30 junio 2010

"¿Cuántas veces se ha declarado Toni?

Las declaraciones son como los matrimonios en los países en que hay divorcio; se van degradando por progresión geométrica.

Narrador, en Paulina Crusat, Las ocas blancas

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29 junio 2010

Mi padre era militar... pero poco


El Tribunal constitucional, ese tinglado que sirve para que, como reza el proverbio, vayan leyes do quieren reyes, ha optado por una solución mihuresca para el Estatuto de Cataluña. Remedando a Dionisio en Tres sombreros de copa, ha sentenciado que el Estatuto es inconstitucional... pero poco. Y, como si fueran de Mondoñedo, han dejado casi todo en un elusivo depende.

Pedro J. Ramírez recordaba, en una ocasión similar, el corrido mexicano: "la noche que la mataron, Rosita estuvo de suerte: de tres tiros que le dieron, no más uno era de muerte".

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28 junio 2010

Don Clorato de Potasa

Don Clorato de Potasa es un típico relato de los "felices años 20", cuando muchos creían poder dar de lado a los nubarrones de tormenta que se cernían sobre Europa. Es, en tono ramoniano y codornicesco, el intento de edificar una vida feliz al margen de la cultura y de la moral establecidas, tenidas por inevitablemente caducas: "nos hallamos limpios de intenciones y sin tradición que mantener", dice Clorato. Y se lo creían.

Neville dibuja, pues, con Clorato de Potasa, al ideal hedonista de la España de Felipe González, curiosamente anticipado en aquellos años prerrepublicanos: "en la antigüedad la gente se aburría tanto, que necesitaba ese género de creencias y de religiones... Las épocas en que los pueblos se han divertido más han sido en las cuales han hecho menos caso de sus religiones". Muy de ahora mismo, ¿no? Con la salvedad de que, ahora, han pasado muchas cosas y seguir manteniendo esa simpleza exige retorcerse el corazón, exige justificarse constantemente, aunque sea dando golpes bajos a los que vienen a aguarnos la fiesta. No es otro el motivo de los repetidos ataques a la Iglesia por parte de estos Cloratos inseguros de sí mismos. Las conciencias violentadas reaccionan con violencia.

Y lo hacen hasta tal punto que han llegado a crear una nueva moral, más opresiva aún que la que combaten. Un ejemplo: Edgar Neville pudo publicar en plena dictadura de Primo de Rivera una novela (esta) donde se hace chacota de la moral tradicional. ¿Hubiera podido hacerlo hoy sin dar un tijeretazo a sus chistes racistas? Me extraña.

Nota redactada en abril del 2002
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26 junio 2010

Anhelaban ser marcados con un solo nombre

... todos nosotros fuimos a una escuela rural en los primeros años, y todos hemos plantado árboles en ese tiempo, ¿te acuerdas, Tesa? Llevaban atado nuestro nombre inscrito en una tablilla de madera, y los cuidábamos. Nos explicaban que así hacíamos que el aire fuera más puro, que los pájaros pudieran hacer allí sus nidos y cantar en sus ramas, que darían sombra y deleite, y de su madera se harían mesas, sillas, camas, cunas y ataúdes, o que daría frutos espléndidos; y que, si alguno moría, en fin, tendríamos que plantar otro en su lugar, y cuidarlo más aún. Y así había sido siempre, explicó el señor juez, pero que luego, en este tiempo nuestro ya no era lo mismo. En cuanto florecieron el cornezuelo y el lenguaje chin, naciones enteras eran las que se ceñían con una sola tablilla y un solo nombre, y árboles, pájaros, sombras y todo lo existente, también los hombres, las mujeres y los niños, sólo anhelaban ser marcados. Allá lejos, en China -aunque sólo era un ejemplo-, no sólo cuando se sembraban árboles, sino cuando las espigas de las mieses apuntaban, se ponía un letrero en una de ellas con el nombre del presidente Mao, y luego se la seguía en su crecimiento, comunicando a Pekín que crecía el doble o triple que las otras espigas; y, cuando se segaba, también se comunicaba que era una única espiga de mil granos, aunque todas las otras espigas habían dado cincuenta, como en el mundo entero nunca se había visto hasta la Revolución. Porque esa era la verdad. Sólo los privados del ejercicio de su mente, y los enemigos del pueblo, podían dejar de verlo.

-Así es el totalitarismo, efectivamente -comenté.


-No le estoy hablando de política, sino de cultura y del lenguaje chin, el lenguaje que se empleaba para comunicar lo que ocurría con la espiga, y hablar de lo que no veían; y, en España y otras partes de Europa, hace tiempo que se viene hablando en
chin, y ya se piensa en chin. Sobre todo en las instituciones de enseñanza, entre nosotros.

