Ya no me acordaba de nada de la serie de televisión
(Calderero, sastre...), y creo que entonces tampoco me enteré de mucho. Tiene
su mérito adaptar una novela como esta a la pantalla. Lo cierto es que vas
recibiendo noticia de diversas tramas: la operación Brujería, que tiene como
protagonista a Merlín, un infiltrado de los ingleses en Rusia; la operación
Testimonio, que fracasó cuando su ejecutor, Jim Prideaux, fue tiroteado por el
enemigo; la deposición de Control como cabeza del Circus (servicios de inteligencia)
y la ascensión de Alleline; el encargo recibido por Smiley, fuera ya de
servicio, de investigar las revelaciones de un Ricky Tarr que afirma que hay un
topo en el Circus... Y tienes que ser un auténtico lince para ir ligando todos
esos hilos hasta poder contemplar el entramado y recibir el desenlace como una
consecuencia lógica. Yo, desde luego, tengo la sensación de que se me han
escapado algunos nudos, pero no sé ni cuáles.
No es apasionante, desde luego. Lo es más El espía que
surgió del frío, por su estructura más lineal, quizá, o La chica del
tambor por el componente aventurero. Hay capítulos y capítulos que son como
un reportaje sobre el funcionamiento interno de los servicios secretos, tan
conocido por Le Carré. No está mal traído ese elemento de distracción
que son las escenas de Prideaux en su nuevo trabajo de profesor. Pero lo que le
da interés es la nueva vuelta a la figura del espía doble, o triple, que parece
trabajar para nosotros pero trabaja para ellos gracias a uno de nosotros
que se ha pasado a ellos...
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