13 abril 2015

Detritus


Ronald Knox deplora la extensión y normalización del divorcio en el siglo XX, y añade:

En el curso de los últimos años, un segundo ataque se ha llevado a efecto por una propaganda menos descarada, pero no menos formidable, contra los frutos del matrimonio. Prácticas hasta hace poco conocidas solamente en las capas ínfimas, detritus de la sociedad, han encontrado el camino del hogar. No se trata aquí tampoco de un principio cristiano arrojado por la borda: es un punto en que los moralistas judíos son no menos definitivos que los nuestros: Ovidio y Juvenal, sin luz de revelación cristiana que los guiase, condenaron las prácticas en cuestión con la protesta de su sátira pagana. No es la moral cristiana, sino la moral natural, tal y como hasta ahora se la concebía, la que ha sido ultrajada por el cambio en el nivel medio de la sociedad.

El pudor le impide mencionar esas prácticas por su nombre. Desde luego, el texto vale para lo que todos estamos pensando, pero ese atropello era aún inconcebible en los 50, cuando murió Knox. Es fácil pensar que se refiriese a la anticoncepción en incluso al aborto. En cualquier caso, a estas alturas, todo eso no sólo ha encontrado el camino del hogar, sino que está en vías de implantar un régimen de terror contra todo aquel que ose calificar unas cosas y otras como lo hacía el capellán de Oxford.

(El texto pertenece a La fe de los católicos, libro hoy sólo disponible, que yo sepa, en formato electrónico.)

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