30 julio 2008

Septiembre está al caer.


Lo digo por experiencia. Son varias décadas viendo caer septiembres que parecían tan lejanos. Así que pierdan cuidado mis hipotéticos visitantes. Nos vemos en nada.

29 julio 2008

El final de los tiempos. El dolor


Presentando un libro de José María Aznar, Stanley G. Payne hablaba de nuestro tiempo como el de una "gran mutación" en el terreno de los valores y de la ética. Coincidía, supongo que sin saberlo, con José Javier Esparza en esta novela utópica, desarrollada justamente en una época que tiene como punto de partida un fenomeno conocido como la Gran Mutación. Es, por supuesto, una visión crítica de nuestro mundo, o de lo que nuestro mundo puede llegar a ser con las pautas establecidas de medio siglo a esta parte y que en España llevan camino de institucionalizarse de manera acelerada. Inversión de valores que halla su codificación en lo que se ha dado en llamar corrección política y que en esta novela (cabeza de la trilogía "El final de los tiempos") se nos muestra, con evidente ironía, depositada en manos de una Iglesia de la Solidaridad que tiene su jerarquía y sus tribunales. La novela, es claro, se alimenta de Huxley, de Orwell y de Jünger, pero también de Swift en lo que tiene de sátira. Supone también una reivindicación de lo espiritual frente al imperio de la tecnología, reivindicación que en los últimos capítulos toma la forma de "apología de la barbarie", encarnada esta en el pueblo desterrado que acoge a los dos protagonistas, pueblo de guerreros y místicos.

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28 julio 2008

Para entender los libros de texto.

De Literatura, en concreto.

Un panfleto es lo mismo que un duro alegato, pero escrito por un autor de derechas.

Fusilar y asesinar son la misma acción. La diferencia es que el segundo verbo se predica de Federico García Lorca y el primero de Maeztu y Muñoz Seca.

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25 julio 2008

-¿Acaso no sois un pueblo especializado en el estudio?

-Sí, lo somos. Pero sabemos que los libros por sí solos no bastan. Por eso también bailamos y cantamos, y buscamos aquello que está por encima del entendimiento. El sabio es rico de entendimiento, y los ricos cargan con la riqueza a sus espaldas en su regreso a las puertas del paraíso. Es una carga muy pesada. Muchos no llegan [...] Si el sabio es capaz de depositar la carga de riqueza y jugar como un niño, entonces todo estará bien en él.

(Respuesta de David Schäfer, judío, a Pawel Tarnowski en El librero de Varsovia, de Michael D. O´Brien)

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24 julio 2008

Ortodoxia


Si no fuera porque lo dicen todas las biografías, costaría creer que Chesterton escribió este libro antes de convertirse. Resulta tan difícil que uno realice semejante apología del cristianismo sin profesarlo... Y, sobre todo, resulta admirable la claridad con que Chesterton detecta los agujeros en las argumentaciones de los ateos. Si admitimos que no tenía fe cuando lo escribió, hay que concluir que nos hallamos ante una inteligencia descomunal. Bueno, las hay.

En todo caso, "è ben trovato". Chesterton plantea su apología como una mente que, a base de puro sentido común, va descubriendo que todos los argumentos esgrimidos contra el cristianismo se vuelven en realidad contra quien los sustenta. Y, desde luego, no deja colarse a la fe por parte alguna, y la prueba es que jamás habla de Jesucristo, salvo al final, sino del cristianismo como doctrina o como cosmovisión. Es la demostración, paso a paso, de que nos hallamos ante la doctrina más racional, más humana y más gratificante con la que uno pueda tropezar.
Nota redactada en junio del 2008
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23 julio 2008

No rezamos bastante por los curas.

Y luego nos quejaremos si se parecen a esos escolares que sólo se quedan con el chiste o la anécdota. Uno de mi pueblo tiene la costumbre de soltar un párrafo cuasihomilético "antes de comenzar los sagrados misterios". En el último se refirió a las enseñanzas del Papa en Sidney. Al parecer, Benedicto XVI

-... nos invitó a cuidar el medio ambiente y a acoger bien a los inmigrantes (más o menos).

