26 enero 2016

Emmylou Harris: "Elite Hotel"


Como ya dije comentando otro trabajo suyo, Elite hotel me parece de los más logrado de Emmylou Harris. El título no coincide con ninguna canción, y tampoco lo de elite parece compaginarse con las rotas escaleras que lucen en la portada. Pero lo que importa son las doce canciones que componen el LP-casete: algunas de composición propia o de su entorno: Rodney Crowell, Gram Parsons... Otras, excelentes versiones. Amarillo, que abre el fuego, no me parece gran cosa, pero inmediatamente da paso a un Together again superior al de su autor Buck Owens y la calidad ya no desciende: Feelin´single seein´double, de autor para mí desconocido; el Sin City de los Flying Burrito Brothers, por tanto casi propio; la cadenciosa One of these days, también excelente y de autoría oscura (E. Montgomery); y el inmenso Till I gain control again, compuesto por el descubrimiento de Emmylou, Rodney Crowell, y que llegó a interpretar Waylon Jennings.

La cara B también empieza discreta, con una lectura personal (más emotiva, más lenta) del beatliano Here, there and everywhere. OohLas Vegas, de Parsons, anima el cotarro y a continuación nos sorprende con un par de canciones live, cosa seria (el directo de esta mujer es extraordinario): Sweet dreams de Don Gibson, a cámara lenta pero impresionante; y uno de los mejores Jambalaya que se han oído, que ya es decir. El himno (que es como por allí llaman a los cantos religiosos) Satan´s jewel crown da paso a un broche de oro como Wheels, también de Parsons. En dos palabras...


20 enero 2016

La condición humana


Pocas veces me sucede empezar una novela sin la menor idea de su contenido, y es una de las mejores sensaciones que se pueden experimentar como lector. De La condición humana solo conocía su lugar en la primera división de la narrativa del siglo XX, por así decirlo, y que era el título más representativo de André Malraux. Fue sorprendente descubrir que se desarrollaba en la China, y en unas circunstancias históricas que me eran prácticamente desconocidas, con el enfrentamiento entre el partido comunista y el Kuomintang, en 1927. El arranque resultaba además bastante misterioso, ya que nos sitúa, muy cinematográficamente, ante una situación límite de la que no se nos dan antecedentes: un tipo a punto de asesinar a otro que duerme en una cama con dosel. Las reflexiones del asesino dan la pauta de lo que será la novela: un gran interrogante sobre la vida y la muerte con el trasfondo de uno de tantos momentos azarosos de la historia del pasado siglo. Unos tipos que ponen su vida al tablero por un ideal político sin tener idea de qué puede suceder cuando les den mate, lo cual acaba sucediendo en el caso de los más arriscados. Estos conviven con los que prefieren pasar por la historia sacando el máximo partido material y arriesgando lo menos posible, pero para estos tampoco hay tranquilidad espiritual.

No es, por tanto, una historia de buenos y malos, a pesar de que a los comunistas les toque bailar con la más fea y acabar reprimidos brutalmente. Malraux forma parte, más que del partido comunista, de lo que René Albères llamó cultura de la acción, por lo que son los personajes que se juegan la vida los que resultan más justificados en medio de un mundo de inseguridades.

__


18 enero 2016

Medicus eris si recte facias...


El buen hombre no tiene ni siquiera dos días de vida, quizá ni seis horas –dijo el estudiante de medicina–, y sin embargo no podemos dejar de combatir el mal. Será necesario prodigarle cuidados costosos.

…si non facias, non eris. Se decía de los reyes, pero podría aplicarse igual a los médicos.




16 enero 2016

El niño la camarada




A los dictadores les encanta fotografiarse con niños, testigos Facebook y Twitter, que bullen de imágenes como la que va aquí arriba. Es parte de su marketing. Sin embargo, no sé lo que puede beneficiar a Iglesias que le vean haciendo cuchi cuchi a un niño, como en la memorable sesión de inicio de legislatura. Qué va a pensar la gente de su mesías vengador.

