30 junio 2018

Herbert Marcuse hablaba de la "tolerancia represiva".


Quizá sea la más hipócrita de las represiones, porque se niega a sí misma a reconocerse como tal. Se trata de aquella represión ejercida por el adulto relativista que considera que toda opinión y toda impostura es legítima y que todos los puntos de vista tienen el mismo derecho a ser tenidos en cuenta, a saber: el del verdugo y el de la víctima, el del contaminador y el del contaminado, el de la propaganda y el de la educación, el de quien argumenta y el de quien opina... Este adulto, queriendo mostrarse abierto, conciliador y respetuoso, en el fondo lo que hace es educar contra el amor a al verdad y contra el respeto a los hechos.

Gregorio Luri, “La adolescencia: la cultura anfibia”, en El deber moral de serinteligente



22 junio 2018

¿Quién ha gestado el decreto antifranquista?


El nuevo gobierno de España quiere penalizar la apología del franquismo, y, con toda razón, claman al cielo los que sin ser franquistas estiman la libertad. Pero lo cierto es que tal penalización encuentra el campo abonado. A Franco y a su régimen no se les ha dado tregua desde que murió el titular, tanto por proclamación de sus vicios como por ocultación de sus virtudes. A derecha y a izquierda, desde hace muchos años, no se nombra a Franco sino para condenarlo, que es lo que el gobierno pretende ahora que se haga por ley. Si el franquismo tuvo virtudes, si el socialismo tiene un pasado tan execrable como el que pretenden atribuir al otro, ¿por qué eso se ha ocultado celosamente durante tanto tiempo? Lo que ahora se quiere imponer por decreto, hace mucho que existía por la vía de los hechos.

Un ejemplo de ayer: en la Tertulia de sabios que mantiene semanalmente Luis Herrero en Es Radio se habla de que la situación intelectual de las clases bajas en España era parecida en el siglo XVII y en torno a 1930. Un crítico bastante independiente como Fernando Rodríguez Lafuente añade que, de hecho, el analfabetismo en España no se erradicó prácticamente hasta la UCD. Como es difícil que en cinco años se planifiquen y se pongan en marcha todas las medidas necesarias para dicha erradicación, habrá que concluir que esa batalla se había dado y se había ganado mucho antes. Pero nadie dijo nada en ese sentido, ni Luis Herrero ni Luis Alberto de Cuenca, que eran los otros contertulios. Como ejemplo aislado no vale mucho, pero es sólo la muestra más reciente de un fenómeno que, insisto, hemos visto de modo cotidiano en esos sectores ideológicos que en el 36 se alinearon decididamente con la causa que capitaneó Franco. Les han entregado en bandeja la ley liberticida a quienes no tienen otro medio para hacerse pasar por los buenos, los listos y los guapos.



20 junio 2018

Verano en English Creek


Aunque hay trama, esta novela es más que nada un reportaje sobre la vida rural en Montana, en concreto en los años 30. Bueno, rural es casi toda la vida en Montana, ya que se trata de un estado que es casi todo bosque. Guardabosques es el padre de la familia protagonista; su hijo menor, que es el narrador, como suele decirse, despierta a la vida, y el otro ha decidido su camino en ella, un camino que no pasa por la universidad, lo cual es el origen del leve conflicto que se plantea. Leve para nosotros los lectores, claro.

Vemos cómo es la vida diaria, en verano por supuesto, de un guardabosques, y nos hacemos cargo también de cómo son otras actividades propias de aquel lugar, pues Jick (el chico menor) pasa unos días como vivandero, ayudando a un tal Stanley que tiene su papel emocional en la historia; le vemos también cavando una letrina y hay por ahí pastores de ovejas, animadores de rodeo y otras especies.

Es una existencia sencilla, con la dureza que se le supone, aunque los personajes se quejan lo justo. Y respecto a eso, durante la lectura me he preguntado qué novelista español podría compararse a este Ivan Doig, alguien que nos mostrase los trabajos y los días en el entorno rural de cualquier provincia sin que los personajes actúen como si les debieran algo. Y no lo encuentro, a no ser que me remonte a Pereda y su Montaña. A Ivan Doig se le lee al menos con la misma gratitud, o más, ya que el estilo es más cercano a nuestra sensibilidad, como suele decirse, y a pesar de la mayor lejanía de sus escenarios.

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10 junio 2018

Tomé de Burguillos responde a una ministra que dijo querer acabar con el amor "romántico"


Quien no sabe de amor, viva entre fieras;
quien no ha querido bien, fieras espante;
o si es Narciso, de sí mismo amante,
retrátese en las aguas lisonjeras.

Quien en las flores de su edad primeras
se niega a amor, no es hombre, que es diamante,
pues no lo puede ser el que, ignorante,
ni vio sus burlas, ni temió sus veras.

(Soneto 135 de las Rimas humanas y divinas del Licenciado Tomé de Burguillos, de Lope de Vega. Paso de los tercetos, que no hacen al caso.)



08 junio 2018

El topo


Ya no me acordaba de nada de la serie de televisión (Calderero, sastre...), y creo que entonces tampoco me enteré de mucho. Tiene su mérito adaptar una novela como esta a la pantalla. Lo cierto es que vas recibiendo noticia de diversas tramas: la operación Brujería, que tiene como protagonista a Merlín, un infiltrado de los ingleses en Rusia; la operación Testimonio, que fracasó cuando su ejecutor, Jim Prideaux, fue tiroteado por el enemigo; la deposición de Control como cabeza del Circus (servicios de inteligencia) y la ascensión de Alleline; el encargo recibido por Smiley, fuera ya de servicio, de investigar las revelaciones de un Ricky Tarr que afirma que hay un topo en el Circus... Y tienes que ser un auténtico lince para ir ligando todos esos hilos hasta poder contemplar el entramado y recibir el desenlace como una consecuencia lógica. Yo, desde luego, tengo la sensación de que se me han escapado algunos nudos, pero no sé ni cuáles.

No es apasionante, desde luego. Lo es más El espía que surgió del frío, por su estructura más lineal, quizá, o La chica del tambor por el componente aventurero. Hay capítulos y capítulos que son como un reportaje sobre el funcionamiento interno de los servicios secretos, tan conocido por Le Carré. No está mal traído ese elemento de distracción que son las escenas de Prideaux en su nuevo trabajo de profesor. Pero lo que le da interés es la nueva vuelta a la figura del espía doble, o triple, que parece trabajar para nosotros pero trabaja para ellos gracias a uno de nosotros que se ha pasado a ellos...

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