29 enero 2019

Me entero de que la universidad que tapa los cuadros de Colón


es nada menos que católica. Y que quien manda taparlos es su presidente, un cura. Un cura heredero de los que mandaron al Braghettone poner calzoncillos a las figuras de la Sixtina, supongo. Un cura que no puede liberarse de unos genes censores hoy muy mal vistos según y para qué.


"Son degradantes para el nativo americano", dice. Arrodillarse ante un crucifijo es degradante para este clérigo. Que me cuelguen si lo entiendo.

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16 enero 2019

Lenin en la calle


“Contra los cuerpos, la violencia; contra la almas, la mentira”. No sé si era este el tenor literal de la proclama leninista, pero sus discípulos de hoy lo practican con aplicación.

La mujer, los derechos de la mujer… La mujer les interesa lo justo, como muestra el hecho de que no levantan la voz contra los regímenes que realmente las someten, como los islámicos. Antes bien, los apoyan en la medida en que pueden contribuir a la desestabilización de las sociedades abiertas.

Les importan las mujeres como pretexto para hacer leyes que introducen la sospecha y el conflicto en la relación matrimonial y en la unidad familiar. Ese tipo de vínculos estorban a los totalitarios. Reforzarlos es el auténtico modo de promocionar a la mujer y afianzar sus derechos. No confío en que el nuevo gobierno andaluz lo entienda así. Pero, al menos, alguien ha abierto la primera brecha.



13 enero 2019

A propósito de Cinco sombras,


Vicente Aleixandre salió de nuevo de su exilio interior, je, para publicar en Ínsula un artículo, deliciosamente sexista, dedicado a Eulalia Galvarriato y a su novela. Lo podemos ver en este sitio, y con seguridad será lo mejor que se haya escrito sobre la novela en cuestión. La ternura y el tiempo como claves. Fue también muy bien recibida (como vemos en el mismo sitio) por la crítica más solvente. Ellos vieron lo que había que ver por encima de lo ñoño, que se me imponía a mí, habitante de estos tiempos bárbaros.



06 enero 2019

Cinco sombras


El viejo enseña el piso a los interesados; un piso vetusto, de apariencia casi gótica, en el sentido popular del término. Y los interesados en el piso acaban interesándose también en la larga historia que les cuenta el viejo, acerca de los antiguos habitantes del lugar. Cinco hermanas y un costurero de cinco lados. Cinco jóvenes virtuosas viviendo una vida más bien fantasmal, cuyas inquietudes, vagas esperanzas, aprensiones, son confesadas solo a medias al narrador, el amigo de su padre, que alegra sus vidas hasta el punto en que pueden, o quieren, ser alegradas. Las cinco se sostienen mutuamente, pero no carece cada cual de su propia personalidad, que se va revelando a medida que avanza el relato. Rompen la monotonía primero el matrimonio y luego la muerte, con tormentas que no afloran a la superficie y se diría son la causa de las dolencias que las van llevando, una a una, a la tumba.

Eulalia Galvarriato fue finalista del Nadal en 1947 con esta novela. La verdad es que se salva de la ñoñez por la calidad de la escritura y, concomitantemente, por lo que de la interioridad de estas jóvenes queda solo sugerido, como en una media luz. A veces piensas en una Casa de Bernarda Alba donde la madre es sustituida por un padre que no grita y donde las niñas tampoco levantan la voz, contenidas en un savoir faire y en un saber sentir, por así decirlo, en que el amor fraternal hace imposible toda tragedia, de modo que nos quedamos en un drama silencioso, cuajado de preguntas.


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