Quien no sabe de amor, viva entre fieras;
quien no ha querido bien, fieras espante;
o si es Narciso, de sí mismo amante,
retrátese en las aguas lisonjeras.
Quien en las flores de su edad primeras
se niega a amor, no es hombre, que es diamante,
pues no lo puede ser el que, ignorante,
ni vio sus burlas, ni temió sus veras.
(Soneto 135 de las Rimas humanas y divinas del Licenciado
Tomé de Burguillos, de Lope de Vega. Paso de los tercetos, que no hacen al
caso.)