28 diciembre 2008

Spirit


Nunca fui un fan de Spirit. Primero por una manía personal en cuestión de comics: no me gustaba que se mezclara lo serio y lo cómico, o sea, lo que yo solía llamar aventuras (Capitán Trueno, etc) y lo que eran historietas (Mortadelo y tal). Dibujar aventuras con rasgos caricaturescos era un fraude. De ahí que no sintonizara con Tintín, por ejemplo (qué nombre, además). El trazo expresionista de Will Eisner entraba en esa categoría de fraude. Además, ¿qué pintaba un poli norteamericano con antifaz? Eso era lo más absurdo de todo.


Pero además, tomé contacto con Spirit una tarde de domingo, de esas en que no se salía porque hacía frío. El blanco y negro del original, unido al ambiente nocturno en que se desarrollaban las historias y al citado trazo expresionista le daba a todo un cierto aire de pesadilla, que aumentaba el aire depresivo de esas tardes.


Ahora, menos dado a las parcialidades en todo, aprecio mejor el dibujo de Eisner, ciertamente expresionista pero también muy expresivo. Además puedo leer a Spirit como parodia. Pero creo que me gustan más sus historias neorrealistas, por deprimentes que sean (estas sí), que su personaje estrella. A ver qué ha hecho Frank Miller. De momento, parece que ha captado el ambiente tenebroso del original.