Tampoco se olvidaron los autores extranjeros, desconocidos
hasta entonces en España. 1943. J. B. Priestley estrenó en Madrid, con La
herida de nuestro tiempo, una de las obras más bellas que he visto en mi vida.
Nuestra ciudad, de Thorton Wilder, traducida por J. José Cadenas, en la temporada
del 44. Un espíritu burlón, de Noel Coward; Cocktail Party, de T. S. Eliot, y
Llegada de la noche, de Hans Rothe, en 1945 y 1946.
(Escucho el silencio, p. 102)