01 julio 2008

Vida de Don Quijote y Sancho


Unamuno fue un eterno adolescente. Creo que este libro me habría encantado a los dieciséis años, como lo hizo aquella otra frase suya: "Pon en tu orden muy alta tu mira... Apunta a lo increíble". Pero ahora no puede por menos de parecerme un disparate (como tantas otras cosas de este hombre). Y tiemblo al pensar lo que sería esta filosofía llevada al campo político.

Es una apología del irracionalismo, claro. Viva don Quijote y muera el sentido común. Arriba la fe, abajo la razón. La fe de Unamuno tiene sorprendentes concomitancias con la cristiana: "Cúrate de la afección de preocuparte cómo aparezcas a los demás. Cuídate sólo de cómo aparezcas ante Dios". Podría ser una secta cristiana, de un solo miembro. Pero no es la fe católica. Ese loco que exalta Unamuno en permanente paralelismo con san Ignacio de Loyola sólo tiene sentido en el caso del santo que, antes de obedecer un mandato divino extraordinario, ha pasado mucho tiempo sujeto a lo ordinario, a la razón y al sentido común.


Nota redactada en abril de 2008.

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