En todo caso, creo que los motivos de la diputada Bescansa son mucho más simples, tanto como lo que hay bajo las rastas de su compañero de bancada. Es el orgullo de la madre que disfruta enseñando al rorro, pero potenciado por la impudicia de la generación logse, que se hace extensiva a sus maestros. Con el mismo desparpajo vociferan, dicen tacos o hacen aguas en la vía pública. Apuesto a que el próximo show es un magreo furibundo entre diputado y... diputada, con suerte.

__

15 enero 2016

Luis Eduardo Aute: "Grandes éxitos. Paseo por el amor y el deseo"

Si hubiera sido un vinilo, lo hubiera puesto siempre por la cara A; bueno, bastantes más veces. En la B también hay cosas muy catárticas, como Dos o tres segundos de ternura o Sin tu latido. Pero De paso me resultaba muy pretencioso y Cada vez que me amas un tostón. Aute será recordado por Al alba, Las cuatro y diez, De alguna manera o Pasaba por aquí. El subtítulo, amor y deseo, es acertado aunque la y vale aquí lo que un como. No hay animalidad pura, pero sí una reducción del amor al sentimiento, a un eros que no quiere pasar a otra cosa y cuya limitación más evidente es la fragilidad: la ruptura amorosa es el motivo más repetido en estas canciones. Una suave melancolía (“fue en ese cine, te acuerdas…”), la dificultad de resignarse (“pasaba por aquí…”), el tedio (“qué terriblemente absurdo es estar vivo”) o lo que los clásicos llamaban simplemente la ausencia (“de alguna manera tendré que olvidarte…”) son facetas de ese vacío que deja lo que quizá se ha tomado en un arrebato (“anda…”, “quiero bailar un slow with you tonight” caiga quien caiga), tal vez incluso con un toque de cinismo (“o me llevo a esa mujer o entre los tres nos organizamos…”). Pero los tonos más trágicos se alcanzan cuando la ruptura es forzada por un elemento extraño y brutal, como es la muerte violenta en Al alba. Creo que Aute no ha volado nunca tan alto como aquí, y eso independientemente de las circunstancias que motivaron la canción y de lo que yo opine de ellas.

Las versiones son todas muy remozadas desde el punto de vista orquestal, aunque los enlaces que he puesto no siempre corresponden a este disco. 


__

10 enero 2016

El malvado Carabel


Uno nace inevitablemente bueno o malo; si nace bueno, será absolutamente incapaz de hacer el mal; si nace malo, no tendría sentido que se propusiera ser bueno, pues sería renunciar a sus posibilidades, ya que es el mal lo que hace avanzar el mundo. Es difícil saber hasta qué punto el propio Wenceslao Fernández Flórez se creía esta tesis, enunciada por uno de sus personajes e ilustrada por el otro. No deja de ser una reflexión amarga que quizá nos hemos hecho alguna vez tras sufrir una injusticia, pero que no resiste el análisis, ya que olvida cosas fundamentales como que el bien no consiste sólo en dejar de hacer cosas, que el mal no deja de ser mal porque se haga chapuceramente, y que si en efecto hay gente que siente más repugnancia que otra a cometer maldades es gracias a la educación recibida y no debido a una especie de tara de nacimiento.

De hecho advertimos a lo largo de toda la novela una simpatía hacia el pobre hombre que le da título y un frío desprecio hacia quien se aprovecha de él, es decir, de los malos. De modo que prefiero interpretar el sarcasmo del autor como una pregunta: ¿por qué hemos dejado que las cosas sean así, o que alguien se vea obligado a pensar la realidad en esos términos?

Ya ven que me estoy tomando perfectamente en serio una novela de humor, eso que tantas veces nos han pedido que hagamos. Tras ese tratamiento humorístico, tan propio de los españoles (Ramón, Mihura, Jardiel), se esconde una de las obras más pesimistas de nuestro siglo XX. Carabel es un bueno en el mal sentido de la palabra, un pelanas patético que recuerda a los héroes del cine mudo o a ciertos papeles de Peter Sellers o Woody Allen. Sin embargo, la novela no deja de presentar curiosos contrastes: frente a episodios a lo Berlanga como el de la carrera pedestre organizada por los patronos tenemos la historia dramática de los desengaños amorosos del policía amigo de Carabel, que nos da la clave de su visión sombría del mundo.

