24 noviembre 2012

Semillas del Reich

... hay un tercera cosa que me gusta incluso menos que las otras dos. No es el comunista, al atacar a la familia, ni el capitalista, al traicionarla; es la vasta y asombrosa visión del hitleriano al defender a la familia. Hitler defiende la independencia de la familia haciendo que toda familia dependa de él y de su Estado semi-socialista; y preserva la autoridad de los padres dictando autoritariamente a los padres lo que tienen que hacer. Su idea de mantener sagrada la dignidad de la vida doméstica es emitiendo órdenes perentorias al efecto de que el abuelo se levante a las cinco para hacer ejercicios con mancuernas, o que la abuela camine veinte millas hasta un campamento donde le darán una bandera con la cruz gamada. O sea que interfiere en la familia mucho más que los bolcheviques, y lo hace en nombre de la sacralidad de la familia. No anima más que las otras dos manifestaciones sociales, pero por lo menos es más entretenido. 

G. K. Chesterton, "Tres enemigos de la familia", en La cosa y otros artículos de fe 

Sin mancuernas, sin cruces gamadas y sin apelaciones a la sacralidad de la familia, pero me suena.

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