“Contra los cuerpos, la violencia; contra la almas, la
mentira”. No sé si era este el tenor literal de la proclama leninista, pero sus
discípulos de hoy lo practican con aplicación.
La mujer, los derechos de la mujer… La mujer les interesa lo
justo, como muestra el hecho de que no levantan la voz contra los regímenes que
realmente las someten, como los islámicos. Antes bien, los apoyan en la medida
en que pueden contribuir a la desestabilización de las sociedades abiertas.
Les importan las mujeres como pretexto para hacer leyes que
introducen la sospecha y el conflicto en la relación matrimonial y en la unidad
familiar. Ese tipo de vínculos estorban a los totalitarios. Reforzarlos es el
auténtico modo de promocionar a la mujer y afianzar sus derechos. No confío en
que el nuevo gobierno andaluz lo entienda así. Pero, al menos, alguien ha
abierto la primera brecha.