Tal
vez. Hay gente muy tolerante con el vecino, a la que no le importa que el vecino
se despeñe con tal de que lo haga lejos. El amor al prójimo exige con
frecuencia ser intolerante. Hay una premisa indiscutida según la cual quien se
opone al gaymonio es porque odia a los homosexuales (homofobia, le dicen). Y es
justo al revés. El gaymonio es la mayor burla que se ha hecho jamás de estas
personas. En el fondo, sus partidarios gozan perversamente viéndoles hacer su
parodia de matrimonio, sus monerías, como un Nerón desde su palco o como el
público de aquel Concierto de San Ovidio de Buero Vallejo donde
unos ciegos tocaban con orejas de burro y las partituras al revés.
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