Si ustedes han seguido los discursos de Benedicto XVI, se habrán admirado, como yo, de su habilidad para partir, como motivación, de temas que suscitan inquietud o polémica en nuestro mundo, para desde ahí tocar la llaga espiritual del asunto. La preocupación por el entorno natural será estéril sin la referencia a Dios creador; la solicitud por la paz y la solidaridad entre los pueblos empieza por el respeto de la vida humana.

Pero hay más, algo difícil de ver desde lo alto de los cielos (...) En el centro de la maravilla de la creación estamos nosotros, vosotros y yo, la familia humana «coronada de gloria y majestad».
... todo esto no se puede comprender prescindiendo de una profunda reflexión sobre la dignidad innata de toda vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, una dignidad otorgada por Dios mismo y, por tanto, inviolable.

(Por cierto, no menos admirable fue cómo, tras una catequesis eruditísima sobre el Espíritu Santo, acabó concretando:

... Inspirados por las intuiciones de san Agustín, haced que el amor unificador sea vuestra medida, el amor duradero vuestro desafío y el amor que se entrega vuestra misión.)

"Nos invitó a cuidar el medio ambiente"... Hala, hala, a rezar por los curas, más que a paso.

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22 julio 2008

¿Corrección política?

... Son espíritus incompletos, muchos de ellos devorados por el resentimiento, que buscan ocultar sus propias carencias imponiendo dogmas morales a los demás.

Ayesha, en El dolor, de José Javier Esparza

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21 julio 2008

Ética del quehacer educativo


"Con la libertad del amor; la única libertad que me exalta, la única libertad por que muero". Es una pena que Luis Cernuda no llegara a entender el auténtico sentido de sus propios versos. Porque son, letra a letra, el núcleo de la ética que nos presenta Carlos Cardona en este libro. El hombre es libertad, pero libertad para (y no libertad de, como comúnmente se entiende), y justamente libertad para amar. Estamos destinados al amor, que para eso es el que mueve el sol y las estrellas y tal, y el acto de educar ha de tender a desarrollar en el alumno ese amor libre, en el mejor de los sentidos. Educar para la libertad sería la única manera de educar, al menos si queremos formar personas. No se detiene Cardona a detallar cómo se logra esto, pues no ha sido su propósito (así lo declara) escribir un manual con normas de carácter práctico. Se trata de unos presupuestos previos a la tarea y que por tanto sirven también a quien no se dedique a tareas docentes. El volumen es, en efecto, más un libro de ética general que un código deontológico.

No le falta a Cardona la perspectiva histórica, y uno de los aspectos más interesantes del libro es la crítica de la Modernidad en cuanto esta ha sustituido al hombre singular por la humanidad, el número, la masa, con lo cual ha perdido el norte para perjuicio del propio hombre. Las diversas tendencias de lo que llamamos posmodernidad no han sido capaces de enderezar el rumbo, que pasa, sin remedio, por la vuelta a una visión cristiana de las cosas.

Nota redactada en abril del 2001
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19 julio 2008

Oscuro placer


Al parecer, en la Semana Negra de Gijón (evento anual dedicado a la novela policíaca y sangrienta) han montado una mesa redonda o coloquio con el título “El oscuro placer de narrar el fascismo”. Deben de referirse, sobre todo, al nacionalsocialismo, porque el régimen de Mussolini no suele proporcionar mucho material narrativo. El de Hitler, en cambio, nunca ha visto declinar su estrella en ese aspecto.

Oscuro placer... Sí, supongo que quien nunca ha sufrido el nacionalsocialismo puede permitirse eso al escribir. Debe de ser algo parecido lo que sentían algunos al hacer aquellas películas tipo La última orgía de la Gestapo y así. Tal vez, lo que mueve a otros a adornarse con paramilitar cuero negro en los tugurios gay.

