27 octubre 2008

También lo vio él.



... muchas personas experimentan hoy una necesidad de formas culturales, aunque al mismo tiempo sienten repulsión frente a las Iglesias. La gente barrunta una carencia en la existencia y es en eso en lo que se basa la corriente que se forma alrededor de los gnósticos, de los fundadores de sectas, de los apóstoles, los cuales pasan a desempeñar con mayor o menor éxito la función que antes representaban las Iglesias. Cabría decir que existe siempre una determinada cantidad de disposición a creer, una sed que era aplacada de modo legítimo por las Iglesias. Pero ahora, habiéndose librado de éstas, esa fuerza se adhiere al primer objeto que le sale al paso. De ahí la credulidad, la fe de carbonero del hombre moderno, que es simultáneamente un incrédulo. Ese hombre cree lo que viene escrito en el periódico, pero no cree lo que está escrito en las estrellas.

Ernst Jünger, La emboscadura

Las estrellas siempre han sido muy poéticas, y vienen de perilla para cerrar brilantemente un párrafo o un discurso. Aquí Jünger ha caído en esa trampa. Más que las estrellas, yo habría puesto "en lo más hondo de su conciencia". O algo así, vamos.