En Carta de Tesa, de José Jimenez Lozano

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24 junio 2010

Cuando me levanto fascista y cabreado,

lamento que unas buenas cámaras de gas no aligerasen un poco de judíos la España de los 40.


Mi blog lo sigue algún que otro amigo a quien un click de más no le echa a perder la mañana. Pero creo que si llego a escribir lo de arriba sin más comentario, no tardaría en recibir una citación, amén de dicterios y amenazas sin cuento. Y sin embargo eso se ha escrito: lo ha hecho el famoso Arturo Pérez Reverte en su columna semanal. Claro que no dijo fascista, cámaras de gas y judíos, sino jacobino, guillotina y sotanas, o sea, curas.

Tengo dicho que la campaña de odio y de acoso que viene sufriendo la Iglesia en los últimos tiempos excede con mucho a la que se llevó a cabo contra los judíos en la Alemania nazi y prenazi. Si traducimos, como yo lo he hecho aquí, al antisemitismo los ataques verbales o por medio de películas o bestsellers que se produzcan contra la Iglesia o los cristianos, se verá con facilidad que otro verano del 36 es posible
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23 junio 2010

Humanismo integral


Al contrario que otros pensadores cristianos de nuestro tiempo, Jacques Maritain no renunció al concepto de cristiandad. Pero tuvo la habilidad de aplicarle una noción de Santo Tomás (no sé si también de Aristóteles) capaz de dar mucho juego: la de la analogía. Es lícito aspirar a una nueva cristiandad, sí, pero no igual a la que hubo (y que Maritain identifica, por comodidad, con el Sacro Imperio romano-germánico), sino análoga.

Significa esto que Cristo seguirá inspirando la actuación de gobernantes y gobernados, pero no a través de un poder político que tenga como competencia el servicio a la Verdad, sino de la conducta personal de cada cristiano. Esto en plan sumario. Luego Maritain se lanza a diseñar algunos rasgos de esa futura cristiandad, en lo que es la parte más discutible del libro. En efecto, el autor atisba el concepto de laicidad que hoy conocemos pero no llega, creo, a asumir todas sus implicaciones. Pues una de ellas es, justamente, que la polis sea organizada con arreglo al libre discurrir de cada cual, sin directrices concretas emanadas de la Iglesia en todo lo ajeno al Catecismo.

Nota redactada en diciembre del 2009

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22 junio 2010

Interesante distingo

Su producción tendía no al realismo, sino a la verdad.

(Erich Auerbach, en Mímesis, hablando de Homero)

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21 junio 2010

Cómo se titula la película

La Democracia Cristiana holandesa ha entregado el gobierno a la izquierda por no querer entenderse con un partido hostil a la inmigración. Faltaría más, oigh, usted me confunde, caballero. Qué ejemplo de virtud, señores.

El PNV era también, creo, un partido democristiano. No sé si sus escindidos, Eusko Alkartasuna, conservan la etiqueta, pero en todo caso van de demócratas y algunos son muy cristianos. Estos, en cambio, no tienen empacho en hacer causa común con Batasuna, esencia la más acabada de lo totalitario en esta piel de toro. Pero de izquierdas.

Democracia Cristiana: la historia de su vida.

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18 junio 2010

El arte de la ficción


David Lodge escribió esta serie de artículos como secuela de otra que alguien había publicado sobre el arte de hacer poesía, en el mismo periódico. No sé si este los reunió después en libro. Lodge sí lo hizo y le salió esto, que no está mal. Por lo menos, por lo menos, tiene el mérito de despertarte el apetito para leer a los clásicos ingleses. Sí, porque la cosa es que cada capítulo (o artículo) lo dedica Lodge a una cuestión relacionada con el arte de narrar: el punto de vista, el comienzo, el final, el tratamiento del tiempo, el lenguaje coloquial en la novela, etc. etc., y cada uno de ellos lo ilustra con trozos de algún clásico en lengua inglesa: James, Austen, Sterne, Conrad... y él mismo, cosa que es la que más me molesta del libro porque no he leído nada suyo ni tengo intención de leerlo, pero supongo que es cuestión de supervivencia, para él, digo. Tampoco vayan a creer que él se considera un clásico, pues también incluye ejemplos de algún que otro contemporáneo. En fin, sin ser, ni de lejos, la gran obra de referencia sobre el asunto, resulta instructiva.

