29 julio 2008

El final de los tiempos. El dolor


Presentando un libro de José María Aznar, Stanley G. Payne hablaba de nuestro tiempo como el de una "gran mutación" en el terreno de los valores y de la ética. Coincidía, supongo que sin saberlo, con José Javier Esparza en esta novela utópica, desarrollada justamente en una época que tiene como punto de partida un fenomeno conocido como la Gran Mutación. Es, por supuesto, una visión crítica de nuestro mundo, o de lo que nuestro mundo puede llegar a ser con las pautas establecidas de medio siglo a esta parte y que en España llevan camino de institucionalizarse de manera acelerada. Inversión de valores que halla su codificación en lo que se ha dado en llamar corrección política y que en esta novela (cabeza de la trilogía "El final de los tiempos") se nos muestra, con evidente ironía, depositada en manos de una Iglesia de la Solidaridad que tiene su jerarquía y sus tribunales. La novela, es claro, se alimenta de Huxley, de Orwell y de Jünger, pero también de Swift en lo que tiene de sátira. Supone también una reivindicación de lo espiritual frente al imperio de la tecnología, reivindicación que en los últimos capítulos toma la forma de "apología de la barbarie", encarnada esta en el pueblo desterrado que acoge a los dos protagonistas, pueblo de guerreros y místicos.

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