Agustín Cerezales ha reunido una buena cantidad de escritos de su madre, junto con fotos, y ha sacado este libro que es un estupendo homenaje con motivo del centenario de Carmen Laforet. El material se acompaña con comentarios del propio Agustín, de modo que tenemos una semblanza bastante completa de doña Carmen, por supuesto desde el amor filial, con ausencia de todo dato negativo sobre su persona, ni falta que hace.
Hay dos cosas que me han gustado. La primera: no sé cómo
piensa Agustín Cerezales, pero desde
luego no carga las tintas, como suele ser habitual, en lo negro de los años de
la dictadura y tal y cual. De hecho, todo eso apenas está presente, salvo
alguna fugaz alusión a la censura. Tampoco los escritos de Carmen Laforet reflejan toma de partido, y su narrativa se centra
más en los seres humanos que en lo social. Este libro es, de hecho, bastante
ponderado en todo, sin filias y, sobre todo, sin fobias.
Lo segundo es el breve homenaje a su padre compendiado en un
pie de foto: “Periodista, crítico literario, escritor. Inteligencia, saber y
memoria enciclopédicos, sentido del humor, bondad y tolerancia: Carmen supo
elegir.” Me gusta porque don Manuel
parece siempre un poco orillado cuando se habla de la autora de Nada, y como encima se separaron hacia
1971 parece que se le quiere hacer pasar por la bruja en el cuento de una mujer
que amaba la libertad. No es más que una impresión, pero me alegro de este tan
breve como intenso homenaje en un libro que, por pudor, imagino, deja más bien
de lado las anécdotas familiares.
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