Me hizo gracia lo de Marlaska (con k) cuando empezó lo de Ceuta: dijo que serían tan firmes para defender las fronteras como lo serían contra el odio al inmigrante. Habrá que recordarle que nadie le ha investido de las sagradas órdenes. Que es ministro y no obispo. Me recuerda a aquel capellán del Alcázar de Toledo que decía a los defensores: “Tirad, pero tirad sin odio”.