Había en las estanterías de Simago, impregnados de olor a
palomitas, muchos casetes del sello Charlie, distribuidos aquí por Auvi, que
solo esperaban el oído que supiera apreciarlos, el mío, claro. De hecho me
divertí como un enano durante muchos años con el directo de estos tipos: doce
ráfagas de sonido nervioso al servicio de ese vértigo que tanto demoniza
Alfonso López Quintás como opuesto al éxtasis que toda buena
música debe causar. A lo mejor tiene razón, pero no me preocupa.
Ya he hablado aquí de Crazy Cavan y su banda: rockabilly
británico, con estética de teddy boy. Esta cinta fue mi primer contacto
con ellos, primero y decisivo. En el escenario de este Rainbow sueltan
versiones y cosas propias, como es habitual en toda banda de estas
características. De las versiones, la más curiosa es la de Ol´Black Joe,
por tratarse de una pieza del siglo XIX, de un tal Foster, un clásico
del folklore norteamericano. Constituye el principio del fin del concierto, por
decirlo así: un broche de oro que se continúa con una de las más conocidas
piezas de su autoría, My little sister´s gotta motorbike (aquí junto con la anterior), en la que Cavan
no se corta en hacer el burro imitando el sonido de la moto, que en la versión
de estudio aparece sintetizado. Y culmina con Real gone lover, original
de Fats Domino, dentro del cual incluyen la despedida, antes de que
acabe la canción con un berrido, cosa que me resultaba emocionante, ya ve
usted.
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