, algo tosca, en Nihil. Tenemos también alguno de
esos personajes individualistas, anárquicos, al estilo del Tellagorri de Zalacaín,
tan del gusto de Baroja; y otros pintorescos, como Lecochandegui o
Elizabide el vagabundo, semejantes a tantos que pululan por aquella novela. Por
cierto que la lengua vasca suena siempre en Baroja a un vitalismo felizmente
lejano de las chabacanerías políticas a que la han condenado en las últimas décadas;
y no es uno de los menores encantos de las narraciones barojianas.
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19 septiembre 2015
La Santa Madre tendría que tipificar
un nuevo pecado: el que
comete aquel que, cuando otro está utilizando un ordenador que comparten varios
en la casa, se pone a pasear de acá para allá, perdiendo ostensiblemente su
tiempo, pero sugiriendo nada veladamente que está esperando con impaciencia que
te largues de allá. Pecado contra la caridad, por estresar al prójimo, y de
hipocresía porque si le echas en cara su actitud negará descaradamente que
tenga prisa por reemplazarte.
...
Lo del Toro de la Vega, como tantas otras cosas en el
proverbial siglo XXI, ha alcanzado este año proporciones de manicomio. Nunca
pensé que vería a tanta gente preocupada por un bicho con cuernos. Sobre todo
porque muchos de esos plañideros no tendrían inconveniente en fumigar a una
polilla (con lo lenta y angustiosa que es la muerte por insecticida) o aplastar
una araña que se colara en su casa. Que se mueran los feos, que decía el otro.
...
Leo que Serrat se une a la izquierda radical catalana
para reivindicar a Salvador Allende. Y recuerdo aquello de que quien no
es revolucionario a los veinte no tiene corazón y quien no es conservador a los
cuarenta no tiene cabeza. ¿Cuántos años hace que Serrat publicó aquel disco
titulado Fa vint anys que tinc vint anys?... A ciertas edades se puede
desbarrar por cualquier lado.
11 septiembre 2015
Tiempos y costumbres
Hugh McLeod analiza el decrecer de la práctica
religiosa en el anglicanismo tras los años de la posguerra y lo relaciona con
"los temas típicos del Cristianismo de los años 60", entre los cuales
se hallan
... una visión crítica de la Iglesia (y de las instituciones
en general); la insistencia en que la mejor práctica del Cristianismo se
encontraba muchas veces fuera de la Iglesia; el rechazo del código moral
legalista a favor de una ética de situación; la afirmación de que el verdadero
lugar de los cristianos está entre los marginados, y la consecuente suspicacia
ante cualquier clase de respetabilidad o de estatus reconocido; y el rechazo
del dogma.
El párrafo es de su obra The religious crisis of the 1960s, y citado
por Mary Eberstadt en Cómo el mundo occidental perdió realmente a Dios;
la cual continúa:
En términos prácticos, estos cambios fueron calando,
dando forma a nuevos énfasis, parecidos a los que emergían en los Estados
Unidos; entre ellos, el estudiado abandono de imágenes tradicionales como la de
Cristo Rey, la preferencia por la obra social por encima del ministerio
tradicional, el uso de guitarras y otras músicas innovadoras en lugar de la tradicional,
la aparición de libros de súper ventas que interpretan la ortodoxia religiosa y
que argumentan que los marginados están más cerca de Dios que los creyentes
tradicionales, y otros indicios de la ascendencia de un espíritu progresista en
el Cristianismo protestante.
En el Cristianismo protestante también, nos vemos
llevados a añadir. Todo esto nos suena, desde luego, aunque en el caso de la
Iglesia católica tal tendencia fue contrarrestada a tiempo por unos papas
excepcionales.
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09 septiembre 2015
Dolly Parton, Linda Ronstadt y Emmylou Harris: "Trio"
A la altura de 1987 era difícil disputar a estas tres
mujeres el trono de la música country. Aunque yo hubiera dicho que el
dilema estaba entre Dolly y Emmylou, ya que Linda
pertenecía tanto a este mundo como al del rock. En todo caso, era cuestión de
tiempo que las reunieran para un trabajo conjunto, que supongo que engrosó bien
los fondos de la Warner.
