29 mayo 2021

La condesa

Como cabía esperar, lo que más se recuerda de Emilia Pardo Bazán, en este su centenario, son sus actitudes “modernas”, “feministas”, etc. Para mí, Emilia Pardo Bazán fue una novelista notable que sacrificó su matrimonio en aras de un quehacer, el literario, donde había quien la superaba; lo cual me parece bastante lamentable en lo personal, por más que de todo ello nos quedaran Los pazos de Ulloa y algunos ejemplos de cómo evolucionó la narrativa europea en la última mitad del XIX y principios del XX.



28 mayo 2021

Musgos de una vieja rectoría

Estos relatos no son “siniestros” salvo en una leve proporción; sí fantásticos, pues tienden a la alegoría; en más de uno nos encontramos con ese desfile de personajes-tipo al estilo del Criticón gracianesco, salvo que aquí a veces es difícil identificar un correlato en la actualidad. Lo siniestro está presente en “La marca de nacimiento”, en forma de obsesión malsana; tal vez en “Feathertop”, el espantapájaros que cobra vida gracias a su fabricante la bruja, una especie de Gepetto femenino, aunque realmente predomina la sátira de las vanidades; tiene algo de inquietante “El artista de lo bello”, sobre el relojero que busca “espiritualizar la máquina”; y, desde luego, es inquietante “La hija de Rappaccini”, la que se alimenta de veneno, la del aliento venenoso, ese diablo disfrazado de bella inocente. La alegoría es palmaria, ya desde el título, en “El egoísmo, o la serpiente en el pecho”; y lo moral prevalece en un título como “el entierro de Roger Malvin”, sobre el tipo que ha de purgar la ruptura de su promesa de enterrar al amigo muerto en la guerra.

Desfile de tipos, dijimos: sí, y en realidad la mayoría de los cuentos de Hawthorne responden al esquema de “parada de los monstruos”: monstruos que pueden ser los seres desgraciados de “El banquete de Navidad”, los productos del alma humana en “El holocausto de la tierra” y en “Los nuevos Adán y Eva”, los clientes del demonio en “El joven Goodman Brown” o los poetas muertos en “La correspondencia de P.” Unos desfiles, con frecuencia fatigosos, que nos muestran la cara “siniestra”, sí, del ser humano, por acumulación de miserias. Cada uno podría ser un infierno.

__

22 mayo 2021

Qué feo está eso de ser "concejala".

 Si yo fuera mujer preferiría ser "concejal", como los "claustrales" de la Universidad, que no tienen desinencia femenina, a lo que se me alcanza. 



21 mayo 2021

Sin odio

 Me hizo gracia lo de Marlaska (con k) cuando empezó lo de Ceuta: dijo que serían tan firmes para defender las fronteras como lo serían contra el odio al inmigrante. Habrá que recordarle que nadie le ha investido de las sagradas órdenes. Que es ministro y no obispo. Me recuerda a aquel capellán del Alcázar de Toledo que decía a los defensores: “Tirad, pero tirad sin odio”.



Línea Siegfried

¿Novela reportaje? Las peripecias amorosas del protagonista ocupan un lugar tan relevante como para que se pueda poner en duda que Línea Sigfried es “uno de los antecedentes del new journalism”, tal como proclama la contraportada. A mí me gusta otorgar ese lugar, dentro de la narrativa española, al Embajador en el infierno de Luca de Tena. Tampoco es, como yo pensaba, una de esas novelas de exaltación bélica (¿dónde estarán?) que según algunos el régimen habría promocionado mientras otros novelistas (Cela, Laforet, ¡!) le segaban la hierba bajo los pies. Sí es cierto que los sucesos históricos tienen su protagonismo aquí y que esos sucesos son los contemporáneos al momento en que Giménez-Arnau escribe, es decir, los inmediatamente preparatorios de la Segunda guerra mundial. Era el momento en que los alemanes eran amigos y en que el nacionalsocialismo aún no había mostrado su peor cara, por lo cual, si alguna peculiaridad tiene esta novela es la de ser una de las pocas en que los nacionalsocialistas no aparecen como los malos malosos.

__

12 mayo 2021

Chiringuitos

 De nuevo escucho a gente en la radio hablar de los chiringuitos de género y cosas así. Creo que yerran el tiro cuando insisten en que las motivaciones de tales activistas están en el lucro. Es cierto que, ya de paso, si puede forrarse uno, tanto mejor. Pero las motivaciones están en otra parte, más allá de la pasta. No es tan difícil admitir que hay gente que piensa que el mundo debería ser así, con un sexo maleable y con el matrimonio prácticamente reducido a una institución histórica, o que quieren convencer al mundo de que las relaciones entre hombre y mujer son básicamente conflictivas. Personalmente, creo que, más que de una convicción, se trata de odio real a la postura contraria, es decir, a la que se funda en la naturaleza y en la recta razón: odio a la humanidad en definitiva, o al cristianismo, que recuerda que somos lo que Dios quiso que fuéramos. Pero eso no puede alegarse en un debate porque sería juicio temerario. En todo caso, lo pertinente no es descalificar a esa gente por su supuesto afán de lucro, sino afirmar la realidad del matrimonio y del hecho sexual o de lo que sea el caso frente a las insensateces a las que aboca un pensamiento fundado en el ajuste de cuentas con la creación. De otro modo, te pueden alegar, como hizo el otro día una periodista con la presidenta de la comunidad madrileña, que la tauromaquia es otro chiringuito, que la Iglesia (¡!) es otro chiringuito…, sin que puedas hacer más que eludir la cuestión reafirmando la justicia de sostener a esos entes sociales, pero sin acertar a distinguirlos de los otros.



11 mayo 2021

Libertad

 No deja de resultar chusca la manera en que los socialistas han asumido el tópico conservador: “Eso ya no es libertad, es libertinaje”, ha dicho tal cual una gerifalte del partido del gobierno, para meterse con los de Madrid. Los ha descolocado la asunción de la libertad como consigna, por parte de estos, cosa que ha sido un gran acierto, sobre todo cuando la consigna ha sido recogida por las masas. Lo malo sería que se quedara circunscrita al ámbito de la diversión. Porque esos gritos de “libertad, libertad” proferidos en Sol por los hijos de la Logse me recordaban inquietantemente a los epsilones de Un mundo feliz exigiendo el soma.