13 noviembre 2012

Esas formas

Absorto, Müller empezó a hurgarse la nariz. Eso lo tuvo ocupado durante unos segundos, después de los cuales se examinó el pulgar y el índice y luego se los limpió en las cortinas de Nebe. Era, pensé, un mal augurio de la nueva Alemania de la que había estado hablando. 

En Philip Kerr, Réquiem alemán 

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