23 diciembre 2023

La filosofía se ha vuelto loca (I)

Este profesor Braunstein, para mí desconocido, hace una buena crítica de las principales demencias que se han apoderado de occidente, a menudo etiquetadas como woke, queer o memeces así. En concreto, pasa revista al transexualismo, el animalismo y la eutanasia. Hace una exposición sintética y amena de las principales obras que han dado origen a cada cosa (¡qué paciencia, Dios bendito!) y su crítica, visible, no necesita explayarse demasiado, porque esta casta se pone en ridículo a sí misma.

Los calificativos que emplea Braunstein para referirse a las teorías del profesor Singer, para el cual sería más ético matar a un ser humano discapacitado que a un cerdo o a un perro en perfecto estado de salud, son inequívocos: aterrador, inhumanidad, brutalidad, repugnante… Por eso no me explico que el mismo Braunstein parezca mostrarse de acuerdo con la legalización del aborto. Sí, por más que al autor le parezca un desatino, Singer es coherente cuando concibe el infanticidio como una secuencia lógica del aborto voluntario. ¿Qué nuevo estatus adquiere el ser humano tras el parto que no tuviera antes del parto? Si se es tan respetuoso con la vida humana y tan lúcido con respecto a la condición animal de los animales como lo es el profesor Braunstein, hay que estar por coherencia en contra del aborto provocado.

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20 diciembre 2023

Boisdeffre

Desde Nietzsche, busca Europa un quinto evangelio. Ya exalte los alimentos terrestres o comunique su propia náusea, la literatura actual [mediados del XX] solo tiene una certeza: sabe que Dios ha muerto, y se esfuerza en reemplazarlo por el hombre. ¿Cómo no ver en esta inmensa empresa el signo de una decepción y de una espera trágicas?

“Albert Camus o la experiencia trágica”, Metamorfosis de la literatura vol. III

 

La literatura contemporánea, hemos hecho notar, es, por esencia, destructora –del orden social, de las instituciones, de las ideas sobre las que vivimos--, para desembocar en el mismo proceso humano. Dios ha muerto, la ciudad de los fines se desploma, la ciencia resulta impotente para dar la felicidad a la humanidad, la tortura resucita… El mundo deja de ser esa vasta finalidad aseguradora cuyo centro y medida era el hombre. Convencido de que ha sido creado para nada, que está de más, el escritor solo puede rebelarse ya contra su condición. La literatura se convierte en una enorme empresa de demolición. Pero no basta con destruir, sería necesario reconstruir. Aquí se evidencia la carencia de toda una literatura, precisamente de una literatura cuyas pretensiones metafísicas parecían perfectamente definidas.

“La literatura, recreación de un mundo”, id.

 

Porque hemos perdido la medida del hombre tenemos la tendencia a creer que solo es grande en la desmesura. Pero el hombre es grande cuando lleva a su más alto nivel posible su capacidad de destino, no cuando encarna su ocaso o su locura. Otros creyeron que el hombre no podía realizarse más que en un destino fuera de serie; los comunistas exaltaron la historia de Prometeo. Saint-Éxupery se limitaba a resumir el humanismo en esta frase (de Guillaumet, creo): “Lo que he realizado, ningún animal podría haberlo hecho”. Malraux, más orgulloso, profería: “He negado cuanto pedía en mí la bestia interior, y he llegado a ser hombre sin el concurso de los dioses”.

                                                                                                                                                                   Id.



15 diciembre 2023

Metamorfosis de la literatura, III

Pierre de Boisdeffre dedica este tercer volumen de su obra a Cocteau, Anouilh, Sartre y Camus, para terminar con un ensayo sobre la literatura de hoy (es decir, mediados del siglo XX). De Cocteau nos muestra con tintes positivos el cine y algo la poesía, mientras que minusvalora sus novelas y su teatro (en general). De Anouilh me quedo con una anécdota de su vida, que es que el primer mobiliario con que contó tras su boda fue prestado de un escenario para una de sus obras y cómo, desde esa situación de inopia inicial, fue escalando en éxito y popularidad gracias a su entrega al arte de Talía. De los capítulos dedicados a Sartre concluyo que se trata de un filósofo que hace novelas, o teatro, con el lastre que eso supone para la narrativa o el arte escénico. No he leído nada de este tipo, pero, por los análisis de Boisdeffre, parece que la más interesante de sus obras de teatro podría ser El diablo y el buen Dios, de la que se puede sacar incluso una lección cristiana: que la santidad no es una apuesta personal que se gana o se pierde a base de esforzarse por ser bueno, sin reconocerse pecador ni implorar la gracia divina.