__

08 enero 2016

La ternura del palo



"Quien bien te quiere te hará llorar", dice el refrán. Hay una ternura del palo. El que quiere mi felicidad, cuando me alejo de ella, no puede sino corregirme. El buen padre no trata de otra forma a su hijo querido. Si por sensiblería o por temor a disgustarlo le evitara la reprimenda cuando es necesaria, su amabilidad sería de una crueldad refinada. El niño al que se acaricia de esta forma sería un niño más maltratado que uno al que se golpea: se le dejaría pudrirse por dentro, sin incurrir en delito. Sufriría un maltrato espiritual. Disfrutaría de golosinas tan azucaradas que le provocarían caries hasta en el alma. Una buena trabajadora social debería citar al padre y ordenarle que castigara a su hijo, bajo pena de retirarle la custodia: "Usted le consiente sus caprichos, lo adormece en la pereza y la comodidad, ¿qué va a ser de él? Su alma será tan pusilánime y susceptible que odiará a todo el que contraríe sus apetitos: será incapaz de escuchar a los demás, caerá en la presunción o en la desesperanza, acabará siendo un asesino o un suicida".

Fabrice Hadjadj, Tenga usted éxito en su muerte, Introducción.

__

07 enero 2016

De miserias y maravillas



Me cuentan que un alumno de escuela de Artes ha presentado al examen una performance en vídeo en la que aparece despersonalizado, esto es, en pelota viva, mientras profiere blasfemias como la bestia del Apocalipsis (o de Daniel, que no me acuerdo), aunque sin su empaque, claro. Le han dado un sobresaliente.

Sin duda conocía a su profesora (creo que era hembra). En una de sus novelas, Gironella habla de unos estudiantes de la inmediata posguerra que hacían exámenes patrióticos, esto es, firmando Arriba España para asegurar el aprobado. El procedimiento es similar, aunque sin duda el odio crea una complicidad más estrecha que el compartir unas ideas. Y allí la exhibición de los cueros tampoco habría ayudado, por supuesto.


Carlos Rodríguez Braun suele escribir sobre economía, y hace bien, porque esa es su especialidad. Sin embargo, resultó especialmente brillante en su comentario sobre las cabalgatas laicas, señalando como un rasgo genuinamente totalitario este de imponer desde arriba cómo debe pensar o sentir el pueblo, en contra de sus tradiciones.


Hace un año ya, cielos, de la matanza de Charlie Hebdo, y me entero por Ignacio Ruiz Quintano de que la revista ha rememorado aquello sugiriendo que el culpable es Dios, es decir, la fe en Dios: ilustra la portada una imagen inequívoca del Dios cristiano.

Es la manera más cobarde, en efecto, en que cabe reaccionar a un ataque: señalando para otro lado: a esos, a esos es a los que hay que quitar de en medio. Ayuda mucho el que el Islam prohíba las imágenes de Dios, así se evitan dibujar a Alá y sacar boletos para una nueva masacre. Ruiz Quintano, menos críptico y más grave de lo habitual, merece la lectura.


Termino El lobo de mar, de Jack London. Acaba a la manera hollywoodiana, que es el formato que había adoptado ya en el último tramo, desde que aparece la mujer. El chico y la chica salvados del monstruo, en el barco en que han pasado penalidades sin cuento, con un barco pacífico a la vista. Y sin embargo es claramente una novela de ideas, a la que ha querido dar una envoltura de acción, pero se le ha notado demasiado el artificio: es larga y más bien anodina, y la aparición de la chica no lo arregla.


Mi amigo Embajador me recomienda para el día de Reyes el coro de los pastores de La infancia de Cristo, de Berlioz. Escucho por la noche la segunda parte de la obra, un Berlioz sorprendentemente clásico. También sería bueno para estas fechas El Mesías de Haendel en sus primeras partes (For into us a child is born, Omnes de Saba venient…). Yendo más a lo mío, acabo de descubrir en Spotify un disco de Tennessee Ernie Ford, acompañado por una magnífica coral, que aunque por el título (The story of Christmas) parece ser un recorrido por las canciones de Navidad de todo el mundo, hace predominar el repertorio clásico anglosajón. En todo caso, unas voces de primera.

__