29 abril 2015

La calle estrecha


Parece que en su literatura de ficción Josep Pla está emparentado con Cunqueiro en su modo de hacer literatura minifundista, como a mí me gusta llamarla. Hablo de esa sucesión de historias minúsculas que van desfilando hasta configurar un mundo. Eso sí, Pla (catalán) es realista frente al imaginativo Cunqueiro. Pero quizá no tan realista como él mismo quiere hacernos ver. Dice que esta novela la escribió para practicar lo del espejo paseado a lo largo del camino de Stendhal. Pero no es un espejo, es un pincel, y creo que el que ha ideado la portada de esta edición de Destino lo ha interpretado bien al plantar un cuadro impresionista. Hay una cierta transfiguración de las personas y de su entorno, que resultan ser más cómicos que en la realidad, con algo de títeres me atrevería a decir. En todo caso resulta un mérito de Pla el que su mirada se note tanto como lo mirado.

El veterinario que llega a Torrelles y se aloja en una casa de la calle Estrecha es el anteojo a través del cual lo vemos todo, pero es la sirvienta Francisqueta, una especie de vieja del visillo local, quien muchas veces se encarga de sacar a la palestra a sus vecinos para que el otro los diseccione. Lo que más brilla, desde luego, son las imágenes de Pla, el modo en que utiliza ese suplemento del brazo o esa escopeta que decía Ortega que era la metáfora.

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26 abril 2015

Dice la Guardia Civil



que dejar sola a la mascota en el coche es algo reprobable e incluso delictivo. Será por lo que pueda estropear el coche, digo yo. Pero no deja de resultarme molesta esta intromisión de la autoridad en lo que hago con mi mascota, como si me la hubieran prestado ellos en lugar de haberla comprado yo, o como si fuera mi hijo o mi padre anciano, a los que desde luego no he comprado y no son de mi propiedad.
Va siendo hora de articular un movimiento ciudadano que exija a los poderes públicos más autoridad para las fuerzas del orden en lo que realmente les compete (protegernos de ladrones y asesinos) y menos para complicarnos la vida con asuntos de moralina fofucha como estos. Podría empezar con un grupo de Facebook, paro de momento no sé cómo llamarlo.

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24 abril 2015

De qué me suena



Desde 1982, el socialismo, en la Francia de Mitterand, ha significado colocar en las direcciones ejecutivas de las industrias estatales a los amigos y allegados al partido dirigente. Socialismo es ahora en Francia todo lo que favorece el mantenimiento del poder por el Partido Socialista.

Peter F. Drucker, Las nuevas realidades (1989), primera parte, capítulo II.

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21 abril 2015

Alabama: "Greatest hits"


El locutor dijo que aquella canción llevaba una burrada de tiempo en el número 1 en USA, y no sé si lo dijo antes o después de que sonara, pero el caso es que nunca pude estar más de acuerdo con el público y la crítica. Es una de esas cosas que fascinan a la primera y se mantienen en tu devoción mucho tiempo. Fue más tarde cuando supe que se titulaba Old flame, pero el nombre del grupo, Alabama, lo pillé desde el principio. Es un estado del que ya había oído hablar a Bugs Bunny.

No podría asegurar si el álbum en que se hallaba Old flame fue el que dio a conocer al grupo. Desde luego dejó el camino trillado al siguiente, cuya pieza estrella era Mountain music. No tan redonda como la otra, pero tenía el encanto de empezar con un breve solo de armónica seguido de las palabras ininteligibles de un viejo hillbilly, un old timer, que dicen. Y terminaba acelerando el ritmo con un violín frenético acompañado por un aullido no menos hillbilly. Precioso.

Estaba a punto de decir lo de "el resto es historia", pero no soy periodista. El resto es, al parecer, lo mejor de lo que dio de sí el grupo hasta 1986, que es la fecha que lleva la cinta. Luego siguieron trabajando mucho y bien. Destaco, además de las citadas, dos números en directo, My home´s in Alabama y Tennessee river.

