30 diciembre 2008
Propósito de año nuevo
Los profesores que me salvaron (y que hicieron de mí un profesor) no estaban formados para hacerlo. No se preocuparon de los orígenes de mi incapacidad escolar. No perdieron el tiempo buscando sus causas ni tampoco sermoneándome. Eran adultos enfrentados a adolescentes en peligro. Se dijeron que era urgente. Se zambulleron. No lograron atraparme. Se zambulleron de nuevo, día tras día, más y más... y acabaron sacándome de allí. Y a muchos otros conmigo. Literalmente, nos repescaron. Les debemos la vida.
29 diciembre 2008
El papa mago
Resulta que un conde francés descubre el gran secreto del “papa mago” en el propio sótano de su palacio: nada menos que la cabeza parlante, una especie de primitivo ordenador capaz de revelar la fecha y la causa del fin del mundo. Pero para que se produzca tal revelación hacen falta algunos datos que llevan a Pierre Dubois (así se llama el tal aristócrata) hasta Ripoll, Medina Azahara y Roma, siempre con unos malos malísimos pisándole los talones, a él y a la pareja formada por su hija Guylaine y el novato pero eficaz detective Marc Mignon, auténticos protagonistas de la historia.
En pleno fenómeno Dan Brown, algunos guasones confeccionaron una especie de juego combinatorio a partir de ciertos componentes con los cuales escribir novelas a lo Código Da Vinci. Este podría ser uno de sus resultados, y no el más brillante. La acción es totalmente previsible, los diálogos de una simpleza de tebeo y lo de la cabeza parlante inverosímil incluso en el propio contexto de la ficción. Lo único original se halla en el modo en que el autor aprovecha el nuevo terror milenarista: el cambio climático, con el cual se halla relacionado el “fin del mundo” que la cabeza habrá de augurar.
Tal vez no esté de más destacar la ausencia del sectarismo antieclesiástico y del erotismo gratuito, circunstancia más bien rara en este tipo de productos. Es lo mejor que se puede decir de esta novela donde las palizas se profieren en lugar de propinarse, las llaves forman un nutrido grupo en lugar de un apretado manojo, donde los masones tienen gran jefe como los indios y donde los anacolutos campan a sus anchas.
28 diciembre 2008
Spirit
27 diciembre 2008
Donde las mujeres
26 diciembre 2008
"Por una enseñanza laica, racional y científica"
23 diciembre 2008
Invitado
Feliz Navidad.
22 diciembre 2008
Liberté
21 diciembre 2008
Insultos, cortes e impertinencias
20 diciembre 2008
Nacionalismo
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19 diciembre 2008
C´est magnifique
18 diciembre 2008
Delicia
17 diciembre 2008
El condenado por desconfiado
Uno de los grandes méritos de nuestros dramaturgos del Siglo de Oro (uno, entre tantos) es el saber dotar de vida humana a conceptos abstractos. Obviamente, ni Paulo ni Enrico son caracteres creíbles; no son ni siquiera tipos. Son encarnación de meras posibilidades teóricas, de casos imaginados por una mente calenturienta que plantease a su catequista más y más dificultades. Enrico es un dechado de presunción: una y otra vez desprecia a Dios a la vez que confía en su misericordia; Paulo es demasiado crédulo, se deja engañar por el demonio y no parece haber entendido nada de la misericordia divina. Y sin embargo, hay vida en ellos, vida y patetismo, y nos emocionamos con la redención de Enrico a la par que lloramos la condenación de Paulo. La magia de la palabra y el verso vivifica lo que en sí no es más que una ilustración de la doctrina católica, teología en escena, compuesta sin duda para combatir la tesis de la predestinación, tan de moda en aquella época por mor del protestantismo. Y son las palabras de Anareto, al final de la obra, el clímax de la misma: su hondura teológica corre pareja con su belleza y su emoción, aumentada esta por el hecho de tratarse de un padre anciano dirigiéndose a su hijo en trance de muerte. Fue la contribución del teatro a una polémica en la que se hallaba en juego lo único importante para el ser humano, su destino eterno.
Nota redactada en noviembre de 1998. El autor de la obra comentada es Tirso de Molina.
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16 diciembre 2008
Aventureros
... si se prescinde de la dimensión nacional, la sabiduría es pedantería, la riqueza es latrocinio, la justicia es farsa y la milicia es aventurerismo puro...
Ramiro Ledesma Ramos, Discurso a las juventudes de España
Hoy, curado de dogmatismos temporales, sólo estoy seguro de lo último. Al oscurecerse la conciencia de pertenecer a una patria, se disparó en España la objeción de conciencia hasta el punto de hacer inviable el servicio militar obligatorio; y el ejército profesional se nutre cada vez más de aventureros para quienes la "religión de hombres honrados" de Calderón suena a sánscrito.
