26 febrero 2023

Nazarín

Esto es un sacerdote como la progresía manda, harapiento, mansurrón, pobre de solemnidad. Las arpías le quieren, lo que quiere decir que le tienen lástima; se rinden a él algunos dimas y le sacuden a modo algunos gestas. La pregunta es: ¿pensaba Galdós que todos los curas debían ser así, o simplemente ha creado un ejemplo peculiar de caridad, como la Benina de Misericordia o la Leré de Angel Guerra pero más estrambótico? De hecho, es una novela llena de preguntas, como dicen que debe ser una novela, esto es, que suscite preguntas más que dar respuestas. Por ejemplo, cuestión es si es viable este tipo de sacerdote secular con carisma eremítico, o si estamos ante una vocación particular e intransferible. O si se ganarían más almas para Dios con este ejemplo chillón de pobreza y mansedumbre que dedicando tiempo a la predicación y a la administración de sacramentos. ¿Hizo una lectura correcta Buñuel cuando lo transformó en un esperpento, alguien que solo consigue crear conflicto cuando busca la paz y el bien? Esa posibilidad está a cada vuelta del camino de la historia de Nazarín, pero lo cierto es que nunca se realiza en la novela. Estamos más bien ante un ejemplo sincero de cristianismo, de una forma de vivir el cristianismo, llamativa, por supuesto, pero sincera si atendemos a las respuestas de este padre Nazario, llenas de piedad e inteligencia. En ese sentido, lo que dije al principio es exagerado. Sí, puede que Nazarín responda como concepto a ese muñeco algo tontaina que dije que gusta a los progres; pero no como carácter. Creo que Galdós era tan artista que, aun queriendo hacer un figurón de ese tipo (que no sé si quería), le salió un personaje redondo. No así a Buñuel.

Más pegas se le pueden poner a Nazarín, como por ejemplo ese dudosa prudencia que supone andar acompañado por dos mujeres, con el riesgo añadido del escándalo farisaico. Pero ya digo que el genio de Galdós tapa todo lo demás. Aun así, le veo más seguro en la veta naturalista que en la “espiritualista”. No era ningún Dostoievski.

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20 febrero 2023

No hubo gentes tan bárbaras

que pensasen que al hombre le estaba vedado el uso de las cosas.

Ah, fray Francisco de Vitoria*…, bárbaros quizá no, pero civilizados…

 

*En Los derechos humanos, selección de textos de Ramón Hernández, O. P.



17 febrero 2023

La democracia liberal

exige, además de valores básicos compartidos, una amplia clase media, cierto nivel de renta y de educación. Y esto sería lo que lograse el franquismo en un largo esfuerzo.*

Y eso es lo que el socialismo trata de destruir con todo su afán. ¿Inepcia? ¡Ca! Total voluntariedad. ¿Se entiende por qué ese empeño en envilecer la figura de Franco?

*Pio Moa, Los mitos del franquismo, capítulo 11.



15 febrero 2023

Relación topográfica

José Jiménez Lozano nos crea un microcosmos, con su particular estilo naïf, presentado como lo que dice el título, es decir, una especie de informe sobre el relieve de una ciudad de su invención, aunque, naturalmente, la narración se explaya luego más allá de lo puramente topográfico. A poco que avance uno en la lectura se da cuenta de que los paisanos de esta ciudad representan personajes históricos, de modo que la ciudad se convierte en una especie de aleph borgiano donde está representada toda la cultura europea en sus aportaciones más relevantes. Así, el señor Fidias, maestro de albañiles y marmolista experto; don Carlos, sociólogo y economista; el profesor Aristóteles, que mantiene largas conversaciones con su chófer Martín y a quien ponen melancólico sus dudas sobre el ser, melancolías para las que no tiene cura el doctor Segismundo… Encontramos allí partidos políticos que vienen a ser una suma de los que en el mundo han sido, o figuras del pasado como estrategos o sátrapas, o lugares como el ágora o el gobierno civil, con actividades como ir a la escuela, escuchar a la banda de música, comprar y vender, tiempos y lugares reunidos en una curiosa armonía, la armonía de un ambiente provinciano donde no hay lugar para grandes discordias. ¿Utopía? En todo caso, una sin planificación social. En fin, otra de las originalidades de don Pepe, que en gloria esté.

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14 febrero 2023

Frase sapiencial

del Calendario del Corazón de Jesús (vulgo Taco):

Las mujeres tienen que llenarse de valentía para alcanzar sus sueños dormidos. ALICE WALKER.

No, no voy a comentar lo de los sueños dormidos. Solo me pregunto si se refiere a la suma de los sueños de cada mujer individual o a lo que unas cuantas han decidido que deben ser los sueños de las mujeres como colectivo.

La frase del Taco venía precedida, en tiempos, del epígrafe Un minuto de filosofía. Supongo que lo quitaron porque ocupaba demasiado espacio. En todo caso, ahora tendría que llamarse Un minuto de cursilería.



11 febrero 2023

Caridad

Santa Teresa, Camino de perfección, capítulo 11, 7:

Y aquí se demuestra el amor al saber sufrir esas faltas y no espantarse de ellas. Así espero que lo hagan conmigo cuando yo las tenga y no me dé cuenta de ellas –y deben ser muchas–. Debe encomendarla mucho a Dios y tratar de lograr en sí misma la perfección en la virtud contraria a la falta que ve en la hermana; de esta manera ella entenderá mejor su error que con cualquier reproche o castigo.



