07 febrero 2008

Ancho mar de los Sargazos


No se menciona para nada el mar de los Sargazos en esta novela, así que me quedo sin saber si se trata del que rodea a las Antillas francesas, y entonces no es el Caribe. Consultaremos un atlas. Ha sido una nueva experiencia leer una novela ambientada en estos pagos, de cuyas vicisitudes no tenía noticia. Y me hubiera gustado no saber de antemano que se trataba de una recreación de la loca de Thornfield, de Jane Eyre, para irlo descubriendo poco a poco; así, el final habría sido más impactante.


La impresión que deja este relato es la de una visión borrosa. El estilo es exquisito, muy inglés en lo comedido y elegante; pero me da la sensación de no haber captado muchos soreentendidos en la relación entre Rochester y Antoinette, y en lo que se refiere a Christophine, la misteriosa criada martiniqueña. Hay algo de magia en el ambiente, a tono con las prácticas vudú de aquellas tierras, y el destino de Antoinette parece marcado como por una maldición. Christophine tiene sobre ella una rara influencia, un extraño afán de posesión, que tiene sin duda mucho que ver con el fracaso del matrimonio. Pero Rochester admite también cierto egoísmo en su comportamiento. Todo ello, unido al triste destino de la madre, puede explicar la locura, pero nos damos cuenta de que en cierto modo todo el mundo daba ya por abocada a la locura a Antoinette, y ella, de carácter débil, no pudo sobreponerse a la presión. Todo el mundo ha jugado con ella hasta el punto de atrofiarle la personalidad. Es una víctima de una serie de intereses y de ambiciones, y si es otra cosa, lo siento (repito), no he podido verlo.


Nota redactada en octubre del 2000. Por cierto: la autora es Jean Rhys.