22 junio 2018

¿Quién ha gestado el decreto antifranquista?


El nuevo gobierno de España quiere penalizar la apología del franquismo, y, con toda razón, claman al cielo los que sin ser franquistas estiman la libertad. Pero lo cierto es que tal penalización encuentra el campo abonado. A Franco y a su régimen no se les ha dado tregua desde que murió el titular, tanto por proclamación de sus vicios como por ocultación de sus virtudes. A derecha y a izquierda, desde hace muchos años, no se nombra a Franco sino para condenarlo, que es lo que el gobierno pretende ahora que se haga por ley. Si el franquismo tuvo virtudes, si el socialismo tiene un pasado tan execrable como el que pretenden atribuir al otro, ¿por qué eso se ha ocultado celosamente durante tanto tiempo? Lo que ahora se quiere imponer por decreto, hace mucho que existía por la vía de los hechos.

Un ejemplo de ayer: en la Tertulia de sabios que mantiene semanalmente Luis Herrero en Es Radio se habla de que la situación intelectual de las clases bajas en España era parecida en el siglo XVII y en torno a 1930. Un crítico bastante independiente como Fernando Rodríguez Lafuente añade que, de hecho, el analfabetismo en España no se erradicó prácticamente hasta la UCD. Como es difícil que en cinco años se planifiquen y se pongan en marcha todas las medidas necesarias para dicha erradicación, habrá que concluir que esa batalla se había dado y se había ganado mucho antes. Pero nadie dijo nada en ese sentido, ni Luis Herrero ni Luis Alberto de Cuenca, que eran los otros contertulios. Como ejemplo aislado no vale mucho, pero es sólo la muestra más reciente de un fenómeno que, insisto, hemos visto de modo cotidiano en esos sectores ideológicos que en el 36 se alinearon decididamente con la causa que capitaneó Franco. Les han entregado en bandeja la ley liberticida a quienes no tienen otro medio para hacerse pasar por los buenos, los listos y los guapos.