Nota redactada en octubre del 2009

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17 junio 2010

"Con el fútbol, Franco logró el reconocimiento internacional de España"

Aunque no se lo crean, hay quien sigue escribiendo estas cosas sin temblarle la mano.

Hacia el año 1948, con el comunismo en expansión, las potencias occidentales discutían la conveniencia de mantener a Franco o de moverle la silla en favor de una monarquía democrática. En el pliego de conclusiones enviado a Harry Truman por el embajador norteamericano ante la Santa Sede, Myron Taylor, tras un encuentro con Pío XII, se recoge:

He dicho a Su Santidad que los miembros del partido realista español que he conocido y que son devotos de la monarquía, no creen que sea el momento oportuno para llevar a cabo un esfuerzo de restauración de la misma monarquía [...] Su Santidad está de acuerdo. En conclusión sobre este problema, parece que, con el peligro inminente, como alguno cree, de una conflagración general en Europa, el ejercicio de una presión sobre Franco a favor de la restauración de la monarquía puede ser aplazado [...] No se debe cambiar a Franco por un hombre de poco espíritu y poca fuerza.*

El fútbol...


*Ennio di Nolfo, Vaticano e Stati Uniti, 1939-1952

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16 junio 2010

Sentimentales

La parrafada de Bernanos, traída aquí el otro día, sobre los sacerdotes mediocres, iba a cuento de un amigo del protagonista que colgó los hábitos por una mujer. Y continúa nuestro hombre:

No me refiero al mal sacerdote. O mejor dicho, el sacerdote mediocre no es el malo. El otro es un monstruo. La monstruosidad escapa a toda medida común. ¿Quién puede adivinar los designios de Dios sobre un monstruo? [...] Estoy seguro de que mi desgraciado amigo no merece el calificativo de mal sacerdote. Supongo incluso que está sinceramente unido a su compañera, pues cuando le conocí era ya bastante sentimental. El sacerdote mediocre, ¡ay!, lo es casi siempre. ¿Será menos peligroso para nosotros el vicio que cierta insulsez? Se dan casos de reblandecimiento del cerebro. El reblandecimiento del corazón es mucho peor...

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14 junio 2010

La Generación del 98


Efectivamente, Castilla es, ante todo, cielo, cielo abierto y cambiante. A unos los deprime y a otros les inspira páginas inmortales, pero a nadie deja indiferente, esto parece claro; tampoco a Pedro Laín Entralgo, que, sabedor de sus dotes con la pluma, no resiste la tentación de echar su cuarto a espadas, al final de su ensayo, recogiendo sus propias impresiones de la Meseta: "ahora es el cielo protagonista del paisaje, y la tierra... se limita a la servidumbre de darle silueta y marco". Leyendo páginas así se comprende el lugar que han reservado a Laín los libros de texto. La altura la mantiene a lo largo del extenso tomo y, aunque en ocasiones resulte algo engolado para el gusto de hoy, no deja de ser una delicia. Y lo curioso es que no abandona la apariencia de una argumentación, hasta el punto de que se permite terminar con un "quod erat demonstrandum". Lo abrumador de las citas coopera también para dejarnos la impresión de que, en efecto, el investigador ha demostrado con creces una tesis: la existencia de la Generación del 98. Uno termina convencido, sí, de que fue Pedro Laín el inventor del "mito del 98", por más que fuese Azorín quien le diera el nombre. Mucho se ha afanado después la crítica para desmontar ese mito; se ha afanado con insistencia sospechosa. Y es que la cuestión tiene fuertes implicaciones ideológicas: ¿qué puede surgir en la vida política española con apoyo en ese mito? Esa es toda la almendra de la polémica.

Nota redactada en abril del 2001

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11 junio 2010

Cordón umbilical

Dice Cercas el de Salamina que la derecha debería cortar el cordón umbilical con el franquismo. Me pregunto quién es aquí el que sigue ligado a un útero indeseable. Aún estoy por oír que un político socialista se refiera con desdén a Largo Caballero o con horror a las chekas del 36, o que aluda al Frente Popular como paradigma de lo que no debió ser; cosas que hace a cada paso la derecha con el régimen anterior.

Por otro lado, no veo por qué la derecha debería avergonzarse del franquismo. Fue el franquismo quien creó las condiciones de libertad y prosperidad necesarias para que el régimen actual fuese una realidad, y lo fuese sin grandes traumas, a partir de la derrota del totalitarismo en 1936.

