Asunto concluido. Por fin sabemos por qué el PP nos está
decepcionando. Como todo el mundo sabe, el Partido Popular es la longa manus
del Vaticano en España, pero ¡ah!, se han infiltrado agentes de Caos (o de
Spectra, si les parece). Todo es cuestión de echarles y poner a los buenos.
Me hace gracia este modo de discurrir de cierta derecha
sociológica, que creí enterrado en el Valle de los Caídos. Y que conste que
Franco me cae muy bien. (Hay muchos que se creen en la obligación de disculparse
cuando tienen que hablar más o menos bien de Franco. Yo hago lo contrario, por
amor al disenso y odio a la corrección política). ¿Por qué Zapatero hace tales
y cuales tropelías? Es masón. ¿Por qué Rajoy no hace lo contrario? También
pertenece a la Venerable Orden.
Es un modo de discurrir que entraña cierta pereza, porque te
libra de hacer análisis sociopoliticoculturales y porque permite sacudirse
responsabilidades, digamos, por ejemplo, hasta qué punto el que los
cristianos nos hayamos estado rascando el vello púbico ha permitido que los
laicistas escalaran más y más posiciones de poder.
No necesitamos masonerías para explicarnos que los políticos
del PP no son más que una muestra de la sociedad española; una sociedad que ha
sido moldeada, como la occidental en general, conforme a unos patrones que
tienen poco que ver con lo que dispuso el Concilio de Trento, ni siquiera el
Vaticano II. Que lo que digirieron del SEU y de la OJE se reduce a unas
consignas vacías que sirvieron más que nada para hacer gracietas. Invocad a mayo
del 68 en lugar de a la masonería y quedaréis mejor, siempre que entendamos que
mayo del 68 no es más que el precipitado de una compleja red de fenómenos
culturales cuya última expresión, y la más deleznable, son esas otras consignas
del "nosotras parimos nosotras decidimos" y "si se quieren por
qué no van a casarse". La Venerable Orden pudo tener algo que ver, pero
sería solo una anécdota en esa historia. O sea, un poco de seriedad, que ya
somos unos hombrecitos.