15 octubre 2021

Lo prohibido

Podría haberse titulado “El señorito y sus tres primas”, ya que se trata de la relación entre José María Bueno de Guzmán (¡!), solterón y ricachón, y las hijas de su tío, de la primera de las cuales se hace amante adúltero para pasar después a un frío desdén; de la segunda de las cuales se enamora perdidamente sin conseguir que ella le haga el menor caso, es más, cosechando solo una resistencia tan numantina como simpática; y con la tercera de las cuales mantiene una especie de relación admiración/odio, ya que no amor. Pero Galdós prefirió Lo prohibido, sin duda para reírse un poco de esa aura de romanticismo con que se trataba el adulterio en las novelas de su época. Aquí, el adulterio queda reducido a un vicio propio de señorito malcriado, y la fidelidad, encarnada en Camila, resulta tanto más simpática en tanto que José María nos ha descrito desde el principio al personaje como una mujer frívola y despendolada, y a su marido como a un triste patán. Todo esto es muy propio del autor, claro, y marca la diferencia con los franceses y los rusos, tan graves a la hora de tratar este tipo de cuestiones. José María llega a enfermar de gravedad a causa del rechazo de Camila e incluso esta enfermedad nos parece un castigo como los antiguos, de rodillas y cara a la pared, merecido por ser un chico malo, en lugar de una tragedia estilo dama de las camelias (“Traviatito” llama a José María otro de los personajes, mote que define bastante bien el tono de la novela).

Galdós ha elegido en esta ocasión la primera persona como punto de vista narrativo, y eso hace que el lector tenga que matizar los juicios que va emitiendo el protagonista, y creo que en este caso ese es otro de los factores que hacen de esta novela un dechado de humor de la mejor especie.

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