Otra vez Nueva Revista, 178. En esta ocasión, Antonio Rubio comenta el libro La guerra no tiene rostro de mujer, de Svetlana Alexievich:
…los mandos militares exigían a las mujeres que no se compadecieran del
enemigo. Por el contrario, deberían esforzarse por odiarlo. Pero, como bien
recuerda la autora, odiar y matar no es propio de mujeres.
Las que acababan entrando en esa terrible dinámica tuvieron que hacerse
violencia a sí mismas, y se convirtieron en mitad ser humano y mitad animal.
Pienso en las que abortan. Si esa mitad humana acaba
predominando, se suicidan o cambian de vida en sentido cristiano;
si predomina la mitad animal, se hacen militantes feministas, cuyo destino no
es mucho mejor que el de las suicidas.