Pero, de hecho, fue eso, cortar el cordón umbilical con el franquismo, lo que hizo la derecha desde la propia muerte de Franco, con la ley para la reforma política y las ulteriores elecciones que desembocaron, por sorpresa, en la Constitución. Unas cortes nacidas de las Leyes Fundamentales dieron a luz, por birlibirloque, un nuevo régimen.

Lo llamaron el harakiri. A veces tengo la impresión de que la izquierda no ha intentado ni siquiera un lifting.

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10 junio 2010

Pagamos cara, muy cara,

la dignidad sobrenatural de nuestra vocación. ¡Está siempre tan cerca lo ridículo de lo sublime! Y el mundo, tan indulgente de ordinario con los ridículos, odia el nuestro instintivamente. La necedad femenina es ya muy irritante, la necedad clerical lo es aún más que la femenina, de la que parece a veces un misterioso vástago. El alejamiento que tantas gentes sienten hacia el sacerdote y su antipatía profunda son cosas que no se explican sólo, como quiere hacerse creer, por la rebelión más o menos consciente de los apetitos contra la Ley y quienes la encarnan... ¿A qué negarlo? Para experimentar un sentimiento de repulsión ante la fealdad, no es necesario tener una idea muy clara de la belleza. Y el sacerdote mediocre encarna la fealdad.

Narrador y protagonista de Diario de un cura rural, de Georges Bernanos

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09 junio 2010

Las bostonianas


Y al final nos quedamos sin saber lo que opina Henry James sobre el feminismo. Dado el afán de tantos novelistas por adoctrinar, me parece un mérito. Iba a decir novelistas actuales, pero no, claro. Esto del novelista adoctrinador viene de antiguo, que se lo digan a Galdós o a Pereda. Bien, el caso es que, en una novela cuyo tema central es el feminismo, resulta difícil no implicarse. Pero aquí tenemos a Henry James, siempre penetrando hasta la médula de los pensamientos de sus criaturas y siempre distanciado por igual de todas ellas.

¿Dije el tema central? Bueno, lo es en apariencia, claro. El auténtico motor de la trama es la lucha entre Olive Chancellor y Basil Ransom por Verena. Hay algo más que entusiasmo ideológico en Olive por su amiga, eso lo vería un ciego, y sin embargo no se puede dejar de admirar, tampoco, la finura con que James evita hasta la más fugaz mención de un amor lésbico. Al final, el chico se lleva a la chica, pero James no nos decepciona ni en el desenlace: su distanciamiento a ultranza impide incluso un final completamente feliz: sólo nos da un realista sí, pero, un quién sabe...

Nota rdactada en febrero del 2008

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08 junio 2010

Pataleta


Lo de la destrucción del Valle de los Caídos no deja de ser como una quema en efigie, o en huesos, de las que se han aplicado en algunos tiempos y lugares, en plan póstumo y ejemplar, a aquellos herejes o enemigos del Estado que se murieron de rositas o que se largaron a tiempo. Exhumar los huesos del caudillo y ponerlos en una hoguera, o colocar una foto suya en un banquillo y condenarla, sería excesivo incluso para el socialismo zapateriano. En lugar de eso, resulta sencillo tomarla con el simbólico monumento.

En español castizo, se llama pataleta. Lo malo de esta es que se va a convertir en memorial de agravios lo que era homenaje y oración. Dicen que un tonto estropeó un pueblo. Qué no podrán hacer una porción de necios con cartera.

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07 junio 2010

Milagros


...los milagros nunca conturbarán al realista. No son los milagros los que inclinan al realista hacia la fe. El verdadero realista, si no es un creyente, siempre encontrará en sí fuerza y capacidad para no creer ni en el milagro, y si este se le presenta como hecho incontestable, el incrédulo preferirá no creer a sus sentidos que admitir el hecho. Si llega a admitirlo, lo hará como si se tratara de un hecho natural, aunque desconocido de él hasta entonces. En el realista, la fe no nace del milagro, sino el milagro nace de la fe. Si el realista llega a creer, por su realismo ha de admitir también sin falta, precisamente, el milagro. Santo Tomás apóstol declaró que no creería mientras no viera, y cuando hubo visto, exclamó: "Señor mío y Dios mío!" ¿Fue el milagro lo que le obligó a creer? Lo más probable es que no, y si creyó fue tan solo porque deseaba creer y, quizá, creía ya por entero, en lo más recóndito de su ser, incluso cuando pronunció las palabras: "No creeré mientras no vea."