(Sé que la bandera no lo es todo, pero veo actuar a Rhonda Vincent y qué envidia. El violinista no me da tanta, pero en fin, no todo el mundo ha de tener perfil de soldado)
15 diciembre 2008
Segura
La pasada semana se fue al otro barrio otro de mis ídolos de infancia, el autor de Rigoberto Picaporte, La Panda y Los señores de Alcorcón. En el obituario de El Mundo destacaban lo bien que pintaba a las chicas, y que qué pena que no hubiera vivido en otro país y otro tiempo, para hacer a las chicas más buenorras y tal, ya saben.
Es verdad lo de las chicas, ahora que lo dicen. Pero, como comprenderán, yo de pequeño no me fijaba en eso. Lo que recuerdo de las historietas de Segura era su burla de las vanidades humanas: el culto a la apariencia, el qué diran. "Qué bochorno" era una frase frecuente en sus viñetas, sobre todo al final, cuando los señorones o los snob quedaban en ridículo. También me enseñó mucho vocabulario, tanto del coloquial (sobre todo en La Panda) como del culto, aunque yo a veces los confundía: cuando el capitán Serafín habló de "un ágape a bordo" pensé que era un término castizo, así como cuchipanda. Y ya ven, ahí está el Papa hablando del agapé como amor depurado...
En fin, a él, como a todos, le sentó bien la censura. Propiedad de lenguaje, dibujos perfectos, ni una vulgaridad... Qué buenos ratos con el Pulgarcito o el DDT en las manos.
11 diciembre 2008
Irse de casa
En sus últimas novelas, Carmen Martín Gaite retrató en alta definición a la mujer de su tiempo, es decir, de fines del siglo XX. Si en Lo raro es vivir le tocaba a la treintañera, en Irse de casa aparece lo que llamamos mujer otoñal, pero la diferencia es mínima. Realizadas en lo profesional, liberadas de la familia, son incapaces de escapar de los fantasmas y viven presas del temor a la enfermedad y a la vejez, esclavas del psiquiatra, el endocrino o el fisioterapeuta, probándolo todo para lograr una paz interior que parece llegar en el último capítulo, pero ¿hasta qué punto? La vida no es una novela y ese equilibrio alcanzado por Águeda Soler o por Amparo Miranda se nos antoja terriblemente efímero. La propia Carmen Martín Gaite no pudo hacer sino sostener la lucha, si hemos de creer a la dedicatoria (a N..., "mi mejor aliada en mi lucha contra los fantasmas", o algo así) de Irse de casa. Amparo Miranda llora al final, rendida sobre el pecho de un hombre, en una escena que haría encabritar a cualquier feminista, creyendo haber bebido mucho cuando en realidad, como dice el hombre, "ha llorado poco", y, añadiríamos, no sobre el hombro adecuado. En realidad, todos los personajes de esta novela son un poco Carmen Martín Gaite, al menos los femeninos; Carmen Martín Gaite llorando sobre el papel, o el teclado; Carmen agonizando contra sus temores e inseguridades, "jugando al tenis sin pelota", como dice uno de sus personajes, atisbando la verdad sin atreverse a abrazarla.
Nota redactada en noviembre del 2000
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08 diciembre 2008
¿Sabe el único modo de hacer que se ría el buen Dios?
(Daniel Pennac, Mal de escuela.)
Quino, el de Mafalda, tenía su propia respuesta: aquella viñeta en que Dios se carcajea a mandíbula batiente leyendo un tratado de Física. Lo que no dice nada ni contra la Física ni contra los proyectos, claro.
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06 diciembre 2008
La quimera del oro
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02 diciembre 2008
Errores a pares
Y no. No nos debatimos en una dicotomía. Defender la aconfesionalidad no es caer en el laicismo. Abogar por la presencia de lo cristiano en la vida pública no es caer en el confesionalismo. Son tres las posiciones en juego, y lo que no acaban de entender unos y otros es la naturaleza de la tercera, la que los eclesiásticos suelen llamar laicidad positiva o sana laicidad y a la que, en el fondo, le sobran los adjetivos, porque la laicidad no connota nada negativo ni enfermo. Sencillamente habla de garantía del libre ejercicio de las creencias de cada cual.
En el fondo, tanto los confesionalistas como los laicistas están en el mismo bando, en ese aspecto: Para unos, la libertad niega la verdad, y hacen del relativismo norma vinculante; para otros, la verdad tiene derechos que pasan por encima de la libertad. La armonía entre ambos conceptos es aún un misterio para todos ellos. Benedicto XVI hablaba así de la cuestión, tal vez la fundamental de nuestro tiempo:
Si la libertad de religión se considera como expresión de la incapacidad del hombre de encontrar la verdad y, por consiguiente, se transforma en canonización del relativismo, entonces pasa impropiamente de necesidad social e histórica al nivel metafísico, y así se la priva de su verdadero sentido, con la consecuencia de que no la puede aceptar quien cree que el hombre es capaz de conocer la verdad de Dios y está vinculado a ese conocimiento basándose en la dignidad interior de la verdad. Por el contrario, algo totalmente diferente es considerar la libertad de religión como una necesidad derivada de la convivencia humana, más aún, como una consecuencia intrínseca de la verdad que no se puede imponer desde fuera, sino que el hombre debe hacerla suya sólo mediante un proceso de convicción. Con el decreto sobre la libertad religiosa, el Concilio Vaticano II, reconociendo y asumiendo como propio un principio esencial del Estado moderno, recogió de nuevo el patrimonio más profundo de la Iglesia.