El disco es un primor, desde luego. Nada que ver con
chapuzas como la del "cuarteto del millón de dólares" o la de los Highway Men. Para eso se queda uno en casa, si no fuera porque el famoso marketing
suple. Aquí no se trata de que no sabes con qué canciones quedarte, sino que no
hay por qué quedarse con unas y no con otras. Todas son excelentes de por sí,
pero es que además el trío hace un trabajo de impresión. Curiosamente diría que
la voz de Emmylou queda siempre muy en tercer plano, mientras que cuando
una tiene que hacer de solista normalmente es la de Linda, por ejemplo
en Hobo´s meditation, una pieza de Jimme Rodgers a la que llevan
a alturas que su autor nunca soñó. Y es lo que hace que Telling me lies
llegue a dar un poco en el rostro, porque la Ronstadt a veces chilla
demasiado. Esta yo se la habría dado a Emmylou, pero en fin.
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06 septiembre 2015
Pan, educación, libertad
La primera novela que leo de Petros Márkaris es casi
más interesante por lo que nos cuenta de la Grecia actual que por el caso
policial en sí. Este tiene su gracia, pero es inseparable de las reflexiones
sobre la historia política griega. Por otra parte, el estilo de Márkaris
es tirando a mediocre, con mucho "se echó a reír" y cosas así, que me
recuerdan los libros de los Hollister.
Desde luego, la historia griega reciente se parece mucho a
la de España, a juzgar por lo que se deduce de aquí. La trama se sitúa en un
futuro próximo en que el país ha vuelto al dracma, así como Italia y España han
vuelto a sus monedas nacionales, abandonando el euro. Hay conflictos sociales a
causa de los inmigrantes y diferencias generacionales muy acusadas, pues los
mayores están de acuerdo en seguir en la órbita europea mientras que los
jóvenes apuestan por desmarcarse de ella. Y hay tres muertes que se producen
con una diferencia de días pero unidas por las circunstancias. Las víctimas
pertenecen a la generación que hizo la transición desde el régimen de los
coroneles y que se instaló luego en un cómodo clientelismo donde los
certificados de convicciones progresistas sustituyeron a los de buena conducta,
como dice sarcásticamente un personaje. Los asesinatos, cada uno rubricado por
una de las palabras del título, se inscriben en el ambiente de rechazo que esa
"generación de la Politécnica" ha acabado produciendo entre las
siguientes.
Lo cual me hace pensar en los buenos motivos que tiene la
izquierda española para no dejar de agitar el espantajo de Franco.
Afortunadamente para ellos, las jóvenes generaciones españolas entran con
facilidad a ese trapo y no tienen ni idea de quienes fueron Felipe González,
Roldán, Juan Guerra o Mariano Rubio.
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04 septiembre 2015
Los tres mártires
Los cuentos de Flannery O´Connor siempre me dejan
perplejo, y en concreto el más famoso,
quizá, de todos ellos, Un hombre bueno es difícil de encontrar. La
exégesis que asegura que la abuela, a punto de ser asesinada, está suplicando a
su asesino por sí mismo, y no por ella, me resulta forzada. Tan inverosímil
como la anécdota que cuenta Fabrice Hadjadj y que me recordó
inevitablemente al crudelísimo cuento de la de Georgia:
Torturados los tres (mártires), el primero de
ellos dio un grito, el segundo permaneció impasible y el tercero berreó hasta
dejar sordos a los demás. El mismo día por la tarde, el verdugo torturador los
visita en la celda. Le dice al primero: "Has gritado; ¿es que no te ha
ayudado tu Dios? --Me ha ayudado" --respondió-- "para que sea un
hombre de verdad. Si no me hubiera dolido, yo no hubiera gritado que me estabas
haciendo daño, habría negado la ley de la sensibilidad que me dio mi creador y
tú habrías podido creer que tus golpes no eran tan dolorosos. ¿Dónde habría
estado el límite? ¿Con qué inconsciente brutalidad no habrías golpeado a los
que viniesen tras de mí?"
El torturador se quedó un poco turbado. Se acercó al
segundo: "Tú has permanecido impasible, todo lo contrario que tu
compañero. ¿Qué tienes que decir?
--No soy yo quien permaneció impasible", respondió
el segundo, "Cristo me concedió esa gracia. Te juro que yo soy un quejica.
Anteayer estuve llorando porque tenía hemorroides. Era yo el que sufría. Hoy,
Cristo vino a sufrir en mí. Nada es imposible para Dios".
El torturador estaba cada vez más molesto. Por él, los
habría llevado de nuevo al potro, pero sabía que ya habían recibido una buena
dosis: había que dejarlos que repusieran fuerzas, que volvieran a generar una
superficie sensible para darles con fuerza unas vueltas de torno. Pensó, pues,
reconfortarse con el tercero:
"Tú, pobrecito, no has salido tan bien parado como
tus compadres. ¡Te has desgañitado como un cerdo al que sacrifican! ¡Todavía me
silban los oídos! De vez en cuando gemías como una mujerzuela: "¡Ten piedad!"
