24 marzo 2019

El "homófobo" en antena


José Javier Esparza da a Fernando Paz la oportunidad de explicarse en El gato al agua. Me parece muy bien, pero tal vez el modo sea mejorable. Da la impresión de que Esparza le está sometiendo a un test de ortodoxia.

Por ejemplo: “¿Tú entiendes que la homosexualidad es una tara?”

Tal como está el patio, esa pregunta es una trampa farisea. Se entiende que el pobre Paz se líe un poco.

De hecho, esa pregunta solo se puede responder a lo gallego:

“Para empezar, ¿qué es la sexualidad?

a) El hecho de que dos personas pueden hallar placer metiéndose y sacándose mutuamente cosas del cuerpo? O

b) El hecho biológico que divide a ciertos seres en dos sexos, masculino y femenino, complementarios y con vistas a la reproducción?

Si tu concepto de la sexualidad es a), entonces no hay nada que decir sobre la conducta homosexual. Sería, en efecto, tan normal como la heterosexual y, por tanto, tan lícita.

Pero si es b), como lo ha sido para todos los seres humanos desde que el mundo es mundo, entonces no se trata de que la homosexualidad sea una tara, una anomalía o un pecado: es, para empezar, una contradicción en los términos, posible de hecho por la complejidad de la psique humana. Pero entonces no puede negarse que quien siente atracción sexual hacia el propio sexo posee, cuando menos, una peculiaridad psíquica que, en no pocos casos, le lleva a ejercer esa sexualidad de modo antinatural, empleando cauces que biológicamente no están preparados para esa función. Que esa condición y esa conducta sean compatibles con el equilibrio mental y emocional y que sean encauzables por la vía del matrimonio deberían ser, por lo menos, cuestiones abiertas a discusión.

No se trata, por tanto, de que yo odie a tales personas o que las considere enfermas o viciosas. Ni pido tal derecho. Solo pido el derecho a entender la sexualidad del modo b), como todos los seres humanos desde que el mundo es mundo. Y es eso lo que se me está negando, contra todo derecho y contra toda razón.

No he terminado de ver el vídeo de El gato al agua. Espero que Paz salga airoso de la pregunta. Si no, para la próxima, le brindo esta reflexión.

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09 marzo 2019

El enano


No tiene nombre (solo una vez lo llaman Piccolino, pero puede ser un mote) y es una criatura amoral a quien no le importa matar. En todo caso es fácil compararlo con el intelectual nihilista contemporáneo. No es un bufón (le falta por completo el sentido del humor) pero está al servicio de príncipes, a los que juzga desde la altura de su inteligencia. Su enanismo le inscribe en una casta que sabe que solo puede ser solidaria de sí misma. Con todo, admira a su príncipe, que podría ser figura a su vez del político moderno, no menos amoral que su confidente.

La novela, en efecto, se sitúa en la Italia del Renacimiento, donde Maquiavelo pudo teorizar sobre lo que había visto (el príncipe “da la impresión de comprenderlo y dominarlo todo, o por lo menos de aspirar a ello... Pero es muy hipócrita... En cierto sentido es inaccesible”). El enano nos da un panorama de la vida en aquella corte, siempre desde su prisma escéptico e incapaz de comprender el amor... y de ejercerlo, pues los escarceos eróticos le producen solo asco. En cambio, ama la guerra y se enorgullece de pelear como el que mejor, mientras aborrece la corrupción por dinero. Pero no desdeña el recurso a la traición para sobreponerse al enemigo...

Novela, pues, de personaje a la vez que de ambientación histórica. Pär Lagerkvist convence. Un día de estos me cogeré el Barrabás, a ver qué tal.

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04 marzo 2019

Versos de amor, conceptos esparcidos...


Discuten en perfectas décimas sobre si es mayor el dolor de ver muerta a la amada o el de saberla en poder de otro. Doy la victoria a Celia:

Querer por solo querer
es el más perfecto amor,
y a este no ofende el dolor
de verla en otro poder.
Luego el galán que (por ver
que otro goza lo que amaba)
tanto su paciencia acaba
que muerta quisiera verla,
no la quiso por quererla,
sino por lo que esperaba.

(En Agustín Moreto, Industrias contra finezas. acto I, escena III)



02 marzo 2019

Pistas


José Miguel Ibáñez Langlois, “Le defroqué”, vv. 1-3:

Después de diez años de mediocre continencia
y de mediocre piedad
el Reverendo se enamoró de su secretaria...

Pongan monaguillo donde dice secretaria y no harán falta más pistas. Y nos ahorraremos cumbres, declaraciones, vademecums y retórica.

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