Y ello aparte de que la presencia del crucifijo en el aula sea compatible con la aconfesionalidad, o con la laicidad, o como queramos llamarlo. Lo cual es perfectamente opinable.
01 diciembre 2008
Papa, mira este.
28 noviembre 2008
UGT no quiere curas. ¡Qué bien!
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26 noviembre 2008
Si no es el crucifijo, hombre
Bueno, ya estamos otra vez con el crucifijo. La decisión del juez en el sentido de quitar la cruz de un colegio vallisoletano es respetable, claro, e incluso puede ser justa. Lo que llama la atención es que el PSOE y las asociaciones laicistas de padres (que para eso están, por lo visto) hayan tardado tan poco en aprovechar para exigir, de nuevo, la retirada de todos los símbolos religiosos. Pero hombre, ¡si hace veinte años que, salvo casos aislados, el crucifijo es tan sólo un recuerdo en los centros públicos! Estos señores siguen mostrando la misma voluntad de aniquilamiento total que en el Cerro de los Ángeles. Me temo que de donde deben quitar el crucifijo es de sus sueños...
Si no es el crucifijo. ¿Qué la escuela es aconfesional? Pues no colgamos símbolos religiosos, vale. Lo que no deja de chocar es que la retirada de los crucifijos haya sido simultánea a la ruina del mobiliario, a la cochinez de las aulas, al imperio del alarido y de la palabrota, a la escalada de la depresión y a la burrería generalizada. A lo mejor no tiene nada que ver. Pero siempre me dieron lástima los que clamaban contra la alternativa “religión o ética” con el argumento de que eso suponía dejar sin formación moral a los que escogieran religión. A veces, en el mundo de la enseñanza, quien pasa de la docencia a la política no hace sino cambiar los tranquilizantes por las ruedas de molino.
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25 noviembre 2008
Ortega y el 98
La desilusión de todo aquel que, como Gonzalo Fernández de la Mora, se acerca a la generación del 98 con ánimo de encontrar críticas y soluciones concretas, es decir, rigor, se comprende. Y se comprende también que quien investiga el 98 desde el lado filosófico, y no literario, de la cuestión, prefiera a Maeztu sobre todos los demás, sobre todo si es conservador. Digo "filosófico" aludiendo sobre todo a la filosofía política. Bien, el caso es que don Gonzalo comienza su obra con una perplejidad, que ya he visto antes, ante la falta de coherencia de los noventayochistas, su escaso espíritu de sacrificio y su egloatría, que los hace aparecer casi como niños malcriados, que se quejan de todo y apenas nada ponen de su parte. Buceando sobre el porqué de todo ello, llega a lo que es, me parece a mí, una de las dianas de este trabajo: la caracterización de los hombres del 98 como unos hiperestésicos. En efecto: la falta de defensas espirituales que define al hombre de nuestro siglo, ya desde su comienzo, le hace especialmente sensible a todo. El trauma que causó a los españoles la pérdida de las colonias encuentra en estos hombres un reflejo desorbitado, como lo hace la gripe en un enfermo de sida, y se dedican a problematizar España sin darse cuenta -tarde o temprano lo harán- de que son ellos los problemáticos. Sólo desde esta perspectiva me parece posible una comprensión cabal del caso 98.
Nota redactada en junio de 1999
24 noviembre 2008
El poder
Tal vez por eso no lo aserraron, ni emascularon*, ni violaron, ni echaron a los cerdos, ni lo expusieron en carnicerías, al cura de Alsasua. Eso les pasa a los que buscan el poder, como las carmelitas o los capuchinos, por ejemplo.
*Del prefijo e-, ex-, relacionado con arrancar, y masculus, macho. Pueden imaginarse algo doloroso.
En la foto, Juan Duarte Marín, uno de los megalómanos.
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21 noviembre 2008
Democracia, libertad
Los que han teorizado sobre la democracia sin divinizarla suelen admitir que tal régimen es compatible con la restricción de la libertad personal, y viceversa, un régimen sin participación de los ciudadanos puede conceder amplios márgenes a esa libertad. Así, para Isaiah Berlin, la libertad
... no es incompatible con ciertos tipos de autocracia o, en cualquier caso, con la ausencia de autogobierno... [Así como] una democracia puede privar, de hecho, al ciudadano individual, de gran número de libertades de las que podría disfrutar en otro tipo de sociedad, es perfectamente imaginable un déspota con espíritu liberal que concediera a sus súbditos un gran espacio de libertad personal. (En Dos conceptos de libertad y otros escritos)
La deriva del gobierno catalán en los últimos años ilustra perfectamente lo que puede llegar a ser un totalitarismo refrendado. Lo del comité audiovisual es ya clamoroso. Pero, si llegaran a cuajar propuestas como la del Instituto de Estudios Catalanes, para multar a los periodistas que empleasen mal el catalán, aquella región habría empezado a superar las ficciones de Vizcaíno Casas para adentrarse en el terreno de Francisco Ibáñez, el de Mortadelo y Filemón. Pero sin gracia.