Y después me llamabas hermano para que yo aflojara el brazo: "¡Hermano
mío, ten piedad! ¡Te lo ruego, ten piedad!""
Y el verdugo estallaba en una risa forzada.
"Hermano mío", respondió el tercero,
"porque verdaderamente eres mi hermano: si he gritado, ha sido menos por
mi carne que desgarrabas que por tu alma que yo te veía destruir. Yo lanzaba
los gritos de tu propia conciencia. Me hacía eco de tu propio corazón: un cerdo
al que sacrifican, como tú mismo dices, pero al que no quieres oír. Vuelvo a
rogarte ahora por ese Dios al que desconoces, ¡ten piedad de ti!"
(En Tenga usted éxito en su muerte)
Hay que haber llegado a un grado más que eminente de
santidad para eso, no cabe duda. Pero, bien pensado, el que da la gracia para
no quejarse puede conceder la de tener los mismos sentimientos que Él tenía en la
cruz.
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26 agosto 2015
Crazy Cavan´n´The Rhythm Rockers: "Our own way of rockin´"
¿El rock incita a la violencia? Pues a lo mejor sí, y estos
chicos no se molestaban en disimularlo, con ese puño envuelto en la cadena de
bicicleta. Así golpeaba un personaje de James Hadley Chase, creo
recordar.
Estos chicos son una de las bandas más representativas del revival
rockabilly en Gran Bretaña, en la segunda mitad de los 70, y allí ese revival
fue unido, no sé por qué, a la tribu urbana denominada Teddy Boys, por sus patillas y sus levitas que evocaban la época eduardiana (Teddy = Eduardito, por si eso). Un nombre que llegó a hacerse equivalente a
gamberro, y a ustedes les dejo los chistes sobre la SGAE. Ellos mismos solían
lucir apariencia de teddy y la alusión a los teddy y a la violencia callejera
es frecuente en sus temas (aquí Teddy jive, por ejemplo).
Pero me gustaban y me gustan. De ellos solo tengo este álbum
(casete) de estudio (el otro es live). Muy reconocible la voz mediocre
pero efectiva de Cavan, que está realmente chiflado, y los solos de
guitarra de Lyndon Needs. Y aunque casi nunca cambian de ritmo, no caen
en la monotonía, tal vez porque tienen la costumbre de rocanrolizar (con
perdón) canciones country, como Tennessee border, o del folklore
americano más añejo, como Ol´ Black Joe. También interpretan con
frecuencia a Fats Domino (Saturday nite), pero sus propios temas
son también muy interesantes. Aquí figura uno de los más conocidos, My little sister´s gotta motorbike.
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24 agosto 2015
El expediente 113
El expediente 113 es un folletín con todas las de la
ley, en su variante polícíaca, que ha quedado como uno de los clásicos del
género detectivesco. Hablo de lo que me ha permitido leer la editorial
Bruguera, claro, que, como ya dije aquí, nos ha podado por nuestro bien toda la
hojarasca que, "siguiendo la moda de su tiempo", había introducido Émile Gaboriau.
Y dijeron que era costumbre en las ediciones modernas. Luego fui a la de Anaya
y vi que no había tal, pues esta estaba completa.
En fin, la trama en este caso quebranta una de las normas
que estableció S. S. Van Dine para el relato policíaco, y una de las que
más se suele observar: que el crimen a investigar no debe ser inferior al
asesinato. Aquí se trata de un robo, pero un robo que supone cárcel y descrédito
para un joven y fiel empleado al que se acusa del delito. La estructura es
clásica, con su descripción minuciosa del lugar de los hechos y de su posible
cronología, seguida de las andanzas del detective. El cual no es de los de pura
deducción, a lo Poirot o Philo Vance, sino además de acción, como corresponde a
un buen folletín. Se trata del sin par Lecoq, que es asimismo un maestro del
disfraz, cosa muy folletinesca también.
Y hay trama amorosa, en la que hallamos tanto a la doncella
atribulada como a la muchacha de vida alegre que acaba siendo muy
desgraciada. Y un pasado escabroso con hijo ilegítimo de por medio que se
revela como la clave de todo el asunto.
¿Y suplantaciones de personalidad? ¡También! Diría que no falta de nada si no
fuera porque no sé lo que me han quitado.
