... Nadie había querido una guerra, sino sus
resultados, sus consecuencias. Los sublevados, la destrucción de la república,
el establecimiento de un régimen bastante vago, pero que ya se iría perfilando.
Los partidos del Frente Popular y los sindicatos, la gran ocasión para acabar
con la República "burguesa" --aunque se conservara el sustantivo--,
con las libertades "formales", para realizar la ansiada
"revolución social". Un detalle mínimo, pero significativo, es que la
calle del Príncipe de Vergara, en Madrid, se rebautizó durante la guerra (acaso
creían que se trataba de un príncipe "de la sangre" y no de
Espartero, el ídolo de los liberales del siglo XIX, el vencedor de los carlistas,
que ahora estaban del otro lado); pero lo interesante es que se llamó
"Avenida del 18 de julio", es decir, que esta fecha siniestra se
celebraba también en el campo republicano.
Julián Marías, Una
vida presente. Memorias I.
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