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19 noviembre 2008
Cera
Lo que más me admira de Ortega (y Gasset, claro) es su capacidad para ponerse a meditar sobre cualquier cosa y sacarle punta. Leo en La deshumanización del arte:
Ante las figuras de cera todos hemos sentido una peculiar desazón. Proviene esta del equívoco urgente que en ellas habita y nos impide adoptar en su presencia una actitud clara y estable. Cuando las sentimos como seres vivos nos burlan descubriendo su cadavérico secreto de muñecos, y si las vemos como ficciones parecen palpitar irritadas. No hay manera de reducirlas a meros objetos. Al mirarlas, nos azora sospechar que son ellas quienes nos están mirando a nosotros. Y concluimos por sentir asco hacia aquella especie de cadáveres alquilados. La figura de cera es el melodrama puro.
Cadáveres alquilados... En un examen me cargué una pregunta entera por empezar diciendo: "Ortega y Gasset fue un poeta madrileño..." A veces pienso que la alumna no iba tan falta de razón. Ante Ortega siento muchas veces lo que decía Vintila Horia por una película de Fellini: me entran ganas de reír de puro gozo. Así con su artículo "Arte de este mundo y del otro", recogido en el volumen citado. Qué alarde.
18 noviembre 2008
Floresta española de varia caballería
Lo sobrenatural o lo maravilloso ha sido común a todas las literaturas, que necesitan del misterio porque el misterio está ahí, como un dato de experiencia. El caballero es una de las múltiples formas (y una de las más atractivas) que adquiere el hombre cuando quiere sublimarse. Es casi como un santo y a veces (como en el caso de Percival, o Parsifal, o etc.) se funde con él. En todo caso, el caballero es alguien que entrega su vida a algo o a alguien, algo o alguien relacionado con el misterio. en el menos sublime de los casos, se trata de una mujer, la dama de los sueños del caballero andante. Pero sabemos muy bien (aunque sea simplemente por Bécquer) cómo la mujer ha sido con frecuencia símbolo o encarnación del ideal, del misterio, de ese algo superior por el que merece la pena vivir; no importa que lo carnal haya tenido también su papel, y papel importante, en las peripecias de los caballeros; es que lo carnal es también un dato de experiencia del que no podemos prescindir, y aparece en la cabellería con significaciones muy diversas.
Todo esto, y mucho más, cabe deducir del entusiástico canto a la caballería que Luis Alberto de Cuenca, jovencito aún entonces, pone como introducción a los tres tratados españoles sobre la caballería (Raimundo Lulio, Alfonso X, don Juan Manuel) incluidos en esta Floresta. Ojo al epílogo.
Nota redactada en junio de 1999. Es un volumen de la "Biblioteca de heterodoxos, marginados y visionarios", peregrina ocurrencia de la Editora Nacional que acabó regalando a todos los centros docentes; y uno de los pocos volúmenes valiosos.
16 noviembre 2008
Demagogo:
Aquel que predica doctrinas que sabe que son falsas a hombres que sabe que son idiotas.
H. L. Mencken
Bastante acertado. Pero creo que hoy el demagogo, más que predicar doctrinas, inventa derechos, reivindica deudas históricas, busca enemigos, inflama pasiones. En cuanto a los idiotas, la terrible diferencia de nuestra época con respecto a otras es que los idiotas se pueden fabricar a base de planes de enseñanza, como estamos viendo en España desde el año 90 a esta parte.
13 noviembre 2008
Aquellas almas fueron intolerantes,
no por salud y vigor, sino por pobreza de complejidad, porque no sólo tolera el débil y el escéptico, sino el que en fuerza de vigor penetra en otros y en el fondo de verdad que yace en toda doctrina, puesto que hay junto a la tolerancia por exclusión otra por absorción.
Totalmente de acuerdo con Unamuno (En torno al casticismo) en la diferencia. De hecho, son los dos conceptos de tolerancia que se enfrentan hoy mismo: la que se basa en el escepticismo ante la verdad (en el relativismo) y la que no han dejado de predicar los papas en las últimas décadas: la que reconoce "el fondo de verdad que yace en toda doctrina" y tiene el máximo respeto por los hombres que las profesan.
No tan de acuerdo en cuanto a la intolerancia de los españoles del XVI. Yo creo, en cambio, que fue más por "salud y vigor" por lo que otorgaron a la verdad que profesaban unos derechos que en realidad pertenecían a las personas. Porque reconocían la salud y el vigor de esa verdad.
12 noviembre 2008
El vengador
Antes de que decidiera invertir su talento en hacer siniestras caricaturas de lo que fue incapaz de mascar, el ex-seminarista José Luis Castillo-Puche realizó cosas tan estimables como este Vengador. Por cierto, que uno de sus personajes refleja bastante bien al miserable en que se convirtió después el autor: me refiero a ese preso que, interrogado por los vencedores, salta como un perro hacia el protagonista y le aferra la muñeca con los dientes hasta arrancarle un trozo de carne. La escena es estremecedora por cuanto en su vileza este hombre llega a resultar francamente patético.
