30 agosto 2023

Una pena en observación

“Solo fluye en el mundo la tristeza”, decía Dámaso Alonso, y aquí Lewis coincide con él, contemplando la tristeza como un proceso o un camino que atraviesa diversos paisajes. Lewis aprovecha cada uno de esos meandros para diseccionar ese sentimiento desde la propia experiencia.

La muerte pone a prueba todas nuestras convicciones: es fácil confiar en la resistencia de una cuerda cuando solo tiene que arrastrar una caja con poco peso en su interior, pero si se trata de quedar suspendido de ella sobre un precipicio… Es el ejemplo gráfico que resume todas las incertidumbres ante la muerte de su esposa, que Lewis explaya ante el lector en un sorprendente ejercicio de confesión pública. ¿Qué sentido tiene preguntar “dónde está ahora H. [Joy Gresham]”? ¿Está acaso en alguna parte? Pero, inevitablemente, la muerte lleva a pensar en Dios, y si uno lo hace con serenidad y superando la ofuscación causada por la pena, llega a la conclusión de que Dios es esperanza. Pero la esperanza pasa por aceptar que Dios es padre y que nosotros somos el niño que tantas veces no entiende. “El amarillo es cuadrado o redondo? Lo más probable es que la mitad de las cuestiones que planteamos, la mitad de nuestros problemas teológicos y metafísicos, sean algo por el estilo”.

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