La realidad virtual de don Quijote he dado como
título, y si ese título ha llevado a alguien a pensar en algo relacionado con
las nuevas tecnologías, voy a decepcionarle. No se trata de mostrar cómo tratan
a don Quijote las redes de información, o de ofrecer una lista de sitios web
que se ocupan de Cervantes y de su personaje. Creo que de todo eso
andamos ya saturados en lo que va de este año 2005 en que conmemoramos el
centenario y tal vez todo esto del Quijote empiece a cansarnos a fuerza de
frivolizar sobre el tema: concursos, exposiciones, tebeos de Mortadelo,
videojuegos quizá, todo muy vistoso y muy loable en parte, pero acaso un tanto
superficial y, a la postre, alejado de lo que es en sí la obra.
No. Con lo de la "realidad virtual" quiero
referirme a esa que don Quijote se creyó, la que habitaba y era su elemento,
hasta el punto de que murió al salir de ella, como el pez fuera del agua. Y soy
consciente de que esa expresión, realidad virtual, es contradictoria en
sus términos: si algo es real no es virtual y viceversa. Mundo virtual
sería quizá más aceptable, pero lo otro se ha impuesto y por eso quiero
utilizarlo aquí, aunque sea con algo de ironía.
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