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18 abril 2015

Tomás Rueda


Que yo recuerde, el licenciado Vidriera se llamaba Tomás Rodaja. En su evocación, Azorín le ha cambiado el nombre quizá para darle un plus de dignidad. Es un opúsculo donde Martínez Ruiz se dedica a uno de sus pasatiempos favoritos, la recreación de personajes literarios. Aquí asistimos a la infancia del personaje cervantino y a sus idas y venidas entre Flandes y España, mientras medita sobre el tiempo, sobre la creación, sobre la personalidad, o lo hace el autor, que eso aquí da igual. Azorín no nos lo muestra loco, aunque hay fugaces alusiones al vidrio, de difícil interpretación. Sí que es hipersensible, aunque eso ya nos lo esperábamos.

Muchos estudiantes del antiguo bachillerato recordarán un pasaje de esta obra, que eligió Fernando Lázaro Carreter para mostrar Cómo se comenta un texto literario: aquel en que Azorín evoca a la madre, ya difunta, de Tomás Rueda con sus blancas manos que cortaban las flores del huerto, y a su padre, atareado hasta el punto de dejar al niño entregado largas horas a la meditación y a la lectura.

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16 abril 2015

Los cuatro de la fama y los libellati


No digo yo que los cuatro diputados que no han votado el engaño de Rajoy tengan madera de mártires. De hecho, podría ser que alguno no lo haya votado porque esté de acuerdo con lo de Aído, papá, me voy al abortorio y será mejor que no intentes impedírmelo. Pero no puedo evitar relacionar al resto del grupo parlamentario popular con los libellati, aquellos cristianos del imperio romano que se procuraban, a través de un amigote, un libelo que aseguraba que habían sacrificado a los ídolos, aunque fuese mentira. Salvaban la cabeza pero era dudoso que salvaran la conciencia.

Como los libellati, los diputados que han votado la reformita quieren engañarse a sí mismos y engañar a otros. Los cuatro diputados rebeldes no serán mártires, pero han colaborado a que no cuele la engañifa, si es que alguien había aún tan canelo que tragase. Como bien expone Lourdes Méndez, votar esa leve modificación equivale a convalidar la ley Aído, trasladando sólo de los hijos a los padres el derecho a matar. Sólo por poner esto de manifiesto, los cuatro diputados merecen un lugar en la historia de los gestos de dignidad.

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13 abril 2015

Detritus


Ronald Knox deplora la extensión y normalización del divorcio en el siglo XX, y añade:

En el curso de los últimos años, un segundo ataque se ha llevado a efecto por una propaganda menos descarada, pero no menos formidable, contra los frutos del matrimonio. Prácticas hasta hace poco conocidas solamente en las capas ínfimas, detritus de la sociedad, han encontrado el camino del hogar. No se trata aquí tampoco de un principio cristiano arrojado por la borda: es un punto en que los moralistas judíos son no menos definitivos que los nuestros: Ovidio y Juvenal, sin luz de revelación cristiana que los guiase, condenaron las prácticas en cuestión con la protesta de su sátira pagana. No es la moral cristiana, sino la moral natural, tal y como hasta ahora se la concebía, la que ha sido ultrajada por el cambio en el nivel medio de la sociedad.

El pudor le impide mencionar esas prácticas por su nombre. Desde luego, el texto vale para lo que todos estamos pensando, pero ese atropello era aún inconcebible en los 50, cuando murió Knox. Es fácil pensar que se refiriese a la anticoncepción en incluso al aborto. En cualquier caso, a estas alturas, todo eso no sólo ha encontrado el camino del hogar, sino que está en vías de implantar un régimen de terror contra todo aquel que ose calificar unas cosas y otras como lo hacía el capellán de Oxford.

(El texto pertenece a La fe de los católicos, libro hoy sólo disponible, que yo sepa, en formato electrónico.)

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11 abril 2015

Esto es rock and roll, vol. 1


Aquí el sello Nisu se llamaba Doblón. No era tan nisu para los que frecuentábamos los contenedores de Simago, allá donde se apilaban las cintas de origen humilde. Esto, al parecer, incluía las grabaciones de un programa de la BBC titulado así, It´s rock and roll. Pero debían de ser actuaciones en play-back, porque todos los cortes son de estudio: nada de live.