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23 agosto 2015
Matalascañas, Matapozuelos, Matarredonda,
Las Matas, Matallana, Mataporquera, Matarromera, Matagorda,
Matalebreras, Matamoros, Matajudíos.
Mata: "Porción de terreno poblado de
árboles de una misma especie" (DRAE)
Claro, ¿no? Matapozuelos, "mata de los
pozuelos"; Matajudíos, "mata de
los judíos". Bien, pues ha llegado a tal punto el consumo de papel
de fumar en este bendito país que un pueblo de Burgos llamado Castrillo Matajudíos ha decidido cambiar su nombre por Castrillo Mota de Judíos,
sin duda por pensar que mata era del verbo matar y lo de matajudíos
una muestra de la secular intolerancia etc. etc.
Mota... Oh, sí, Mota, don José:
"La tontería no descansa, a ver si me comprendes". Hombre: como que
hemos de ver a los de Las Matas cambiar su nombre para no incitar a la
violencia de género...
21 agosto 2015
Avant-garde
Un hombre que consigue que el nombre de Ava Gardner suene a cuchufleta se merece un monumento. En mi casa, al menos, no se menciona a la bella sin que alguien añada: “avant garrrde”, recordando el gag de Daniel Rabinovich. “Por eso y muchas cosas más”, que decía el otro, por Terpsícore, por la achicoria, por el mapa de Italia, por el bolero de Ester, Manuel Darío o el cuñado de la estrella, debo recordarle aquí, sin intentar glosar su humor, que sería estropearlo, como lo es siempre explicar un chiste. Espero que haya tenido éxito en su muerte, ya que lo tuvo en vida haciéndonos a muchos un poco más felices.
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20 agosto 2015
El partido de Lenin
La fuerza de los movimientos que aspiraban a realizar la revolución
mundial residía en la forma comunista de organización, el "nuevo
partido" de Lenin, una extraordinaria innovación de la ingeniería
social del siglo XX comparable a la invención de las órdenes monásticas
cristianas en la Edad Media, que hacía posible que incluso las organizaciones
pequeñas hicieran gala de una extraordinaria eficacia, porque el partido obtenía
de sus miembros grandes dosis de entrega y sacrificio, además de una disciplina
militar y una concentración total en la tarea de llevar a buen puerto las
decisiones del partido a cualquier precio. Esto causaba una fuerte impresión
incluso a los observadores hostiles.
Eric Hobsbawn, Historia
del siglo XX, cap. II, "La revolución mundial"
Es lo que me tranquiliza con respecto a los partidos
radicales de hogaño. Lo de la "entrega y sacrificio" les suena a
castellano antiguo.
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18 agosto 2015
Vangelis: "El Greco"
Esta fue una de mis últimas adquisiciones en casete, y lo
habré oído tres o cuatro veces, de modo que poco puedo decir de él. Para quien
conozca la música de Vangelis, es fácil suponer su contenido. Sólo que
aquí quizá se orienta más a lo tremendo, quiero decir que es menos melódico o
juguetón que en otros trabajos, y trata de sugerir abismos metafísicos, a tono (se
supone) con la espiritualidad de la pintura del Greco. Para ello recabó la
colaboración de Montserrat Caballé, que se marca unas coloraturas
acongojantes en uno de los movimientos. Sí, pues las pistas no tienen título
sino que a la manera de las sinfonías se denominan movimiento uno, dos, tres...,
eso sí, sin lo de alegretto, moderato y todo eso.
Es posible que se quedara en una obra demasiado pretenciosa.
Desde luego, no añadió mucha gloria a Vangelis.
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15 agosto 2015
La rubia de ojos negros
Con los primeros capítulos de esta novela me vino a la
cabeza aquella ocurrencia de un personaje de Carlos Rojas: "Usted
no puede ser mi marido; se le parece demasiado". Porque Benjamin Black
ha conseguido una tan fiel imitación de las novelas de Raymond Chandler
que solo cabe levantarse y aplaudir. Hasta tal punto que a ratos uno dice: ni
siquiera Chandler puede ser tan fiel a sí mismo, son demasiados rasgos
de estilo acumulados uno tras otro. El modo de dirigir la trama, su aparente
complejidad, los diálogos, los símiles, los tipos (mujer fatal, empresario
criminal, pariente frívolo, poli gruñón, esbirros tan crueles como idiotas,
beldad inteligente en papel secundario), las situaciones, todo revela una
lectura atenta y devota de las aventuras de Marlowe hecha por un escritor de
talento.