10 febrero 2023

Javier Aranguren nos habla sobre el heroísmo

a partir de los héroes del cómic, de los héroes de su infancia, claro, que es la mía. Y realiza una interesante comparación entre dos personajes medievales: el Capitán Trueno y el Príncipe Valiente. Se fija en algo que yo he explicado muchas veces para hacer ver la diferencia entre la novela moderna y las historias antiguas de aventuras: que el Capitán Trueno, por ejemplo, no cambia nunca, permanece igual a sí mismo en vestimenta, edad, compañías y estado civil, y también en preocupaciones, que no parecen ser sino el modo de derrocar a un tirano y el que sus amigos no sufran daño por parte de los malos. Pero apunta también algo en que yo no solía reparar, y es que el Capitán Trueno no tiene pasado, ni feudo (¿de dónde es capitán?, ¿quiénes son sus vasallos…?), ni oficio, salvo deshacer entuertos (¿de qué vive este hombre?, ¿de qué viven sus amigos?), ni siquiera nombre.

Para Aranguren, esto muestra que el Capitán es solo una idea, como las ideas platónicas, la idea de heroísmo. Mientras que el Príncipe es el héroe real, con su circunstancia, con sus defectos, con sus dudas. En efecto, Val tiene un origen, cambia de indumentos, hay una trayectoria vital, tiene momentos bajos, se casa, tiene hijos.

Hay posibilidad de heroísmo en la vida cotidiana, concluye Aranguren. Podemos emular al Príncipe Valiente aunque nuestros vikingos y nuestros caballeros felones sean la enfermedad, Hacienda o los hijos adolescentes (los ejemplos son míos).

Mucha gente sigue pensando con sensatez en España. Pero uno se la juega también en detalles insignificantes, esas pequeñas zorras que destrozan las viñas. Pequeñeces que muestran que copiamos los esquemas del enemigo.

Me hago mirar de vez en cuando mi piel excesivamente fina, pero no puedo evitar que me salte la alarma cuando Aranguren, por ejemplo, se refiere “al matrimonio, a la pareja…”

¿Era necesario añadir esto último? ¿Es inevitable asumir la igualdad entre ambas formas de convivencia?

Otra: respondiendo a una estúpida pregunta sobre si la mediocridad del Capitán Trueno refleja la de la vida española de la época (lo que hace una soberana injusticia a los españoles que levantaron un país desde la más terrible postración y parece sugerir que ahora gozamos de altos niveles de cultura o de ética), Aranguren alude de pasada a Roberto Alcázar y a eso que se dijo de que era el vivo retrato de José Antonio (que ya es echarle imaginación, teniendo en cuenta la simplicidad del trazo de estas historietas), para dejar caer: “…tiene una pinta de falangista, el pobre…” ¿Por qué el pobre, por favor? ¿Habría dicho igual “tiene una pinta de miliciano socialista, el pobre”? Me pregunto cuántos ladrillos han puesto en ese constructo totalitario de la “memoria democrática” los del lado derecho, a base de asumir el discurso socialista. Oigo a Aranguren decirme que él no es de ningún lado, e incluso que de ser, sería del lado izquierdo. Claro. Solo que me temo que esas etiquetas no somos ni él ni yo los que las repartimos.



04 febrero 2023

Voces que te han cantado

Paulina Crusat ha reunido en este volumen los poemas religiosos que más le impresionan. Poca representación española, a mi ver, y de esta más en lengua levantina que castellana. Pero, de los muchos poetas extranjeros que aparecen, me complace ver gente que yo tenía catalogada como más o menos atea (William Blake, Paul Verlaine, Goethe) o simplemente indiferente a lo religioso (Emily Dickinson, Rilke). Algo parecido puedo decir de Carles Riba, Josep Carner o Josep Vicent Foix, cuya adscripción catalanista me llevaba, por inercia, a suponerles “del otro lado” en todos los aspectos. Me ha supuesto también, este libro, el descubrimiento de algunos poetas cristianos que desconocía del todo. Es el caso de Francis Thompson, curioso personaje, a juzgar por lo poco que he indagado sobre él, pero cuyo poema El lebrel celestial (The hound of Heaven) es lo más impresionante que recoge el libro, a excepción de los “clásicos”, claro: un alma perseguida por Cristo, que le va susurrando palabras que minan poco a poco su ánimo de huida:

                …Todo traiciona a aquel que me traiciona a Mí…

                …No huye tanto el temor como el amor persigue…

                …A quien no me da asilo, nada asilo será…

                …A quien no me contenta, ¿quién le contentará?...

                …¡Mira!, todo te huye porque tú huyes de Mí…

                Cuando el alma se siente hundida en el abandono, Él le tiende su mano: “¿Mi noche, acaso era la sombra de Su Mano, tan tiernamente abierta?”

                Hay otros descubrimientos aquí, nombres en los que habrá que profundizar: Marie Noël (que me entero que está en proceso de beatificación), Robert W. Buchanan, “Michael Field” (“nom de plume” de dos mujeres, al parecer), Mary Elizabeth Coleridge, y otros. Están los conversos del siglo XX (Claudel, Peguy, Chesterton) y, tal como apunté, están los “clásicos”: junto a algunos salmos de la Biblia, el Stabat Mater de Todi, los himnos eucarísticos de santo Tomás y el “No me mueve, mi Dios, para quererte”. No hay mención alguna a la traducción. Si es de la propia Crusat, hay que decir que ha realizado una labor de filigrana: uno no deja de advertir que está leyendo poesía de la mejor ley. No he mencionado, por cierto, que los poemas están en español y en el idioma original, de modo que es fácil, en los idiomas que uno más o menos conoce, cotejar ambas versiones.

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01 febrero 2023

Mira, para que no te encuentren el número de teléfono,

apúntalo así… Y Aurelia escribió en su carnet: Cigarros, 6. Taxi, 2. Extras, 3. Aperitivos, 5.

(En La Nardo, Ramón Gómez de la Serna, capítulo 27)

Es buena idea. No se me había ocurrido.