En cambio, me extrañaría que Primo Levi, Solzhenitsin, Nadiezhda Mandelstam o Armando Valladares sintieran placer, ni oscuro ni del otro, al narrar el socialismo, porque ellos sí lo sufrieron. De hecho, no creo que les gustara el título de la cachupinada gijonesa. Puede que les resultara incluso ofensivo.

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17 julio 2008

Un hombre con un solo ojo

-Pawel, la mente humana es lo más asombroso de cuanto se haya creado. Este autor acaba de “demostrar” que el universo no existe. Insiste, de la forma más razonable, en que todos nosotros, tú, yo y todo cuanto existe, somos proyecciones de su mente. Su mente, ¿entiendes?, no la tuya o la mía.

-¿Quién ha escrito eso?

David se lo dijo.

-Sí. Ese es uno de tantos pensamientos de los que se alimentaron los precursores de Hitler. El autor al que lees contribuyó a crear el clima social que engendró a los nazis.

-Entonces las ideas son algo más que meras abstracciones.

-Tal y como los acontecimientos de nuestro siglo han demostrado.

David hizo una mueca y arrojó el libro al suelo.

-¡Esto es
sitra ahra!

-Sí, creo que tienes razón. No resulta nada bueno que los hombres brillantes se sirvan del pensamiento para destruir el pensamiento.

-Tal vez sería mejor no pensar. En la vida, quizá sólo debiéramos rezar.

-¿No pensar? ¿Tengo que oírtelo decir
a ti?

-Disculpa, pero hay veces en que hasta dudo de la mente.

[...]

-¿No sería más acertado decir que nuestro filósofo loco es como un hombre con un solo ojo?

-¿Y qué sería el ojo que le falta?


-La belleza –dijo Pawel-. El universo es bello. No tendría por qué. ¿Por qué es bello el universo? No puedo creer que ese filósofo contemplara alguna vez la obra de la Creación. Como mucho, creía contemplarla.

-Y nunca la amó.


-Es posible que amara partes de ella, pero no el todo.

Michael D. O´Brien, El librero de Varsovia.
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16 julio 2008

Diario de un cura rural


Bernanos se mueve a grandes profundidades, y una segunda lectura no acaba de despejar los arcanos de tantos diálogos como aparecen en la novela. Lo que más gratifica al lector medio, en esta obra, son los grandes discursos del cura de Torcy, sobre la alegría cristiana y sobre la Virgen. Sin embargo, hay más riquezas que admirar en ella: por ejemplo, el contraste entre los dos curas; el de Torcy, dotado del don de la fortaleza, al menos al nivel humano, y el narrador, humanamente débil. Y sin embargo, ambos son excelentes sacerdotes, grandes directores de almas: vemos al Espíritu actuar a través del soporte, a veces flojo, de sus hombres. No es que nuestro cura sea tibio; de hecho, apreciamos una fe y una esperanza bien ancladas a pesar de esas venidas abajo, esas hojas arrancadas en el diario que quizá velan gritos de angustia, quejas desgarradoras, que no son sino pequeños getsemaníes. Es un hombre inseguro, sin el asidero del carácter recio de su colega, y creo que es un gran acierto por parte de Bernanos el presentárnoslo enfermo, para terminar de perfilar su humana insignificancia, de modo que no vayamos a pensar en él como un titán cuando lo vemos enfrentado a esas criaturas orgullosas que acaban echadas a sus pies (a los pies de Cristo) después de una batalla sin cuartel, en esos diálogos a los que antes aludía, de profundidad abismal (y celestial).


Nota redactada en agosto del 2007

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15 julio 2008

Miscelánea bloguera

Muchos, al leer El hereje de Delibes, pudieron salir con la convicción de que los heterodoxos de la época eran los adalides de la libertad religiosa. Arp nos trae hoy una muestra de que no había tal, si es que ya Calvino con lo de Miguel Servet no nos bastaba. Ya sabemos el caso que hay que hacer al cine, pero recuerdo películas como Cromwell o María Estuardo, donde la cara de los líderes reformados no aparece, precisamente, como el envés de la de Torquemada, antes como una versión corregida y aumentada. De hecho, el concepto de libertad religiosa tal como hoy se entiende pertenecía a un idioma totalmente ignoto para la gente de la época.