Fiódor M. Dostoievski, Los hermanos Karamázov

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04 junio 2010

Cuentos (E. T. A. Hoffmann)


Dice Berta Bías Mahou, en el prólogo a esta edición, que Hoffmann, desdeñado en su tiempo, influyó considerablemente en Poe, Baudelaire y muchos otros, pero no cita a Bécquer. No sé si Gustavo leyó a Hoffmann, pero las semejanzas son indudables, sobre todo en lo que respecta a esa intuición de un mundo sobrenatural que late de algún modo en nuestra realidad, y que sólo algunos espíritus privilegiados, los poetas, logran penetrar. El estudiante Anselmo se convierte en poeta tras haber tomado contacto con el cosmos en que viven Serpentina y su padre, la salamandra, de profesión archivero en la dimensión de nuestra existencia cotidiana. Y si en Bécquer es la mujer el ser preparado, por disposición natural, para captar la poesía, Hoffmann parece trasladar esa facultad a los niños. "Germánico" llamaban a Bécquer, y como una confirmación, nos aparece el hecho de que los mejores inventores de cuentos de hadas han sido los alemanes y nórdicos. Al cuento aludido, "El puchero de oro", le sigue en esta edición "Cascanueces y el rey de los ratones", la narración que inspiró a Chaikovski y protagonizada por una niña visionaria, y despojamos aquí a este adjetivo de todo otro matiz que no sea el de percibir más realidad que los otros mortales. Los muertos forman también parte del mundo de Hoffmann, como compañeros habituales, complementarios nuestros, y así lo vemos en "El caballero Gluck", como lo veremos en la Otra vuelta de tuerca de Henry James, y también su misteriosa presencia se deja notar en los cuentos que cierran esta edición [Colección Austral, no recuerdo el año], "Don Juan" y "El consejero Krespel".

Nota redactada en enero del 2001.
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03 junio 2010

De dictadura y democracia


"Me alegro de que me haga esta pregunta"

El texto de Maeztu contiene, sin duda, una referencia positiva a la dictadura y una negativa a la democracia. Pero en modo alguno una apuesta global por la una y contra la otra. Creo que Maeztu trataba de dar una razón del surgimiento de las dictaduras, que no fuera el mero afán de poder; y, a la vez, negar para la democracia una motivación siempre altruista. Es puro realismo antropológico.

Nuestra historia reciente ha dado una visión bastante simplista de estos conceptos. La razón estuvo en el empeño, por parte de quienes hicieron la transición, de justificar el nuevo régimen ante un pueblo que, en general, se sentía bastante a gusto con el anterior. La democracia y los demócratas eran el bien; la dictadura y los dictadores, el mal, sin paliativos. De ahí, entre otras cosas, la alegría con que muchos se dedicaron a toda clase de trapicheos una vez que se vieron con el título de demócratas en la frente. Pero eso es otra historia.

Maeztu está lejos de esas dicotomías. Todo su libro es, desde luego, un rechazo de lo que hoy entendemos por democracia. No quería para los pueblos americanos algo que, desde su punto de vista, es ajeno al espíritu de España (y que en aquel momento atravesaba una crisis que parecía irreversible). Pero torcería el gesto si a todo lo demás lo rotulasen, sin más, como dictadura. Creo que nunca llegó a formular una teoría política, pero estaba convencido de que había una manera tradicional y española de hacer las cosas. Fue la que intentó luego el régimen salido de la guerra civil. Con qué fortuna, eso él ya no pudo decirlo.

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02 junio 2010

Mutatis mutandis...

Nada ha sido más funesto a los pueblos de la Hispanidad que su concepto del Estado como un derecho a recaudar contribuciones y a repartir destinos. Desde luego, puede decirse que se debe a ese concepto la división de la Hispanidad en una veintena de Estados. De esta manera se dispone de otras tantas Presidencias, Ministerios, Cuerpos Legisladores y "funcionarios de todas clases", que es la definición que ha dado el humorismo de la nueva República española. Cuando Cuba era colonia nuestra, su presupuesto total era de unos veintitrés millones de pesos, diez de los cuales se los llevaban los intereses de su especial deuda, y otros diez el ejército y marina, quedando apenas tres para los servicios civiles de la isla. Al hacerse independiente, cargó la metrópoli con el servicio de la deuda y con los gastos militares. El presupuesto de tres millones no tardó en rebasar la centena. Después ha bajado, a causa de la crisis, pero hubo momento en que todos los cubanos parecían nacer con su credencial debajo del sobaco. Las dictaduras surgen en América por la necesidad de poner coto al incremento de los gastos públicos. Las democracias, en cambio, nacen del ansia, no menos imperiosa, de dar a todo el mundo empleos del Gobierno.

Ramiro de Maeztu, Defensa de la Hispanidad

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