07 julio 2008

Si el pecado no existe,

tampoco la virtud. En pura coherencia con sus ideas, Iván Karamazov debería dejar que condenasen a su hermano Dmitri por el parricidio que no cometió y que Iván teorizó. Por eso imagina la burla del asesino, ya muerto suicida:




-¡Me ha hecho rabiar. ¿Sabes? Con mucha habilidad, ¡mucha!: "¡La conciencia! ¿Qué es, la conciencia? Es obra mía. ¿Por qué me atormento? Por la fuerza de la costumbre. Por una costumbre universal que tiene el hombre desde hace siete mil años. Desprendámonos de esa costumbre y seremos dioses." ¡Lo ha dicho él, lo ha dicho él!
[...]
-Es él quien lo ha dicho, él, y él lo sabe: "Te dispones a cumplir un gran acto de virtud y no crees en ella, eso es lo que te irrita y te atormenta, por eso eres tan vengativo." Me lo ha dicho refiriéndose a mí. Y sabe lo que dice...

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