23 junio 2025

Imán

No es una crónica de la guerra de Marruecos, sino la traslación convincente y desgarrada de lo que uno llega a pensar y sentir cuando solo le queda matar o morir. Lo que sorprende al lector actual (a mí, vamos) es que no es una llantina antibelicista ni una exaltación patriótica, sino que Viance (el personaje que nos hace de cámara subjetiva) es más bien un nihilista que enfrenta lo inevitable con el aguante de quien echa un pulso con no se sabe quién sin pensar en la derrota. Tras el desastre de Annual, Viance echa a andar hacia un frente, luego otro y otro, con encuentros pintorescos, cual un Cabeza de Vaca sin esperanza ni ideales. Como en las memorias de éste, el escenario desértico parece propicio a la alucinación y el borrado de límites entre fantasía y realidad. Sender narra todo esto con sequedad, como si de unos apuntes se tratara (de hecho dice que se trata de unos apuntes) pero cuidando siempre, y con éxito, de no ceder en calidad y eficacia narrativa. En realidad es esta maestría la que nos hace continuar en un relato cuyas variaciones son escasas.

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