La obra, digo, es estimable no sólo por sus cualidades literarias sino por trascender el conflicto político o social de la guerra civil y llevarlo a un plano humano, espiritual si queremos. El tema de la represión en la posguerra no lleva aquí a tratar a los vencidos como inocentes, pobres angelitos víctimas del fascismo. Son culpables y el autor no ahorra pormenores que lo demuestran ni tampoco la razón que, desde un punto de vista pegado a la tierra, asiste a los vencedores en su afán de venganza. Pero por encima de las miserias de unos y otros la novela consigue ponernos ante la mirada, sin discursos enojosos, con procedimientos puramente narrativos, el valor de la vida humana, de la vida de cada hombre.
Nota redactada en septiembre de 2007
10 noviembre 2008
Algo de música
El Wreckin´ball de Emmylou Harris me ha parecido decepcionante. No es nada nuevo, es un disco de 1995, pero el experto que consulto habitualmente me lo había definido como espiritual, de rara belleza y una de sus obras maestras. Pues a lo mejor por espiritual y de rara belleza me parece un fiasco. Creo que trata de ponerse new age y eso no le va.
En todo caso, se salva una composición, la titulada Sweet old world, original de Lucinda Williams, que paso a incluir como favorita en el perfil. Una preciosidad, incluida la letra, algo pegada a la tierra, pero qué vas a pedir.
Otra experiencia de esta semana fue volver a oír Señora azul, de Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán... Ahí sigue, en todas las recopilaciones de música de los 70. Es increíble. Es fea, está mal cantada, su letra consiste simplemente en poner a alguien a caer de un burro. Si me preguntaran por algún éxito que me resultara incomprensible, mi respuesta sería Señora azul.
07 noviembre 2008
La libertad del hombre muerto
Loan los historiadores romanos por varón de gran ánimo a Catón, porque se mató no pudiendo con paciencia sufrir la victoria de César su enemigo. Yo no sé por cierto qué mayor crueldad le hiciera el César de la que él se hizo... Y adornan su muerte diciendo que murió por haber [tener] libertad. Y ciertamente no puedo entender qué libertad pueda haber para sí ni para dar a otro el hombre muerto.
Hernando del Pulgar, Claros varones de Castilla
06 noviembre 2008
(Hace medio siglo) La posguerra
"Confieso sinceramente que no entiendo cómo muchos amigos a quienes les parecía obligado, muy de acuerdo con las normas de León XIII y papas sucesivos... colaborar con la república de Lerroux y aun con la de Azaña y Largo Caballero, sientan ahora escrúpulos tan profundos en colaborar con Franco". Esta "extraña" actitud que pone de manifiesto Tomás Cerro, miembro de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, no era sino el comienzo de un fenómeno que se repetirá luego una y otra vez, y no sólo en España: el complejo de inferioridad de la derecha, o de cierta derecha, empeñada en ser más antifascista que nadie. El boicot de Aznar a Heider en el parlamento europeo no es sino el último acto de este sainete, del que lleva mucho tiempo aprovechándose la izquierda. El propio José María García Escudero, a cuyo cargo están los artículos introductorios de estas entregas, llama con ironía a Gil-Robles "antiguo campeón del posibilismo", al tiempo que destaca su actitud radical para con Franco. Suerte que este (en el fondo objeto de las envidias de casi todos) no tuvo ese complejo. Quizá sea cierto que si hubiera tratado de integrar, poco a poco, a la España vencida en su régimen, al cabo hubieran sido otros los malos de la película en este fin de siglo. Pero no quiso correr ese riesgo. No ganó una cruenta guerra de tres años para correr ese riesgo. Se me olvidaba decir que todos los artículos que componen este volumen mantienen un digno nivel de objetividad.
(Nota redactada en agosto del 2000. Se trata de un serial en fascículos que sacó el diario Ya hacia el 90, y que me dio por leer enterito cuando lo vi encuadernado.)
05 noviembre 2008
Pues ya está. Obama presidente.
Que sea enhorabuena. El Mundo se comprometía abiertamente ayer en su editorial: "Por qué queremos que gane Obama". No me resulta difícil compartir algunas de sus razones: el triunfo del candidato demócrata, por ejemplo, avala la idea de que en los Estados Unidos se han acabado los prejuicios raciales y de que cualquiera, en ese país, puede llegar a presidente siempre que consiga infundir la suficiente confianza en los ciudadanos.
Pero no deja de causar estupor el prejuicio que, a su vez, exhibe el periódico contra una persona determinada: Sarah Palin. Pues otra de las razones por las que era deseable, según ellos, que ganara Obama era que no llegase a presidente una persona como la gobernadora de Alaska.
