30 agosto 2023

Una pena en observación

“Solo fluye en el mundo la tristeza”, decía Dámaso Alonso, y aquí Lewis coincide con él, contemplando la tristeza como un proceso o un camino que atraviesa diversos paisajes. Lewis aprovecha cada uno de esos meandros para diseccionar ese sentimiento desde la propia experiencia.

La muerte pone a prueba todas nuestras convicciones: es fácil confiar en la resistencia de una cuerda cuando solo tiene que arrastrar una caja con poco peso en su interior, pero si se trata de quedar suspendido de ella sobre un precipicio… Es el ejemplo gráfico que resume todas las incertidumbres ante la muerte de su esposa, que Lewis explaya ante el lector en un sorprendente ejercicio de confesión pública. ¿Qué sentido tiene preguntar “dónde está ahora H. [Joy Gresham]”? ¿Está acaso en alguna parte? Pero, inevitablemente, la muerte lleva a pensar en Dios, y si uno lo hace con serenidad y superando la ofuscación causada por la pena, llega a la conclusión de que Dios es esperanza. Pero la esperanza pasa por aceptar que Dios es padre y que nosotros somos el niño que tantas veces no entiende. “El amarillo es cuadrado o redondo? Lo más probable es que la mitad de las cuestiones que planteamos, la mitad de nuestros problemas teológicos y metafísicos, sean algo por el estilo”.

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05 agosto 2023

El libro de Carmen Laforet

Agustín Cerezales ha reunido una buena cantidad de escritos de su madre, junto con fotos, y ha sacado este libro que es un estupendo homenaje con motivo del centenario de Carmen Laforet. El material se acompaña con comentarios del propio Agustín, de modo que tenemos una semblanza bastante completa de doña Carmen, por supuesto desde el amor filial, con ausencia de todo dato negativo sobre su persona, ni falta que hace.

Hay dos cosas que me han gustado. La primera: no sé cómo piensa Agustín Cerezales, pero desde luego no carga las tintas, como suele ser habitual, en lo negro de los años de la dictadura y tal y cual. De hecho, todo eso apenas está presente, salvo alguna fugaz alusión a la censura. Tampoco los escritos de Carmen Laforet reflejan toma de partido, y su narrativa se centra más en los seres humanos que en lo social. Este libro es, de hecho, bastante ponderado en todo, sin filias y, sobre todo, sin fobias.

Lo segundo es el breve homenaje a su padre compendiado en un pie de foto: “Periodista, crítico literario, escritor. Inteligencia, saber y memoria enciclopédicos, sentido del humor, bondad y tolerancia: Carmen supo elegir.” Me gusta porque don Manuel parece siempre un poco orillado cuando se habla de la autora de Nada, y como encima se separaron hacia 1971 parece que se le quiere hacer pasar por la bruja en el cuento de una mujer que amaba la libertad. No es más que una impresión, pero me alegro de este tan breve como intenso homenaje en un libro que, por pudor, imagino, deja más bien de lado las anécdotas familiares.

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01 agosto 2023

El lirio del PP

Es posible que en ese empeño del PP por ver en el PSOE solo una alternativa haya algo más que papanatismo. Es posible que se trate de miedo a la verdad. La historia de España en los últimos cincuenta años se sostiene sobre el empeño en construir una democracia similar a las que se consolidaron en Europa occidental tras la segunda guerra mundial. Esta es, al menos, la visión de los que hicieron la transición desde el anterior régimen. En la visión de estos, los partidos de izquierda (PSOE, PCE) se hallaban en el mismo empeño. Fueron graciosamente invitados a la fiesta, e incluso se les dejó que creyeran que eran los protagonistas del cambio. Hasta que alguien empezó a asomar la pata, alguien llamado Zapatero, y lo hizo urgido por unos acontecimientos que parecían ir a pasarle la legitimidad democrática a la derecha: me refiero a una casi lograda victoria sobre el terrorismo. Ellos, la izquierda, titulares de la legitimidad democrática por graciosa concesión de la derecha, no podían consentir esa victoria, porque para ellos el objetivo no era una democracia europea sino el triunfo final en la guerra civil: objetivo mantenido y visibilizado a través de años y años de “memoria histórica”. El terrorismo no era el enemigo, lo era y lo había sido siempre la derecha. Así que choca esos cinco, ETA, y todos contra el enemigo de siempre.

Para el PP, es duro mirar de frente la realidad, es decir, que para el PSOE y su izquierda ellos no son una alternativa democrática, sino el enemigo a batir. Cualquier otro actor, como los separatistas, será circunstancialmente un aliado o un rival: desde matarlos con mercenarios a modificar el código penal para exonerarlos de sus delitos, cabe toda una gama de entendimientos/desentendimientos.

No quiere mirar la realidad, el PP: No quiere oír los no pasarán. Es demasiado duro. Prefieren encapsularse en su virtual mundo democrático donde los únicos malos son los extremos. Siguen paseando su lirio. Morirán en la inopia voluntaria.