Altea se hace cruces cuando se acuerda de un tipo que a estas alturas defendía a Napoleón y llamaba cretinos a los españoles que se le enfrentaron. Bueno, a lo mejor era el marido de Sonsoles Espinosa, que pasaba por allí. O una colega mía que también opinaba que nos equivocamos de bando. Son los que piensan que deberíamos haber hecho peña con Lutero y Calvino. Y luego con Stalin, claro.

Claro que la cosa puede empeorar, y ahí están los que sienten nostalgia de los árboles, como el tío al que cita don Enrique Monasterio. Uno que opina que la capilla Sixtina, el Requiem de Mozart, el Quijote o la misma internet, son animaladas. Alguien para quien una cosa peluda que come, chilla, se rasca, defeca y ocasionalmente te trae una pelotita es igual que un ser que llora, contempla, entrega, renuncia, comprende, ríe y trabaja. La nostalgia de las tiranías se puede calificar. Para estas otras, todavía no se ha inventado el nombre.

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14 julio 2008

Nazismo: Modernidad radical


A mí no me miren: lo dice Stanley G. Payne, en su obra sobre El fascismo. Tras caracterizar al fascismo como un concepto moderno sin ningún paralelo pre-moderno, continúa:



Todas las ideas políticas de Hitler tenían su origen en la Ilustración: el concepto de la nación como fuerza histórica superior, las ideas sobre la soberanía política derivadas de la voluntad general del pueblo y sobre las diferencias raciales inherentes en la cultura humana. Se trataba de derivaciones claras de la antropología de la Ilustración, que rechazaba la teología premoderna y las raíces y los intereses trascendentes comunes de la humanidad. El culto de la voluntad es la base de la cultura moderna, y Hitler se limitó a llevarlo a su extremo. El concepto mismo del nacionalsocialismo como "la voluntad de crear un hombre nuevo" no era posible sino en el contexto del siglo XX, como idea típicamente moderna y antitradicional. Lo mismo cabe decir de la búsqueda nazi de la extrema autonomía, la libertad radical para el pueblo alemán. Hitler llevó hasta un extremo sin precedentes el objetivo moderno de romper límites y establecer nuevas marcas. Pues en ningún otro movimiento imperó hasta tal extremo la doctrina moderna de que el hombre es la medida de todas las cosas.

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13 julio 2008

La úlcera


Pues, señor, es el caso que don Lucas, el indiano, vuelve a su pueblo a tomar pacífica posesión de la plaza. Sí, porque todos los pueblos tienen su plaza, y sólo una, de indiano. ¿Y ahora, qué? Porque una vez que uno ha hecho ya su fortuna, que el sentido de su vida ya se ha colmado, ustedes me dirán qué pinta uno en este mundo. Y esa es la clave, me parece, de esta novela: el aburrimiento. Aquí Zunzunegui ha elegido el tratamiento humorístico del asunto, con un humor a tono (a Tono, je) con el que estilaban Mihura, Jardiel o Tono. Un humor ilógico, disparatado: "travaillons sans raisoner; c´est le seul moyen de rendre la vie supportable", pone como lema, con palabras de Voltaire en el Cándido.

Lo que sorprende (y desagrada, a mí al menos) al lector es que el disparate empieza tarde. Durante la mayor parte de la narración lo que tenemos es un tono de comedia, sin mayores sorpresas. Pero en un momento dado la úlcera de don Lucas cobra vida y el indiano comienza a dialogar con ella y a tratarla como una mascota o incluso como a un nieto, en lo que es una sátira aguda de las vanidades humanas, pero que desconcierta porque no era ese el juego al que jugábamos hasta entonces. En todo caso, ya digo, está bien traída la sátira, tanto de ese aburrimiento que suele llegar en la edad tercera, que le dicen, como de la vanidad que le lleva a uno a presumir hasta de sus debilidades o sus males físicos. Pase, pues.


Nota redactada en febrero de 2005.