Se extiende bastante Boisdeffre con el Sartre político, que siempre estuvo a la izquierda pero que empezó con una postura crítica hacia la Unión soviética para pasar luego a considerar que todo ataque al comunismo suponía dar un cable al capitalismo, con lo cual, si estabas del lado bueno de la historia, es decir, a la izquierda, no podías emitir ninguna crítica al comunismo aunque estuviese fundada. Este modo de pensar llegó a calar en la clase intelectual de la segunda mitad de siglo, y era lo que denunciaba George Orwell en el prólogo a Rebelión en la granja, que tuvo problemas para ser aceptada por los editores británicos. Como consecuencia lógica, Sartre acabó aceptando el marxismo y al Partido comunista francés como mesías de la clase obrera.

A Camus lo mira con bastante simpatía, como corresponde a un tipo intelectualmente honrado y amigo de tomar partido por el ser humano allá donde piensa que mejor se sostiene esta lucha, y eso a pesar de su desorientación existencial, que le lleva a diseñar a un Meursault, el extranjero, el hombre que habla de sí mismo como si fuera cualquier otro y que mira sus circunstancias como quien ve llover. Boisdeffre disecciona su moral con bastante sutileza, hasta el punto de que me resulta difícil seguirle. Dice preferir sus últimas producciones, sobre todo El mito de Sísifo y los cuentos de El exilio y el reino.

De los microensayos incluidos en los apéndices, el más claro en sus argumentos me parece “La literatura, recreación de un mundo”, del que tomo algunas notas que otro día estamparé aquí.

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10 diciembre 2023

Recupero el programa

que Helena Farré Vallejo dedicó hace dos años a Natalia Sanmartín Fenollera. Es un programa (o podcast, si se quiere) dedicado a las lecturas, no a la obra, de los entrevistados. Por eso, hasta ahora, no me ha entusiasmado. Demasiados tópicos de esos que hacen de la lectura, sin más, una experiencia trascendente o poco menos. La Sanmartín no cae en esos tópicos, pero también hubiera preferido que se hablara de su obra. Hace un involuntario épater le bourgeois cuando dice que lee mucho en el móvil, lo que provoca una exclamación de escándalo en la entrevistadora, pero su argumentario es impecable: llevas las lecturas a todas partes, no tienes problemas de manejo con los libros gordos y, si no te interesa mucho el título, no tienes por qué tenerlo ocupando un lugar en tus estantes. Eso sí, los realmente buenos, por duplicado.

Ya que doña Natalia recomendaba Mujercitas, me lo puse a la cola. Es curiosa la manera que tienen en Wikipedia (no solo allí, claro) de estropearte a la gente. Loise May Alcott fue sufragista y abolicionista. No me parece mal, pero se diría que para algunos una mujer es totalmente despreciable si no anda zascandileando en política. Imagino que tendría muchas otras virtudes la autora de una obra tan encantadora si nos atenemos a las películas que se han hecho sobre ella.

Al tanto, “podcast” de The Objective (¿cuándo nos enteraremos de que tenemos una lengua capaz de expresar los más sutiles conceptos?) nos informa de que el gobierno solo ha “ejecutado” el 20% de los famosos “fondos europeos” en lo previsto para este año. Se salvan los ministerios de Hacienda (que para algo son los especialistas en pelas) y de Igualdad, que se ha gastado el 80%. Eh, para que luego digáis de Irene Montero, bromea la periodista. Bueno, mira, tratándose de ese ministerio, lo malo es precisamente que se gaste los cuartos. Yo hubiera preferido que fuesen tan gandules como el resto. Pero ya se ve cuáles son las prioridades del gobierno.




04 diciembre 2023

El otoño de la Edad Media

Siento no conocer tanto sobre esta época del otoño medieval (siglos XIV y XV) para saber si el famoso ensayo de Huizinga ha quedado anticuado o si sigue conservando su valor. Imagino que lo conserva en lo fundamental y que se le podrían hacer objeciones y matices de todo tipo. Es una obra estimable por lo que abarca. Son veintidós capítulos que nos hablan de psicología, sociedad, valores, religión, arte… Solo cabe lamentar que se limite a Francia y los Países Bajos, cuya historia y literatura me es bastante desconocida en esos tiempos. Nombres como Deschamps o Chastellain en literatura, Juan Sin Miedo o Carlos el Temerario en historia, me dicen más bien poco. Sí que me es dado reconocer, en algunas de las costumbres comentadas aquí, ciertos versos de Jorge Manrique: los paramentos y cimeras, los bordados, todo eso que no fue más que “rocíos de los prados”, casa bien con lo que nos cuenta Huizinga sobre la afición al lujo, a veces hasta lo estrafalario, que animaba a la gente pudiente de la época. Por otro lado, la desvalorización de la vida terrena junto a la visión terrorífica de la muerte evoca con facilidad el contraste entre las Coplas manriqueñas y el Libro de buen amor, por ejemplo. En cuanto a las danzas de la muerte, en castellano tenemos una de las mejores, a decir de los críticos. En fin, la estilización del amor y el ideal caballeresco los tenemos representados en la novela sentimental y caballeresca de la época.

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