A Hammett se le ha considerado maestro de muchas
cosas, pero no sé si alguien habrá reparado en su condición de humorista
eminente. Un humor especial, humor negro, por supuesto. Se ha hablado de la
denuncia social implícita en sus obras. Pero tal vez si Hammett no
hubiese sido simpatizante socialista este aspecto se habría hecho notar menos.
Si hay denuncia, se manifiesta sobre todo a través del humor. Pero el humor
está más bien al servicio, creo, de un afán esperpéntico. Hammett tiene
ribetes quevedescos o valleinclanescos, a pesar de que todo lo que ocurre en
sus historias es perfectamente serio. No hay personajes disparatados,
cómicos, ni estamos ante un espejo cóncavo, pero sí ante un ingrediente que se
hace notar.
No, no creo que se trate de obras de denuncia. El detective
protagonista, que es superior a todos los demás personajes con quienes se
encuentra, y que lo sabe, los hace objeto de una mirada despectiva a veces,
compasiva otras. Es la mirada del propio autor, que conoce a fondo la miseria
humana y que se sabe también superior, no porque esté libre de pecado, sino
porque conoce muy bien lo que hay. Y quisiera hacer algo por remediarlo, pero
no sabe cómo. Todo lo que puede hacer es trasplantar a la literatura su
desilusión. Pero una cosa se agradece, y es el rayo de esperanza que supone su
personaje. El detective de la Continental no tiene tampoco la solución, no se
presenta como un Quijote deshacedor de entuertos. Pero es un hombre moralmente
íntegro que realiza su trabajo con toda la limpieza que le permite el entorno
viciado en que se mueve. Quizá tan desencantado como su creador, ha renunciado
a plantearse grandes cuestiones o a planteárselas a nadie. Pero sabe que, si al
menos él actúa rectamente, habrá un sinvergüenza menos. ¿Es este el mensaje
implícito? Quizá su autor no fuera consciente de ello, pero eso importa poco.
Lo que importa es que esa visión desolada del mundo, mezcla de crueldad y
conmiseración, no sirve, como en otros, de excusa para desterrar totalmente la
posibilidad de la honradez. Brindo por Hammett.
Julio 1993
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