Y causa estupor porque no sólo se trata de El Mundo: contra Sarah Palin se han vertido los odios más irracionales. El Jueves, tan ingenioso otras veces a pesar de su mal gusto, presentaba a Palin en portada en figura de cerdo y con el apelativo de "ese ser". Odio irracional, rechinar de dientes. "... Sus corazones se consumían de rabia y rechinaban los dientes contra él"... Sólo faltó lapidarla en efigie.
¿Estupor, dije? Bueno, sólo de entrada. Todo es la mar de razonable.
04 noviembre 2008
¡Unamunooo...!
Encuentro esta perla en En torno al casticismo:
... razón por la que son mayores las circunvoluciones en el cerebro humano que en los de los demás animales, y mayores en el del blanco que en el de razas inferiores.
Si llega a decir "el vasco" en lugar de "el blanco", hoy tendríamos su careto en todas las ikastolas...
03 noviembre 2008
Tratado sobre la tolerancia
No cabe duda de que nos hallamos en una sociedad panfletaria. Son los panfletos, lanzados aquí y allá con el soporte de columnas periodísticas, entrevistas televisadas o mítines políticos, los que conforman hoy la opinión pública. Por eso no es extraño que este Tratado sobre la tolerancia, salido de la pluma del gran maestro del panfleto, parezca un compendio de las ideas de nuestra época, o, por mejor decir, de sus creencias; es casi casi el símbolo de la fe para los conformadores de la opinión pública de nuestros días.
Entiendo por panfleto aquel escrito que, con un estilo brillante o al menos atractivo, difunde ideas simplistas o que con frecuencia no resisten un análisis riguroso. Así ocurre con la tolerancia volteriana, concepto de difusa significación y de escaso fundamento, que tan pronto equivale a la caridad como al indiferentismo, y que se sustenta sobre sí mismo, como nuevo dogma inatacable. Y si Voltaire pudo ser considerado (por Goethe) como "el más grande de los escritores franceses", lo es sin duda por esta facultad de hechizar a su público con tan escasa base intelectual. Se me ocurre que, en este sentido, Francisco Umbral puede ser considerado un nuevo Voltaire, insigne decorador de ideas pueriles cuando no delirantes, heredero del trono de la ironía.
Nota redactada en febrero de 1999
30 octubre 2008
Tan chapucera como la película.
Los períodos prolongados de calma...
... favorecen ciertas ilusiones ópticas. Una de ellas es la suposición de que la inviolabilidad del domicilio se funda en la Constitución, se encuentra asegurada por ella. En realidad la inviolabilidad del domicilio se basa en el padre de familia que aparece en la puerta de la casa acompañado de sus hijos y empuñando un hacha en la mano. Sólo que esta verdad no siempre se halla a la vista; y tampoco constituye una objeción contra las Constituciones. Lo que vale es el viejo adagio: "Es el hombre el que sale garante del juramento, no el juramento el que sale garante del hombre". Este es uno de los motivos de que encuentre tan escasas simpatías en el pueblo la nueva legislación. En teoría no está mal eso de la "inviolabilidad del domicilio"; pero vivimos en unos tiempos en que un funcionario le va pasando al siguiente el picaporte de la puerta de nuestra casa.
En la antigua Islandia, por ejemplo, hubiera sido imposible un ataque a la inviolabilidad y aun santidad del domicilio en las formas en que ocurrió, como mera medida administrativa, en el Berlín de 1933, en medio de una población de millones de almas. Merece ser citado, como excepción honrosa, el caso de un joven socialdemócrata que en el pasillo de su apartamento abatió a tiros a media docena de los denominados "policías auxiliares". Aquel hombre continuaba siendo partícipe de la libertad sustancial, de la antigua libertad germánica que sus adversarios ensalzaban en teoría. Naturalmente, el mencionado joven no había aprendido eso en el programa de su partido. En todo caso no era de aquellos de quienes dice Léon Bloy que salen corriendo en busca del abogado mientras su madre está siendo violada.
Ernst Jünger, La emboscadura. Son dos fragmentos separados, pero con continuidad lógica.
29 octubre 2008
Pasarse de listo
No fue el pensar más de la cuenta, como cínicamente (y sin pizca de intención de que le creamos) sugiere Juan Valera, lo que destrozó la vida de don Braulio. Tampoco ninguna de las cosas que apunta al final Inesita, ni siquiera el "tener menos religión que un caballo" o el "estar desesperado de ser feo y enclenque", aunque algo cooperaron ambas cosas. Lo que le perdió fue el faltar a uno de los deberes fundamentales del matrimonio, cual es la confianza en el cónyuge. Para don Braulio, como para la mayor parte de los personajes de esta novela, el matrimonio es una convención sostenida en el qué dirán: la fidelidad importa hasta que los demás han dejado de creer en ella. Por otro lado, don Braulio es un fiel amante, pero no un amante esposo. La presunta infidelidad de su joven mujer le lleva a la desesperación, pero ni siquiera se le ocurre hablar francamente con ella sobre la base de que alguien ha querido calumniarla. Entristecido (es cierto) por su propia insignificancia física, desestima a Beatriz creyéndola capaz de traicionarle por un cuerpo gallardo, lo que, dicho sea de paso, habla muy mal de lo que hubiera sido su comportamiento en caso de haberse casado con una mujer fea.
