Nada en dos platos. Como no sea que te fascine como técnica
literaria eso del cuento-novela, es decir, unos cuentos que tienen como
protagonista a la misma persona en diferentes momentos de su vida. Novela
discontinua, podríamos llamarlo, vaya. La protagonista en cuestión es Rose y la
vemos huérfana, malcasada y profesional. Todo de una mediocridad que llega a
asquear. Espero que no sea cierto que Alice Munro retrata como nadie a la mujer de su
tiempo, y esas cosas que dicen los ditirambos. Si acaso, a cierta mujer. Pero
prefiero leer el retrato de otras.
16 noviembre 2019
09 noviembre 2019
Los desheredados
Celebro cada título que aparece contra el disparate
educativo como un nuevo latido que atestigua que Europa no está muerta del
todo. Celebro también que este François-Xavier
Bellamy sea un tipo joven al que aún
le quedan muchas cosas que decir. Este intenso volumen de 170 páginas se
compone de dos partes, la primera de las cuales se dedica a las “tres
sacudidas” que han provocado el actual seísmo en la educación, tres sacudidas
llamadas Descartes, Rousseau y Bourdieu. En la segunda aboga por “refundar la transmisión”, se
entiende de conocimientos, dando la vuelta al delirante postulado educativo que
se funda justamente en rechazar los contenidos para centrarse en el “enseñar a
aprender” y otras lindezas.
Nuestra sociedad es
contradictoria cuando denuncia la transmisión [de conocimientos] al mismo tiempo que se inquieta al ver
resurgir la barbarie, Frente al resultado de su propia deconstrucción está tan
sorprendida como lo estuvo todo el París rousseauniano al descubrir al pequeño
Víctor [el niño salvaje]. Como los
curiosos, decepcionados frente al niño del Aveyron, a menudo miramos con
amargura y cólera los defectos demasiado visibles de las generaciones presentes
y buscamos un vicio al que atribuir la violencia que vemos por doquier. Pero,
¿qué podíamos esperar? ¿Pensábamos que desacreditar a todas las autoridades nos
conduciría a la libertad o que el olvido de nuestra historia haría de nuestros
niños unos hombres nuevos? ¿Pensábamos que quitarles el lastre de la cultura
los volvería más naturales? Hemos deconstruido la transmisión pero sin
compartir la lúcida coherencia de Rousseau. El pedagogo del Emilio sabía en qué se convertiría su alumno una
vez privado de la cultura: “un salvaje hecho para habitar en las ciudades”.
Barcelona, otoño del 19.
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03 noviembre 2019
El páramo
Mercedes Formica habla de la actividad teatral en los años 40.
(Escucho el silencio, p. 102)
Tampoco se olvidaron los autores extranjeros, desconocidos
hasta entonces en España. 1943. J. B. Priestley estrenó en Madrid, con La
herida de nuestro tiempo, una de las obras más bellas que he visto en mi vida.
Nuestra ciudad, de Thorton Wilder, traducida por J. José Cadenas, en la temporada
del 44. Un espíritu burlón, de Noel Coward; Cocktail Party, de T. S. Eliot, y
Llegada de la noche, de Hans Rothe, en 1945 y 1946.
(Escucho el silencio, p. 102)
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