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11 julio 2008

Proust


A la mala costumbre de hablar de sí mismo y de los propios defectos hay que añadir, como formando bloque con ella, ese otro hábito de denunciar en los caracteres de los demás defectos análogos a los nuestros. Y se está constantemente hablando de los dichos defectos, como si fuera esto una especie de rodeo para hablar de sí mismo, en el que se juntan el placer de confesar y el de absolverse. Y es que nuestra atención, fija en lo más característico de nuestro ser, nota también esa cualidad en los demás mucho antes que las otras.


A la sombra de las muchachas en flor.

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09 julio 2008

Los cuernos de don Friolera

Lo cierto es que llega un momento en que Valle-Inclán empalaga un poco. Si, mucho virtuosismo lingüístico: se pinta solo para ofrecer un cuadro de fantoches sin alma, bueno, lo que él llama esperpento. Pero tantas páginas de esperpento acaban cansando. Una sesión de fuegos artificiales ha de durar veinte minutos a lo sumo.

Y la verdad es que todo es tan excesivo que nadie puede creerse que esto sea caricatura de una situación real, y mucho menos denuncia de una situación política concreta. Eso de que es una obra "contra las dictaduras y el militarismo" (lo dijo él mismo) sólo da cuenta de que ya por el año 30 vestía mucho, entre la clase intelectual, lo de pronunciarse contra esas cosas. Y Valle-Inclán no pasó de ser una vedette, aunque con talento, en una época en que lo del malditismo empezaba a estar demasiado visto. En definitiva, creo que lo que movía a Valle-Inclán era, como siempre, el arte más que otra cosa. Y si la toma con los militares es por esa ojeriza cursi que, como bien vio el hijo del dictador, alimentaban los intelectuales contra los uniformes.

Nota redactada en diciembre de 2007

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08 julio 2008

Tertulia de radio.

Dos contertulios mostraban escándalo (casi podía verse el dedo acusador) ante un tercero que estaba a punto de manifestarse partidario de la penalización del aborto incluso en caso de violación.

Al parecer, en el año de gracia de 2008, no basta con mirar por encima del hombro al hijo del pecado. Hay que cortarle la cabeza sin miramientos.

Yo también soy partidario del aborto en caso de violación. Del aborto del violador, claro. Que sea colgado por los compañones hasta que muera. En cuanto al fruto de su acción (y tomo prestado el argumento a los modernos anabaptistas), ya decidirá de mayor si se pone en manos de los sedadores de Leganés o decide continuar con su vida, a pesar de todo.

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07 julio 2008

Si el pecado no existe,

tampoco la virtud. En pura coherencia con sus ideas, Iván Karamazov debería dejar que condenasen a su hermano Dmitri por el parricidio que no cometió y que Iván teorizó. Por eso imagina la burla del asesino, ya muerto suicida:




-¡Me ha hecho rabiar. ¿Sabes? Con mucha habilidad, ¡mucha!: "¡La conciencia! ¿Qué es, la conciencia? Es obra mía. ¿Por qué me atormento? Por la fuerza de la costumbre. Por una costumbre universal que tiene el hombre desde hace siete mil años. Desprendámonos de esa costumbre y seremos dioses." ¡Lo ha dicho él, lo ha dicho él!
[...]
-Es él quien lo ha dicho, él, y él lo sabe: "Te dispones a cumplir un gran acto de virtud y no crees en ella, eso es lo que te irrita y te atormenta, por eso eres tan vengativo." Me lo ha dicho refiriéndose a mí. Y sabe lo que dice...

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04 julio 2008

Nos enseña Don Cógito

la Educación para la Ciudadanía de la República en guerra. Por entonces el enemigo no era la homofobia ni el neoliberalismo, sino el fascismo. Y tuvieron éxito, a despecho de la derrota por las armas, pues hoy el tal fascismo ha quedado reducido a un insulto. Por entonces era una de las muchas drogas políticas de un tiempo de crisis, y desde luego una de las que menor representación tenían en la España de la época. Pero su invocación sirvió para movilizar a medio país. No creo que los fantasmas actuales consigan otro tanto, pero las cartillas están ya en las librerías.

