es nada menos que católica. Y que quien manda taparlos es su presidente,
un cura. Un cura heredero de los que mandaron al Braghettone poner calzoncillos
a las figuras de la Sixtina, supongo. Un cura que no puede liberarse de unos
genes censores hoy muy mal vistos según y para qué.
"Son degradantes para el nativo americano", dice. Arrodillarse ante un crucifijo es degradante para este clérigo. Que me cuelguen si lo entiendo.
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