Sabiniano, don Braulio: "y morirme contigo si te matas..." Pero, del matrimonio, ni idea. Valera, qué bueno.
Nota redactada en septiembre de 2007. La novela fue editada ese mismo año por "Los libros de Raquel".
28 octubre 2008
Imprescindible el artículo
27 octubre 2008
También lo vio él.
... muchas personas experimentan hoy una necesidad de formas culturales, aunque al mismo tiempo sienten repulsión frente a las Iglesias. La gente barrunta una carencia en la existencia y es en eso en lo que se basa la corriente que se forma alrededor de los gnósticos, de los fundadores de sectas, de los apóstoles, los cuales pasan a desempeñar con mayor o menor éxito la función que antes representaban las Iglesias. Cabría decir que existe siempre una determinada cantidad de disposición a creer, una sed que era aplacada de modo legítimo por las Iglesias. Pero ahora, habiéndose librado de éstas, esa fuerza se adhiere al primer objeto que le sale al paso. De ahí la credulidad, la fe de carbonero del hombre moderno, que es simultáneamente un incrédulo. Ese hombre cree lo que viene escrito en el periódico, pero no cree lo que está escrito en las estrellas.
Las estrellas siempre han sido muy poéticas, y vienen de perilla para cerrar brilantemente un párrafo o un discurso. Aquí Jünger ha caído en esa trampa. Más que las estrellas, yo habría puesto "en lo más hondo de su conciencia". O algo así, vamos.
24 octubre 2008
Su vida
No es una biografía tal como habitualmente se entiende. Estamos más bien ante una autobiografía interior, por así decirlo. Santa Teresa nos refiere más sus experiencias de oración y sus altibajos espirituales que anécdotas sobre su peripecia vital por este mundo. Y si uno está convencido de que su propia santidad no pasa necesariamente por las visiones y los éxtasis, este libro no le disuadirá de lograrla. En realidad, lo que más subyuga de Santa Teresa no son estos fenómenos extraordinarios, que ella contaba casi con vergüenza y restándoles importancia, sino el realismo de su espiritualidad, en lo cual fue una avanzada de nuestro tiempo, y la atractiva familiaridad con Dios: "dame sólo paciencia", le decía, indicando que estaba conforme con todo lo que quisiera enviarle, pero que se conocía lo suficiente para saber que su carne de barro podía protestar. "Dame, Señor, lo que me pides y pídeme lo que quieras", decía el discreto San Agustín con una lógica divina que no podía menos de enamorar a nuestra autora, y ella lo tuvo presente toda su vida. Lúcida como pocas, deseaba que todos aquellos que tuvieran encomendada la cura de almas fueran además letrados, esto es, doctos: "de devociones a bobas nos libre Dios". Este realismo en la vida espiritual la convirtió en maestra de santos, a lo largo de los tiempos. Y si no hubiera sido por esta lucidez, que le proporcionó la admiración de personas de muy diversas creencias, quizá nos hubiera costado más trabajo creerla cuendo cuenta las mercedes de Dios. Su reticencia ante todo lo extraordinario es su mejor aval.
Nota redactada en enero del 2001
23 octubre 2008
Estatal
Ahora al rock que se hace en España le llaman rock estatal. Incluso hay una revista con ese adjetivo, supongo que pensada para todos los suspensos en inglés que en el Estado vienen siendo. Nada de nacional, pues. Y es que estos radicales son lo más políticamente correcto que existe.
Hoy, oh cielos, veo que mi sindicato inicia también la perestroika, como el PP. En su revista informa de la "Asamblea estatal de ANPE". Cuando mi digna comentarista, reducida hoy a tiza y papel, lo era todo en esa organización, lo suyo se llamaba "ANPE nacional". Imagino que ahora reservarán el término para las diversas federaciones de las distintas realidades nacionales. Supongo que yo estoy en "ANPE nacional de Castilla y León". O tempora.
22 octubre 2008
Los mártires, los más fuertes
Se suele asociar a Jünger con Nietzsche, no sin razón. Por eso me alegra leer cosas como esta.
... Y al Fundador siguieron no sólo los mártires, los cuales fueron más fuertes que el estoicismo, más fuertes que los césares, más fuertes que aquellos centenares de miles de personas que los encerraban en los circos. Al Fundador siguieron también los innumerables seres humanos que han muerto llenos de confianza. Esto es algo que en nuestros días está operando de una manera más intensa de lo que a primera vista se cree. Las catedrales se derrumban, pero en los corazones subsiste un saber, un patrimonio heredado, el cual va socavando los palacios de la tiranía, igual que hicieron las catacumbas. Basándonos en esto nos está permitido tener la seguridad de que la nuda violencia, ejercida según patrones antiguos, no puede triunfar a la larga. Aquella sangre introdujo sustancia en la historia y por ello seguimos contando con toda razón los años a partir de esa fecha, que es el instante en que gira el tiempo. ... El sacrificio se repite en innumerables altares.