Pero ese escritor tenía que dejar su sello. Puede ser
intencionado o no, pero lo cierto es que lo único que no es Marlowe aquí es el
propio Marlowe. Tiene su desencanto, su sarcasmo, su humor amargo y ese
quijotismo que le lleva a no abandonar la partida aunque la paga no compense el
riesgo. Pero nos cuenta demasiado de sí mismo. Al original lo veíamos sólo a
través de sus réplicas cortantes y sus calificativos, y consideraba que nos
importaban un bledo su pasado y sus sentimientos. Este se desliza con facilidad
al autoanálisis, es un tipo inseguro y flojea con las mujeres. Está en manos de
un literato que lo aproxima, sabiéndolo o no, al famoso héroe problemático
de la novela contemporánea. Incluso cita a un poeta. Y todo eso me hace gritar:
"¡tongo, tongo!", porque prefiero a mi héroe sin fisuras, pero no me
impide continuar hasta el final con la fábula y disfrutar como un tonto.
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13 agosto 2015
Sobresaltos gramaticales
Menos mal que nuestros alumnos no leen a Ramiro de Maeztu.
Si no se nos iba al cuerno la teoría sobre los adjetivos calificativos y los
clasificadores. Vas y les dices que los clasificadores no admiten anteposición:
puedes decir el buen chico o la rosada aurora, pero no los
internacionales vuelos ni la francesa prensa. Bien, pues va el de
Vitoria y se pone:
... de todos los causantes de la cubana insurrección el
más directo es el comercio.
Impónense los hombres más laboriosos, más dotados de administrativas
aptitudes...
Y algún otro caso que no he recogido. Bueno, siempre queda
el recurso de decir que su madre era inglesa y él pasó mucho tiempo por allá.
(Los ejemplos proceden de Hacia otra España, su libro
primerizo)
11 agosto 2015
Si se considera sagrada la vida humana, hay que renunciar a la revolución.
Es una frase de Trotsky que Celestino, el protagonista
de El caos y la noche, había repetido
con frecuencia. Y sigue meditando el narrador siguiendo la mente de
Celestino (¿y la de Montherlant?):
Ni la caída de Franco, ni la conquista del mundo por el
comunismo, ni la guerra general, ni la explosión del planeta bajo la bomba atómica,
nada tenía la importancia de esto: que iba a morir, que no había esperanza y que su muerte era inminente. Esa cosa de
la que tanto se hablaba, de la que él había hablado tanto toda su vida, la que
había sembrado hasta la saciedad sin un escrúpulo, a la que se había expuesto hasta la saciedad sin una vacilación, esa cosa estaba allí.
Dejar de existir: la cosa más banal y la más increíble, la más inverosímil. Y superaba
en importancia a todo cuanto existía en la realidad y en el pensamiento, no tenía
proporción alguna con todo lo que existía y todo lo que se podía concebir: un
desastre sin comparación con cosa alguna. Lo que parecía tan poco importante en
su juventud y en su edad madura tenía ahora una importancia aterradora, era lo único
que importaba.
10 agosto 2015
La guerra civile spagnola. Inni e canti fascisti e falangisti
Es curioso cómo salir al extranjero despierta la fiebre compradora. Puestos a comprar música, de lo poco que no podías encontrar en España eran estos Himnos y cantos fascistas y falangistas que avizoré en un paseo por Roma. El casete pertenecía a una colección titulada Documenti del nostro tempo y este volumen estaba dedicado a la intervención italiana en la guerra española. Son, en efecto, registros sonoros de la época, por lo que el sonido da de sí lo justo. La cinta mezcla el repertorio italiano con el español. En el primero encontramos rarezas tituladas Se Franco vogliamo seguire (que convierte al caudillo en condotiero), Avanti falangisti o Guadalajara (que resulta un tanto cómica teniendo en cuenta cómo terminó para los mussolinianos la batalla en la ciudad alcarreña). De lo español, aparte de clásicos como el Cara al sol o El novio de la muerte, me resultaban especialmente simpáticas la Canción de los almogávares (Desperta ferro) o Me gusta lo difícil. Pero también cuatro curiosas piezas, de título franciscano, firmadas por los mismos autores, Riego y Cuesta: Canción de la hermana lluvia, Canción de la hermana mañana, Canción del hermano fuego y Canción de la hermana noche. Evidentemente estaban destinadas a dar un poco de romanticismo a aquella sangría. Me conmovía especialmente la última, una especie de nana que imagino solía dar fin a una sesión de canciones junto al fuego (“…y ahora, camaradas, al sueño hay que llamar, que está la hermana noche por cielo, tierra y mar”…)
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