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03 julio 2008

Juanita la Larga


Unos tres años después de que apareciera Juanita la Larga, Ángel Ganivet definía, en Idearium español, el espíritu del senequismo: "No te dejes vencer por nada extraño a tu espíritu... "; sean cuales fueren los poderes que se levanten contra ti, "mantente de tal modo firme y erguido que al menos se pueda decir de ti que eres un hombre". No recuerdo las palabras exactas, pero esta máxima es todo menos determinista, y coincide con el propósito de Juan Valera de dar una bofetada al Naturalismo y con el carácter de Juanita, su personaje. Cordobesa como Séneca y antideterminista como Ganivet, encarna mejor que este la actitud firme y combativa que transcribíamos, pues al final el autor de Granada la bella se declaró vencido y se derrumbó, como bien sabemos. Ni las convenciones ni los prejuicios de los que mandan en su sociedad son capaces de imponerse a los firmes principios de Juanita, que resiste y vence, por más que conozca la tremenda fuerza de sus adversarios. Valera sabía bien que es más fuerte la mujer, con lo que las palabras de Séneca resultarían irónicas si no se tomara la palabra hombre en sentido genérico.

El personaje de doña Inés también es llamativo. No es una simple beata, como dice el prologuista de esta edición (Alianza), sino una mujer que no encuentra cauce para la santidad en su mundo, y trata de convertir en santa a Juanita ("si no vencí reyes moros, engendré quien los venciera") haciéndola monja. Pero sólo consigue hacer el papel de mala de la película. Triste destino que sólo la resolución de Juanita, una vez más, consigue frustrar.

Nota redactada en octubre del 2000.

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02 julio 2008

¿Qué fue de la alegría?,

porque, después de todo, es sobre lo que ha tratado fundamentalmente esta historia. Para serte sincero, el tema ha perdido para mí casi todo su interés desde que me convertí al cristianismo... Cuando nos perdemos en el bosque, ver un letrero es un asunto muy importante. El primero que lo ve grita: "¡mirad!". Toda la pandilla se reúne a su alrededor y contempla. Pero cuando hayamos encontrado la carretera y pasemos los letreros cada pocos kilómetros, no nos pararemos a mirar. Nos estimularán y agradeceremos a las autoridades que los hayan puesto, pero no nos pararemos a mirar, o no demasiado; no en esta carretera, aunque los postes fueran de plata y las letras de oro. "El año que viene en Jerusalén".

Por supuesto, no es que no me pille a menudo parándome a contemplar esos postes en los lados de la carretera o, incluso, objetos de menor importancia.


(La autobiografía espiritual de C. S. Lewis se titula Cautivado por la alegría (Surprised by joy) y estas son sus últimas líneas. Me parece un símil acertado.)

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01 julio 2008

Vida de Don Quijote y Sancho


Unamuno fue un eterno adolescente. Creo que este libro me habría encantado a los dieciséis años, como lo hizo aquella otra frase suya: "Pon en tu orden muy alta tu mira... Apunta a lo increíble". Pero ahora no puede por menos de parecerme un disparate (como tantas otras cosas de este hombre). Y tiemblo al pensar lo que sería esta filosofía llevada al campo político.

Es una apología del irracionalismo, claro. Viva don Quijote y muera el sentido común. Arriba la fe, abajo la razón. La fe de Unamuno tiene sorprendentes concomitancias con la cristiana: "Cúrate de la afección de preocuparte cómo aparezcas a los demás. Cuídate sólo de cómo aparezcas ante Dios". Podría ser una secta cristiana, de un solo miembro. Pero no es la fe católica. Ese loco que exalta Unamuno en permanente paralelismo con san Ignacio de Loyola sólo tiene sentido en el caso del santo que, antes de obedecer un mandato divino extraordinario, ha pasado mucho tiempo sujeto a lo ordinario, a la razón y al sentido común.


Nota redactada en abril de 2008.

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