Ernst Jünger, La emboscadura
21 octubre 2008
La tesis de Nancy
Se entusiasmó el propio Ramón J. con su Nancy y la prolongó hasta extremos lindantes con el tedio. Lo poco agrada y lo mucho enfada. No niego que tenga gracia el relato de los malentendidos de la ingenua estudiante. Con todo y con los chistes matusalénicos (que Sender podría justificar con obras clásicas españolas, tipo Lazarillo, en gran parte hechas con chascarrillos populares), uno no puede evitar la risa floja en multitud de ocasiones. Y don Ramón es tan buen narrador que incluso nos hace desear conocer a la muñequita en cuestión. Bueno, a ella y a su novio Curro, retrato acabado donde los haya del ligón aprovechado y que resulta más atractivo así, visto a través de los ojos ingenuos de Nancy, que si se nos hubiera mostrado a través de su propia conciencia o de la del autor. La maestría con la pluma hace también que la reiteración no aburra. Pero sí se echa de menos cierta variedad en los gags, reducidos al equívoco lingüístico o a la fascinación paleta por la cultura española en la protagonista. Sender se ha reído hasta no poder más de esa visión romántica que ha suscitado siempre España (y de modo especial Andalucía) en el extranjero. Si esta novela traspasara nuestras fronteras sería la puntilla para este fenómeno. ocurre, sin embargo, que las abundantes referencias a costumbres, conceptos y modos de decir españoles dificulta la adaptación. Y, la verdad, tampoco es para tanto. Ni creo que Sender pretendiera que fuera para mucho. Quiso divertirse él mismo y hacer reír a los demás. Que es, como dice el lema de Cervantes, oficio de discretos.
Nota redactada en diciembre de 1999
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19 octubre 2008
La reoca.
18 octubre 2008
A "Retahílas",
16 octubre 2008
De qué me suena Le Clézio
15 octubre 2008
Liberación
14 octubre 2008
El capitán Alatriste
10 octubre 2008
A veces no sé por qué nos cabreamos tanto
09 octubre 2008
Memoria histórica
07 octubre 2008
¿Qué pasa en las aulas?
06 octubre 2008
Jaimito y los best-seller
03 octubre 2008
Me falta un dato
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02 octubre 2008
Bosnios para un nuevo Guernica
Otras referencias a Ángel Palomino:
Insultos, cortes e impertinencias
De Madrid a Oviedo pasando por las Azores
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01 octubre 2008
Benedicto XVI y el buen vino nuevo
(Dice que crisis puede entenderse como paso a una situación mejor, y continúa)
En este sentido se puede leer el relato de las bodas de Caná. La Virgen María se da cuenta de que los novios "ya no tienen vino" y se lo dice a Jesús. Esta falta de vino hace pensar en el momento en que, en la vida de la pareja, termina el amor, se desvanece la alegría y desaparece el entusiasmo en el matrimonio. Después de que Jesús transforma el agua en vino, felicitan al esposo por aquel vino tan bueno que había guardado para el final. Esto significa que el vino de Jesús era mejor que el anterior. Sabemos que este "vino bueno" es símbolo de la salvación, de la nueva alianza nupcial que Jesucristo ha venido a realizar con la humanidad. Pero también es sacramento cada matrimonio cristiano, incluso el más desdichado y vacilante, y puede encontrar en la humildad la valentía para pedir ayuda al Señor. Cuando una pareja en dificultades, o (como demuestra vuestra experiencia) incluso ya separada, se confía a María y se vuelve al que ha hecho de los dos "una sola carne", puede estar segura de que aquella crisis será, con la ayuda del Señor, un tránsito a algo superior, y que el amor saldrá purificado, madurado, reforzado. Esto sólo puede hacerlo Dios, que quiere servirse de sus discípulos como colaboradores legítimos para acercar a la pareja, escucharla, ayudarla a redescubrir el tesoro oculto del matrimonio, el fuego que permanecía sepultado bajo las cenizas. Y Él reaviva y vuelve a hacer arder la llama, no desde luego al mismo modo del enamoramiento, sino de manera diversa, más intensa y profunda; pero la misma llama.
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29 septiembre 2008
Polémicas
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27 septiembre 2008
26 septiembre 2008
Ideologías
Me llamó la atención que Rossellini atribuyera a la ideología (o sea, al nacionalsocialismo) la ruina de Alemania, lo que podría hacer las delicias de Bush. Pero lo esencial de esta película es la destrucción, no de Alemania, sino del niño Edmund, cuya desesperación final es inducida, y uno se teme que no sólo por su depravado maestro, sino por una ideología de radio más amplio que el propio nacionalsocialismo, sólo una anécdota al fin y al cabo. Para que sobrevivan los fuertes hay que sacrificar a los débiles… Llámese a éstos no nacidos o ancianos y veremos hasta qué punto Hitler ha triunfado, por encima del sacrificio de su bonito reich.
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25 septiembre 2008
Obras completas (y otros cuentos)
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