En fin, las grabaciones en cuestión eran de diversos artistas y grupos de rockabilly británico, de cada uno de los cuales se recogía una canción en cada cara, en distinto orden. Hay cosas de los primitivos Matchbox, de los Flying Saucers, de Freddie Fingers Lee, de Shakin´ Stevens con los Sunsets, de los Darts, de unos para mí desconocidos (entonces y ahora) Pirates y de unos Chas and Dave que no lo hacen nada mal y que buscando por ahí me enteré de que el rockabilly es sólo una de sus aficiones, pues le dan también al folk. Desde mi punto de vista la calidad del conjunto es tan buena que no he podido hacer una selección. Pongo enlace de una canción de cada uno.

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08 abril 2015

Homenaje a Cataluña


George Orwell vino a combatir a España convencido de que el fascismo era el gran enemigo en aquella hora histórica (y convencido de que lo que combatía en España era el fascismo). Nos cuenta sus vicisitudes en un batallón catalán del POUM (él estaba afiliado a un partido de similar orientación allá en Inglaterra), que no fueron lo que se dice gloriosas, puesto que los motivos centrales de su narración son la falta de verdadera acción y la escasez y malas condiciones del armamento. Sin embargo, le gusta la compañía de los españoles, para los que tiene palabras elogiosas a pesar de que afea repetidamente su indolencia. Una bala que le atraviesa la garganta sin más consecuencias que la falta pasajera de voz es lo más parecido a algo heroico que tiene ocasión de vivir.

El auténtico peligro vino después, en la retaguardia. De hecho, lo más famoso de esta obra es también lo más interesante de ella. Me refiero a los dos apéndices, donde hace la crónica de la persecución de los poumistas por parte de un PSUC a las órdenes de Stalin y controlador de las fuerzas del orden. Orwell contempla a los estalinistas como contrarrevolucionarios, partidarios de pactar con el orden establecido y cortar así las alas al pueblo: cómplices del fascismo, en suma, que era, irónicamente, aquello de lo que les acusaban los estalinistas a ellos mismos. Orwell consiguió huir a tiempo de aquel infierno dentro del infierno. No sé si por el tiempo en que escribió sus obras mayores había aprendido que tanto unos como otros desembocaban en el peor totalitarismo, por encima de los famosos fascistas.

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06 abril 2015

Jesica, Iva, Dalía, Érika y Andrea


Una panda de amiguitas habían escrito sus nombres, como para dar fe de su amistad, en una tapia, con una humildísima tiza. Y me pareció que esos nombres eran un diagnóstico de la sociedad española a la fecha, sobre todo si los comparas con los de Conchi, Pili, Carmen, Lolita o Consuelo, que debían de llevar sus abuelas. No es que yo haya sido nunca muy partidario de bautizar a las niñas con nombres de advocaciones marianas (sobre todo si es para llamarlas Buensuceso o Coromoto), pero las abuelas sabían que habían sido puestas bajo buen patronazgo. Salvando a Andrea (aunque no creo que tenga mucha idea de la existencia del hermano de Simón Pedro) estas chicas llevan más bien nombre de vedette y eso dice mucho sobre lo que sus madres quieren para ellas.


En el resto de la tapia, junto a los habituales signos cabalísticos, predominaban unos graffiti escritos por una mano paranoica que proclamaba su voluntad de luchar contra unos enemigos invisibles llamados nazis o fascistas. Y digo invisibles porque esos enemigos no suelen aparecer por las tapias, y cuando lo hacen sus símbolos o proclamas son rápidamente eliminados por sus adversarios. Lo que hace pensar que estos antifascistas son, cuando menos, mucho más cochinos que los fascistas, cosa que por sí sola sería un dato a la hora de tomar partido.

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05 abril 2015

Juan


La iconografía clásica que representa a san Juan con su cabeza sobre el pecho de Jesús en la última cena resulta ciertamente grimosa. Por eso me alegra leer esta reivindicación de Romano Guardini:

Desde luego, no era el entrañable y afectuoso "discípulo amado" que nos ha transmitido la tradición. Sin duda, su mentalidad era más elevada que la de los otros apóstoles, pero también era de carácter tremendamente apasionado y en su interior abrigaba las mayores capacidades de despiadada intolerancia. Esta sensación nos producen tanto el episodio en que Juan invoca sobre Samaría el destino de Sodoma, como la extremada dureza de algunos pasajes de sus cartas. Pues, bien, si con tanta insistencia nos habla del amor, quizá ello se deba, precisamente, al hecho de que él mismo no era de natural afectuoso...

En El Señor, parte 5, capítulo 7

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